Luis Velázquez/ Barandal
Veracruz.- ESCALERAS: El ciudadano sencillo y común se pregunta si algún día será diferente para las mujeres. También se pregunta “cuántos caminos debe recorrer” (Bob Dylan) la población femenina para vivir en paz sin el temor a un secuestro y el miedo a un asesinato cuando hacia el día número 231 de gobierno de Veracruz un total de 136 mujeres han sido asesinadas.
Y más cuando en cada nuevo amanecer la autoridad
sigue comulgando con los muertos y mientras todos los pueblos están desolados,
el largo y extenso túnel de la desventura parece interminable.
Y, lo peor, con la saña y la barbarie como vaso
comunicante…, como si de plano, los hombres odiaran tanto a las mujeres. El
club de Tobi, en una nueva expresión sórdida y sombría en el siglo XXI.
PASAMANOS: En Coatzacoalcos, por ejemplo, la bailarina del
antro, “La Katrina”, Daniela Isabel Sánchez, de 22 años, fue rociada
con gasolina por 4 malandros cuando luego de llegar a cobrar la cuota y la caja
del bar estaba vacía en automático enfurecieron y sedientos de venganza
prendieron fuego a la chica y le dispararon en una orgía de sangre y fiesta de
las balas.
Fue el martes 16 de julio hacia las diez de la
noche en el bar ubicado en la colonia Palma Sola.
A las diez y media de la noche, el bar parecía
el camposanto a medianoche. Sin clientes. Vacío. Cerrado.
El sicariato y las extorsiones como pan nuestro
de cada día en el sur de Veracruz, el peor infierno de la entidad jarocha.
CORREDORES: En Minatitlán, colonia Insurgentes, calle Dante
Delgado Rannauro, un ama de casa, Sujeydy Caballero Ramírez, de 37 años de
edad, madre de dos hijos, con 6 meses de embarazo, vendía aguas frescas de
sabores en una avenida.
Entonces, pasaron unos malandros en un coche de
lujo y simple y llanamente, se detuvieron y se la llevaron.
A finales del mes de abril, su hermana, Nallely
Caballero Ramírez, también fue secuestrada, y su señora madre, Rubicelia
Ramírez, de 57 años, evangélica, extendió la mano a sus hermanos de religión y
le prestaron para pagar el rescate.
Ahora, con el nuevo plagio familiar, según
describe el cronista Ignacio Carvajal, la madre se fue a la resistencia
pacífica y aglutinó a un montón de inconformes, sobre todo mujeres, y con
palos, ramas, cuerdas, llantas y piedras, bloquearon la carretera de Acayucan a
Villahermosa.
Unos hermanos evangélicos enmascarados
blandiendo machetes y palos.”Por favor, regresen a mi hija, ya no tenemos
dinero. Somos hijos de Dios. Ella sabe de la Palabra. No les vamos a
tener rencor. Los perdonamos. Pero por favor regresen bien a Sugeydy, sus dos
hijos la esperan”.
Sugeydy regresó a casa luego de conocer el
infierno.
BALCONES: Durante 4 horas bloquearon la vialidad. Los
inconformes acordaron con la autoridad levantar la protestar y regresar a casa
a seguir rezando, incluso, pidiendo a su dios el perdón para los
secuestradores.
Unos plagiarios, 4 en total, rociaron el cuerpo
de una mujer de 22 años de gasolina y le prendieron fuego.
Otros malandros secuestraron a la segunda hija
de una mujer en Minatitlán, vendedora de aguas frescas en la avenida.
Es la barbarie. El rincón más sórdido y
siniestro de la saña. Y el más siniestro porque es hijo, primero, de la
inseguridad, y luego enseguida, de la impunidad.
Si la secretaría de Seguridad Pública y la
Fiscalía hicieran respetar el Estado de Derecho, ninguna de tales atrocidades
pasaría. Ninguna. Absolutamente ninguna. Los malandros, dueños del día y de la
noche.