Luis Velázquez | El Piñero
07 de agosto de 2021
EMBARCADERO: Las mujeres siempre han impuesto la moda y el estilo… Su identidad ha trascendido, incluso, fronteras nacionales… Unas veces por la figura delgada y otras por el vestuario, la joyería, las zapatillas y botas, los perfumes, la forma de ser y estar y pensar y actuar y proyectarse… Siempre, “haciendo camino al andar”… Entre otras, las siguientes… Mexicanas, por ejemplo: Salma Hayek, con el bamboleo de sus caderas cuando camina y que en sus películas siempre las enfocan… Belinda, con su rostro angelical, piel de ébano, diría el cronista Ignacio Carvajal…
ROMPEOLAS: Bárbara Mori, con una sensualidad insólita… Julissa, por su candidez en su forma de mirar y ser y hablar… Ofelia Medina, su discreta sensualidad que avasalla… Edith Márquez, por la fascinante serenidad con que se manifiesta, segura, dominando la escena… Meche Carreño, morenita morenita, pero deseada y deseable…Norteamericanas y europeas, entre otras… Jacqueline Kennedy, con la elegancia, prosapia y abolengo con que se expresaba… Siempre delgadita, sin llegar a la flacura… Silvia Krystell, con la exuberante sensualidad en todas sus películas, cargadas de erotismo… Jacqueline Bisset, deslumbrantemente atractiva, serena, reposada, dueña del mundo…
ARRECIFES: Julia Robert, con la gigantesca sonrisa doble sandía y la fresca naturalidad que transmite… Sharon Stone, inolvidable desde aquella escena en la película “Bajos instintos”, donde comparece ante el cuerpo policiaco sin ropa interior y entreabre las piernas y se muestra y deja perplejos a todos… Catherine Deneuve, fascinante desde el filme “Bella del día”, en la más esplendorosa atracción sexual… Juliette Binocho, cien por ciento sensual, prudente como una gatita, calculadora como un águila, volcánica como una pantera…
ESCOLLERAS: Marina Vack, la nueva estrella del cine francés, a la altura, digamos, y entre otras, de Catherine Denueve y Juliette Binoche, con una carga erótica sin paralelo, flacucha, y con una mirada impregnada de misterio y soledad, ojos como cuchillo filoso… Jennifer Aniston, tierna, inmensamente tierna, fina y elegante, como una palomita… Demi Moore, bellísima, excitante, el sueño erótico de todo ser humano… Nicole Kidman, una mujer para la contemplación mística… Cameron Díaz, uno de los rostros más hermosos y bonitos del cine, repleta de sensualidad… La mayoría de todas ellas, delgadas y sensuales, jóvenes, famosas y bellas… Coquetas y discretas… Muchas, influyentes en sus naciones, además de la moda impuesta, en la vida pública con un activismo social inusitado…
PLAZOLETA: En cada época, los jóvenes han colgado posters de todas ellas en sus recámaras de solteros y departamentos estudiantiles… Incluso, hay quienes tienen fotos de ellas en sus carteras como si fuera, por ejemplo, una estampita de la Virgen de Guadalupe o de san Judas Tadeo… En el siglo pasado, en Veracruz, en el prostíbulo “La escondida”, el más famoso en la historia jarocha, un marino llegó a medianoche, pidió una botella de licor, se tomó la mitad, él solito, sentado en su mesa, y mirando la foto de Jacqueline Kennedy, su amor imposible, y de pronto, ¡zas!, sacó una pistola y se pegó un tiro en la boca llorando por aquella utopía inalcanzable pues soñaba demasiado alto…
PALMERAS: En el otro lado de la cancha, mujeres bonitas, guapas, hermosas, atractivas, sensuales, compañeras del salón de clase y la oficina, el trabajo, el taller, el partido político, conocidas en el restaurante y el café, quizá hasta en misa dominical del mediodía, pero también, inaccesibles… El único consuelo es mirarlas y admirarlas desde lejos y como el poema de Juan José Tablada, sentado en una mesa del café en la Quinta Avenida, de Nueva York, “tan cerca de mis ojos y tan lejos de mi vida”…