Luis Velázquez | El Piñero
25 de agosto de 2021
UNO. Mujeres satanizadas
El aborto ya fue despenalizado en Veracruz. Por ley, caray, la mujer ya es dueña de su cuerpo y su destino. Pero a las mujeres, digamos, abortistas, todavía las siguen crucificando en las redes sociales y hasta las exhiben como criminales.
Muchos años, entonces, pasarán para que “las buenas conciencias” entiendan la legítima facultad de cada mujer para vivir su vida, sin presiones sociales, digamos, las elites eclesiásticas y las asociaciones religiosas.
DOS. Anteponen fe religiosa
La LXV Legislatura retiró la penalización al aborto. Pero muchos médicos todavía siguen convocando su fe religiosa y se niegan a atender a una chica en trance.
Incluso, con todo y tener el visto bueno de los padres y los suegros y la familia.
Entonces, todavía hay por delante un largo y extenso y sinuoso túnel lleno de espinas y cardos donde ninguna lucecita alumbra la oscuridad social.
Y en contraparte, ni modo, las comadronas seguirán atendiendo a las chicas embarazadas y Veracruz conservará el primer lugar nacional en abortos clandestinos.
TRES. Libertad humana
El Congreso cumplió con la tarea legislativa. Pero al mismo tiempo, quizá corresponde a las ONG, fundaciones, activistas, feministas, cuerpos médicos, escuelas y facultades de Medicina, medios, lanzar una campaña cívica para dejar de satanizar a las mujeres que decidan abortar.
Más, considerando que nadie ha de ser juez de los demás. Ni menos, imponer forma de vida y de pensar y de actuar y reaccionar.
Por encima de los atavíos, filias y fobias están, primero, la libertad humana, y segundo, la dignidad personal.
CUATRO. Achicharrarse en el infierno
Durante muchos años las tribus eclesiásticas han pasado amenazando a las mujeres que si abortan se achicharrarán en el infierno y serán enviadas al rincón más arrinconado del averno.
Es más, en el segundo tramo del siglo anterior, cuando el gobernador de Guerrero, parece, Ángel Heladio Aguirre Rivero, envió iniciativa de ley al Congreso para despenalizar el aborto, la iglesia lo amenazó con la excomunión y luego enseguida, de inmediato, en automático, el revire, temeroso de ser condenado al infierno.
CINCO. Dios contra el aborto…
Se trata de una lucha milenaria, histórica, bíblica y legendaria.
Según los ministros de Dios, el Ser Superior está en desacuerdo con el aborto. También en contra del matrimonio igualitario. Y en contra de que la comunidad sexual en pareja adopte niños.
Y aun cuando la LXV Legislatura despenalizó el aborto, las ataduras sociales están vigentes, más, en un pueblo católico y apostólico, creyente de que las personas buenas se irán al cielo y las malas al infierno.
Y entre las malas con pecado mortal están las mujeres, y/o en todo caso, las parejas abortistas.
SEIS. Tiempo oscuro y sombrío
La primera entidad geográfica del país en despenalizar el aborto fue la Ciudad de México, Marcelo Ebrard Casaubon como jefe de Gobierno.
Al momento apenas hay cuatro estados del país con la misma tendencia, entre ellos, claro, Veracruz.
Pero tantos siglos de conquista religiosa, médica y social donde los abortistas eran, y son todavía, satanizados, recuerda el tiempo más oscuro, sombrío, sórdido, en la historia.
Más, caray, cuando la iglesia ha perdonado a cientos, miles quizá, de sacerdotes pedófilos, al grado que las finanzas del Vaticano han sido sangradas para indemnizar a las víctimas.
Insólito, el curita pederasta, Marcial Maciel, fue condenado por los Papas Juan Pablo Segundo y Benedicto XVI a vivir el resto de sus días en un monasterio que para purificarse en vez de someterse a proceso penal.