Luis Velázquez Escenarios
Veracruz.- 31 de octubre de 2017
Uno. Las pinturas de “El faunito”
En el rancho “El faunito” (ubicado en Fortín de la Flores y que el gobierno azul de Veracruz embargó a Javier Duarte, su propietario, pero que estaba a nombre de otra persona) la yunicidad descubrió unos veinte cuadros pictóricos, entre ellos, se afirma, de Diego Rivera y Botero, aquel que, como José Luis Cuevas, solía dibujar personas gordas y gordas en exceso, al grado de la deformidad.
Así, y observando la normatividad, la Fiscalía entregó la veintena de cuadros a la Procuraduría General de la República, PGR, con copia al Instituto Nacional de Bellas Artes, INBA, de la Ciudad de México, para que con sus expertos revisaran uno por uno para determinar si son originales.
La lujosa hacienda de Karime Macías y Javier Duarte, adquirida con recursos públicos, fue embargada por Miguel Ángel Yunes Linares el primer día de su bienio y anunciada de inmediato como parte de una serie de acciones contempladas para que los políticos pillos y ladrones del sexenio anterior devolvieran lo robado, listos, además, para ser sometidos a una denuncia penal camino a la cárcel.
Desde entonces, hace once meses y cuando estamos a unos días del primer informe del gobierno azul, ni la PGR ni tampoco el INBA han tenido espacio y tiempo para determinar si la veintena de cuadros son originales, y/o en todo caso, reproducciones o imitaciones.
Dos. Trastupije cultural
El pueblo de Veracruz desearía, por ejemplo, que los veinte cuadros fueran expuestos en la galería principal del Instituto de Cultura y luego un recorrido pictórico por las llamadas Casas de Cultura en las cabeceras municipales para conocer “en vivo y directo” el grado de corrupción a que llegaron los duartistas en el sexenio anterior.
Incluso, si los cuadros de Diego Rivera y Botero, por ejemplo, fueran chavas, el morbo jarocho exigiría que también fueran exhibidos, y más porque de ser así ninguna duda existiría de que Duarte habría pagado cantidades millonarias ex profeso, consciente y seguro de la usurpación, y al mismo tiempo, quedándose con las ganancias.
Habría de recordar que en su sexenio, Agustín Acosta Lagunes, 1980/1986, los intelectuales de Veracruz armaron un escándalo cuando trascendiera la adquisición de un montón de cuadros de famosos, entre ellos, Diego Rivera, y sólo se apaciguaran cuando fueron entregados como patrimonio histórico al museo regional de Río Blanco, parece.
Sería, entonces, justicia divina.
Y si son originales, ni hablar, al patrimonio cultural de Veracruz.
Tres. El Fiscal, muy ocupado…
Se entendería que el Fiscal está ocupado con las cien denuncias penales en contra de igual número de duartistas…
Y con la gran denuncia penal en contra de Karime Macías, su padre, el litigante “Tony” Macías, y sus 8 familiares que usufructuaron cargos públicos, presupuestos y negocios en el duartazgo…
Y con la solicitud de desafuero de los diputados federales, Tarek Abdalá y Alberto Silva Ramos…
Y con la denuncia penal en contra del exgobernador de 40 días, Flavino Ríos Alvarado, por el presunto desvío de 2,500 millones de pesos de las participaciones federales del mes de diciembre de 2016 que le fueron anticipadas por la secretaría de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso titular…, para ocuparse, digamos, de la veintena de cuadros confiscados en el rancho “El faunito”.
Pero así como la casita en la avenida Salmón en el fraccionamiento “Costa de Oro”, de Boca del Río, embargada a la Barbie Dominga Xóchilt Tress, ex directora de Espacios Educativos en el sexenio anterior, está abandonada, sin, digamos, un anuncito de que está en venta, la veintena de cuadros puede quedar en el archivo muerte y olvidarse con la inercia burocrática.
Cuatro. El museo de la corrupción
La población esperaría un gesto mínimo y básico, como por ejemplo, detallar, primero, la identidad de los cuadros, y segundo, el costo aproximado, y tercero, publicar en las redes sociales, el facebook live y el Periscope las fotografías de todos y cada uno.
El experimento ya fue elaborado con la relación en Internet de los bienes embargados a Duarte y Karime y compañía, entre ellos, el avión y el helicóptero que el diputado federal, Édgar Spinoso Carrera, devolviera, para, y por lo pronto, “llevar la vida en paz”, sin sobresaltos de una denuncia penal y el confinamiento en el penal de Pacho Viejo.
Y así como fue creada una Fiscalía para los Desaparecidos (que como dijera su titular, Eduardo Coronel junior, “desaparecidos están”)…
Y también una Fiscalía para combatir el maltrato a los animales…
Y otra Fiscalía para combatir a los malandros (como en Coatzacoalcos cuyo titular salió aliado de un malandro), quizá sería saludable y estratégico una Fiscalía de la Cultura para la entrega de la veintena de cuadros pictóricos a la población.
Incluso, hasta podría servir para crear y recrear un museo llamado “El museo de la corrupción”, y que bien pudiera establecerse en Tlacotalpan en la otra mansión incautada a Javier Duarte, y en donde también exhibiera la lancha italiana de nueve millones de pesos comprada con recursos oficiales y en donde “el gordito” preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México solía desembarcar para los pachangones con sus amigos, socios, aliados, cómplices y prestanombres, Moisés Mansur Cisneyros, Franky García y Jaime Porres.