- Con los guantes puestos
EscenariosLuis Velázquez
Veracruz.- Uno. Gladiador jarocho
No hay un político en Veracruz, ni en México, que empequeñezca a Miguel Ángel Yunes Linares.
En el último fuego cruzado, y que ha sido con su exprimo, Héctor Yunes Landa, cambió su estrategia y ha optado por ignorarlo para que siga gritando, pero en el desierto.
Finalmente, Yunes uno es gobernador y Yunes dos senador y, en todo caso, uno está por encima del otro.
Pero antes, mucho antes, se ha puesto los guantes con “el más pintado” y ha salido airoso.
Y, por eso mismo, sólo un temblor político podría, digamos, empinar su derrota el año entrante cuando lance a su hijo, el primogénito, de candidato de la alianza PAN y PRD al trono imperial y faraónico y que él usufructuará únicamente dos años, los mismos dos años que gobernó Fernando Gutiérrez Barrios.
Pero que en el siglo pasado también ejercieran el poder por dos años Fernando Casas Alemán (1939), Guillermo Rebolledo (1935), Abel S. Rodríguez (1927), Antonio Nava (1923) y Armando Deschamps (1919), entre otros.
Vida turbulenta y huracanada (genes son genes y vísceras vísceras dice uno de sus amigos) nadie lo hace pequeño.
Por ejemplo:
Se enfrentó a Roberto Madrazo Pintado como presidente del CEN del PRI, de quien fue director jurídico, y salió para adelante.
Se alió un tiempecito con la profe Elba Esther Gordillo, la política presa de Enrique Peña Nieto, y fue su cabildero en el Congreso de la Unión, y luego se deslindó, y cuando ella terminara odiándolo, nunca lo descarriló.
Y menos ahora.
Fue amigo de Rafael Moreno Valle en aquel tiempo elbista donde también andaban Roberto Campa Cifrián y Tomás Ruiz González, y nunca lo pudo socavar en su tiempo de gobernador de Puebla y ahora de precandidato panista a la presidencia de la república, y ha salido airoso.
Más todavía: hacia 1999 renunció al PRI luego de 26 años de militancia roja, y en el PAN chambeó al lado de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón, los primeros presidentes panistas de la historia, y nunca fue derrotado.
Es más, en el PAN le fue y ha ido mejor, porque si en 1999 las elites priistas lo descarrilaron como precandidato, inminente candidato priista que era a la gubernatura, con las siglas del PAN llegó a la gubernatura.
Nada, entonces, lo arredra ni desmoraliza ni tumba.
Yunes Linares crece y los otros disminuyen.
Y ahora sólo tiene una razón de ser para vivir, como es heredar el poder gubernamental, y por seis años, a su hijo, teniendo ya al otro hijo, Fernando, como presidente municipal electo de Veracruz.
Dos. Los amigos que fueron
La adversidad, escribió el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en su libro “Todo aquello que nos une”… “es una cuestión que me impulsa a seguir adelante”.
También a Yunes Linares.
Lector contumaz, orador incendiario, boxeador político de primera, fajador de cantina partidista, el Yunes azul (igual quizá que los Yunes, unos más y otro menos) se ha ultra contra posicionado, desde Veracruz, en el foro nacional.
A estas alturas, diez meses y 5 días después, ha encarcelado a once duartistas, empezando por Javier Duarte, y tiene en la mira, razón de Estado jarocho, a Karime Macías, a sus padres, a 8 familiares y a cien duartistas más.
También ha advertido a Andrés Manuel López Obrador, el favorito de la encuesta presidencial de Los Pinos, que le tiene un expediente negro que estremecerá al país.
Ningún otro gobernador panista, priista o perredista, anexos, conexos y similares, ha flotado tanto y con tanto éxito político y mediático como el Yunes azul.
Muchas rupturas en el camino político, como cacarean sus adversarios. Muchos cadáveres de amigos, enemigos y fantasmas, como dicen.
Pero aun cuando luego de su derrota como candidato a gobernador en el año 2010, finales del Felipismo, se mantuvo alejado de los escenarios públicos y hasta se acercó al abismo, volvió a levantarse, y como los caballos desbocados, con más fuego.
Tanto que, al momento, ha encarcelado a tres ex gobernadores, como son Dante Delgado, Flavino Ríos Alvarado y Javier Duarte.
Y todavía sueña con la llamada “joya de la corona” como es Fidel Herrera Beltrán, el jefe de jefes, a quien acusara (acaso sin pruebas) de que era el Zeta Uno, su antiguo amigo, compañero, aliado y cómplice en aventuras archivadas.
Tres. Con los guantes puestos
La pelea política, social y electoral de su vida apenas se dará el año entrante.
Y más por lo siguiente:
En el carril, luchando por su hijo, se topará con los senadores Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa y “El peje”, a través de su diputado federal, Cuitláhuac García.
Más aún:
Será el primer caso en la historia nacional, luego de Plutarco Elías Calles en la década de los 20 del siglo pasado, que lance a un hijo como candidato a la silla embrujada del palacio para transferirle la estafeta.
Cierto, en Oaxaca, el priista José Murat Casab (su contemporáneo) tiene a su hijo Alejandro de mandatario.
Pero Murat dejó pasar dos periodos constitucionales (de Ulises Ruiz a Gabino Cué) para lanzar a su hijo.
Y en el caso, es luego enseguida.
Por eso, desde antes de tomar posesión, Yunes Linares envió al primogénito al ruedo político, por ejemplo, cuando la toma de los alcaldes del PRD y PAN del palacio de gobierno de Xalapa en contra de Javier Duarte.
Por eso mismo, varios secretarios del gabinete legal tienen el sello del primogénito.
Y en la elección de los candidatos a presidentes municipales de este año, el primogénito caminó y caminó y caminó Veracruz estableciendo alianzas y pactos con los elegidos de cara al futuro inmediato.
Y a estas alturas ha de tener palomeando a varios candidatos, quizá a un montón, a diputados locales y federales y hasta para senadores de la república.
Y es que la lucha electoral implica trabajar la plaza con suficiente tiempo.
Mal que los otros partidos políticos estén reaccionando de manera tardía.
En MORENA, por ejemplo, a principios de semana, Cuitláhuac García fue destapado, aun cuando en el imaginario colectivo ya figuraba.
Y en el PRI, siguen esperando, como en los mejores tiempos, el dedazo presidencial.
El Yunes azul pareciera ir muy por delante, aun cuando, dice un priista, a quien se destapa primero le puede dar una pulmonía.
A Yunes Linares, sin embargo, nadie ni nada lo empequeñece, y como en su caso, tiene razón poderosa, poderosísima (heredar el cargo al hijo mayor) para seguir “con los guantes puestos”.
¡Ay de los otros si continúan dormitados “en sus laureles”!