Luis Velázquez /Escenarios
Veracruz,.17 de abril de 2017.- Uno. Nadie escarmienta en cabeza.- Está claro: ningún político escarmienta en cabeza propia. Ha de vivir (y padecer) la corrupción. Desde el ex director de la Conagua (David Korenfeld Federman) hasta el ex secretario de Gobierno de Oaxaca (Alejandro Avilés) cesados por el uso privado de un helicóptero oficial. Solo el titular de la SIOP (Julen Rementería) se salvó. Claro, andaba en proselitismo electoral por su partido, el PAN.
Pero el mal es viejo. Por ejemplo, en el duartazgo, Jorge Carvallo (secretario de Desarrollo Social y secretario particular del góber prófugo de la justicia) usaba el helicóptero oficial para trasladarse de Xalapa a Veracruz y llegar a tiempo al juego de los Tiburones Rojos.
Y todavía con invitados.
Y Érick lagos (subsecretario y secretario General de Gobierno y secretario particular de Duarte) lo usaba para viajar a Isla, su tierra natal, de visita de fin de semana.
Y Karime Macías usaba el avión oficial cada quince días para viajar a la Ciudad de México para darse manicure y pedicure y un retoque de belleza plástica.
Y Duarte para viajar con sus compinches (Érick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota, Édgar Spinoso y Alberto Silva) al otro lado del país solo para comer en Cancún, Puerto Vallarta y Acapulco.
En Morelos, el gobernador panista, Sergio Estrada Cajigal, usaba la nave aérea con “intención lasciva”, a tal grado que le llamaban “el helicóptero del amor”, lo mismito que según unas barbies solía hacer Fidel Herrera Beltrán.
Cada quien en su filosofía anticorrupción, Enrique Peña Nieto cesó a su amigo como director de la CONAGO porque utilizaba el helicóptero federal para unas vacaciones con la familia.
Y el viernes 14 de abril, el gobernador de Oaxaca, el junior Alejandro Murat Hinojosa, corrió a su secretario General de gobierno, Alejandro Avilés Álvarez, porque prestó el helicóptero a su hijo y a cuatro amiguitos para vacacionar en Puerto Escondido.
Y de paso, despidió al coordinador de Transportes Aéreos del hangar Oficial, José Álvarez Romo de Vivar, por autorizar el vuelo.
La corrupción, dice la revista Foreign Affairs, es un asunto cultural y moral.
Julen Rementería del Puerto, secretario de Infraestructura y Obra Pública de la Yunicidad, precandidato (desde ahora) a la senaduría 2018, viajó al norte de Veracruz en el helicóptero oficial para hacer precampaña electoral para las municipales y solo dijo que hubo mala interpretación y sigue en el cargo tan campante.
Solo faltó que de igual manera como el góber azul ha “tirado su espada en prenda” por los secretarios de Salud y Seguridad Pública y el Fiscal en resbalones que han tenido, también lo defendiera.
Dos. Galería de pillos y ladrones
Los políticos, entre otros, traen la corrupción en las entrañas. Es forma de ser. Estilo personal de gobernar y ejercer el poder.
Pero en todos los casos ha de ser “en carne propia”.
El miércoles 12 de abril del año que corre, El País con el reportero Jacobo García publicó una lista impresionante de ex gobernadores corruptos.
Del PRI: Javier Duarte, ex de Veracruz. Preso. Flavino Ríos Alvarado, ex de Veracruz, con prisión domiciliara. César Duarte, de Chihuahua, prófugo. Roberto Borge, de Quintana Roo, investigado. Jorge Herrera Caldera, ex de Durango, investigado.
Andrés Granier Melo, de Tabasco, preso. Juan Sabines, de Chiapas, preso. Tomás Yarrington, de Tamaulipas, preso. Jorge Torres, de Coahuila, prófugo.
Humberto Moreira, ex de Coahuila, investigado. Eugenio Hernández, ex de Tamaulipas, prófugo. Rodrigo Medina de la Cruz, ex de Nuevo, detenido y liberado.
PAN: Guillermo Padrés Elías, ex de Sonora, preso. Luis Armando Reynoso, Aguascalientes, preso. Gabino Cué, ex de Oaxaca, PAN y PRD, investigado.
PRD: Narciso Agúndez Montaño, ex de Baja California Sur, detenido y liberado.
Así, resulta inverosímil que con tantos antecedentes de corrupción, uno tras otro, cada ex jefe del Poder Ejecutivo de sus entidades federativas, hayan descarrilado y tan feo.
Tan feo, porque, y por ejemplo, Tomás Yarrington (el penúltimo caso), acusado de complicidad con los carteles de quienes recibía cuotas millonarias en dólares a cambio de dejar hacer y dejar pasar en su estado.
Tres. “No basta pedir perdón”
Lo peor del asunto es que los políticos perdona/vidas que “ordeñaron la vaca oficial” se sienten tan mesiánicos que luego de la corrupción… piden perdón.
“Todos nos equivocamos” dijo el ex director de la Conagua cuando el 9 de abril de 2015 le descubrieron que usó el helicóptero oficial como taxi aérea para viajar con su familia del estado de México a destino paradisiaco.
“Fue un error” dijo el ex secretario General de Gobierno de Alejandro Murat luego, ni modo, de entregar su renuncia, comprobado que su hijito y amiguitos fueron de picnic a Puerto Escondido en nave oficial.
Con todo, incluso, que antes había sido diputado local y coordinador de la bancada del PRI en la LXII Legislatura.
Es decir, un político con experiencia, fogueado en el campo de batalla.
Solo Julen Rementería (SIOP Veracruz) se salvó. Por ahora, porque de aquí al año entrante cuando sean nominados los candidatos a senadores se topará con otros panistas en el campo de fuego que también la quieren, como son Indira Rosales San Román (SEDESOL), Joaquín Guzmán Avilés (SEDARPA) y Enrique Cambranis (diputado federal).
Hay corrupción (Foreing Affairs, Jesús Pérez Caballero, abril/junio 2017) porque “¡hay poderes públicos corruptos”.
Pero también, porque “no se puede combatir con medidas jurídico-penales”, pues forma parte de la cultura y la moral individual, familiar y pública.
Eva dijo a Adán en el paraíso. “Come de esta manzana y serás como Dios”. Y cayó en la trampa.
450 años Antes de Cristo, el primer cronista del mundo, Herodoto, se echó sus tiliches en un morral y caminó el continente asiático y descubrió la corrupción enraizada en el alma y la vida cotidiana.
Moctezuma II envió moneditas de oro (para despertar su codicia) y veinte doncellas (para alimentar su deseo sexual) a Hernán Cortés.
Todavía hoy, seguimos igual, atrapados y sin salida en el billete fácil. El último reporte de la OCDE registra que 6 de cada 10 mexicanos han sobornado a un policía, 5.5 de cada diez han corrompido a un funcionario del sistema judicial, 3 de cada diez han comprado un servicio público, 4 de cada diez evaden el fisco y 7 de cada diez están ultra contra súper seguros que los más corruptos de todos son los políticos.
Solo, ajá, “El peje” y Cuitláhuac García se salvarían, con todo y que el senador Héctor Yunes Landa asegura que salía de Casa Veracruz (Javier Duarte, góber tuitero) con una petaca…