Barandal
Luis Velázquez
13 de abril de 2018
EMBARCADERO: Se vive la degradación política, moral y social de los políticos. Incluso, y más allá de que el PRI está atrapado y sin salida en el deterioro ético, en tan poco tiempo, el PAN ha descarrilado. Dice el doctor en Economía, Alfonso Velázquez Trejo: la decadencia de Roma empezó con Calígula… igual que aquí en Veracruz. Los cargos públicos para la familia.
José López Portillo decía que los políticos se volverían cínicos. Se quedó corto. Se volvieron obscenamente cínicos.
Tan cínicos… que les vale.
Les vale, el desarrollo democrático.
Les vale, el sentir popular.
Nada encarna la degradación moral de la política como el caso del presidente del CDE del PAN, Jesús Mancha. Impuso a su esposita de candidata pluri a diputada local.
Pluri. Es decir, sin hacer campaña, sin gastar un solo centavo y sin exponerse a una derrota.
A: Su amor por la esposa es infinito. ¡Qué envidia! exclamarán las esposas de otros políticos.
ROMPEOLAS: B: Aterrador, el silencio de las cúpulas panistas.
Claro, en el reparto de las mieles del poder, las elites azules quedaron con su parcela.
Julen Rementería, de la SIOP a la candidatura al Senado y de la diputación local de su hijo Bingen a la reelección.
Joaquín Guzmán Avilés, dueño de la SEDARPA, su hermano, presidente municipal. Su otro hermano, ex alcalde, para diputado local. Su hermana, del Senado, a diputada federal pluri, con carrera meteórica en este bienio, pues acaba de ser diputada local, curul que tirara como mandil que se quita y se fue para la curul federal.
El neopanista Renato Tronco, candidato a diputado federal, y su hermano, para diputado local, y una sobrina, para diputada local.
El neopanista Ricardo García Guzmán, un hijo, para diputado federal, y el otro hijito, para la reelección, luego, claro, de satanizar a la Fiscal asesinada en su pueblo, Pánuco.
Leticia López Landero, presidenta municipal de Córdoba, impuso a su hijita de candidata a diputada local por el distrito.
Etcétera, etcétera.
Así, con toda la desfachatez del mundo, Pepe Mancha premio a su esposita, quien nunca, jamás, ha incursionado en la vida pública.
ASTILLEROS: En el relato bíblico, los reyes, los emperadores y los jefes tribales heredaban el poder a los hijos con la bendición de Yahvé.
Plutarco Elías Calles, el fundador del partido abuelito del PRI, el PNR, impuso a un hijo de gobernador de Nuevo León y al otro de diputado federal camino a una Secretaría de Estado.
Gustavo Díaz Ordaz impuso a su noviecita, Irma Serrano, de Senadora de la República.
Nunca el presidente Adolfo López Mateos impuso a sus amadas amantes (así les llamaba Paco Ignacio Taibo padre) en un cargo público, con todo y que cada día, reza la conseja popular, preguntaba al Estado Mayor Presidencial, qué le tocaba, “si viajes o viejas”.
Pero, bueno, la decadencia de Roma así comenzó. Los emperadores imponiendo a las esposas y a las amantes en cargos públicos.
Dueños del poder político, económico y social, dueños del día y de la noche, dueños del destino común, les valía la vida civil y la democracia.
Tal es el llamado “gobierno del cambio”.
ARRECIFES: Según el investigador de la Universidad Veracruzana, Alfonso Velázquez, el nepotismo es una deformación de la vida pública. La suplantación del poder familiar. Del reino del hogar a la tribuna política para trepados en el púlpito social pronunciar homilías declarándose ángeles de la pureza, impolutos.
Pero en su esencia pura, el nepotismo también significa la negación del poder, tiempo en que los políticos se desconectan de la realidad y crean y recrean su mundo color de rosa.
Fue el caso de Javier Duarte, Karime Macías y amigos, socios, aliados y cómplices que los acompañaron en el viaje sexenal, muchos de los cuales están presos.
La decadencia total y absoluta del sistema.
Y si Duarte descarriló por la codicia y la ambición sin límites, fuera de control fiscalizador, la yunicidad canta bien las rancheras, pues los caminos para llegar a Roma son variados.
En el caso, y a reserva de las sorpresas que el tiempo daría, el nepotismo los está descarrilando, con todo y que el año pasado, treinta y cinco presidentes municipales, muchos, muchísimos del PAN y PRD, heredaron el poder de sus padres y madres.
PLAZOLETA: Más jodida que la población, la militancia panista.
Igual que en el PRI y el PRD, la militancia quedó marginada con el reparto de las candidaturas a diputados locales y federales y senadores.
De nada les valió la talacha partidista. Pegar y repartir propaganda, pintar paredes, reclutar a los vecinos y compadres, ponerse la camiseta azul y hacer bulto y gritonear en los mítines, defender los colores y a los candidatos, poner dinerito de la bolsa para una torta y un refresco para los acarreados.
Ellos, igual que las huestes priistas y perredistas, “carne de cañón”.
Lo dijo Pepe Mancha de forma lacónica:
“Miguel Ángel Yunes Márquez es la única carta fuerte para la candidatura a gobernador”.
Y a cambio, la pluri para su esposita.
Y otra pluri, para un hermano.
Y la reelección para su antigua carga-maletas, He Man Sergio Hernández Hernández, quien como coordinador de la bancada panista en la LXIV Legislatura, la fama pública registra que es demasiado, demasiado, demasiado generoso con el presidente del CDE del PAN.
Y de paso, claro, “lleva agua a su molino” como lo revelara en su momento la diputada panista, Cinthya Lobato Calderón, de que se gastaba (¿Se gasta?) el erario en “borracheras, drogas, mujeres y orgías”.
PALMERAS: Una de las cosas peores de la vida es traicionarse a sí mismo, a menos que una haya sido la escafandra en campaña y otra la realidad de sus biografías.
Los panistas llegaron al poder enfurecidos en el discurso con la corrupción de Javier Duarte.
Es más, sin el saqueo y la desaparición forzada cometida por Duarte, jamás habrían accedido.
Ahora, oh paradoja de la vida, están terminando igual que Duarte.
Incluso, iguales hasta en el cinismo.
Las elites eclesiásticas bendecirán a Pepe Mancha. Es el modelo ideal de la pareja matrimonial.
En tanto Maximiliano de Habsburgo enloquecía afiebrado con una indígena de veinte años que vivía en Morelos, mamá Carlota hacía y deshacía con el poder político.