Luis Velázquez /Barandal
14 de febrero de 2018
ESCALERAS: La monarquía azul es ya un disco rayado. Tema viejo, pues. Y es que si los judíos del profeta Samuel pedían un rey, en Veracruz, el nepotismo ha alcanzado la plenitud. En vez de un rey, dos. Par de reyes, dijera el jugador de Dostoievsky.
Palabra de Dios, pero en Pánuco el paraíso imperial y faraónico. Los dos hijos del cacique huasteco, el alemanista, fidelista y duartista, ahora yunista, Ricardo García Guzmán, se registraron en el CDE del PAN de Pepe Mancha (que todo aguanta) como precandidatos a diputados.
Uno, Rodrigo, El Porky de Miguel Alemán Velasco, para reelegirse como legislador local.
Y el otro, Rodrigo, ex presidente municipal del pueblo, para diputado federal.
Dos reyes para la demarcación por donde en el Fidelato entraran los malandros de Tamaulipas para establecer su reino en una tierra jarocha donde hoy, hoy, hoy, siete carteles se disputan la jugosa plaza local, con su autopista de sur a norte, con sus tres puertos para recibir droga extranjera, con sus pistas clandestinas y con la alianza duartista de políticos, policías y malandros y que, ojalá, ojalá, ojalá, fuera, digamos, horror y terror superado.
El nepotismo de Pánuco ha rebasado por completo a la monarquía azul de Boca del Río.
PASAMANOS: El cacique García Guzmán es el único, parece, en el Golfo de México que predica con su ejemplo a los hijos, sus alumnos más aventajados, pues nadie más en su feudo.
Ricardo García padre, por ejemplo, fue alcalde, diputado local, dos veces Contralor. Priista antes, ahora panista, qué caray.
Los hijos también desempeñaron cargos públicos en el priismo.
Y ahora, cuando desde finales del año 2016 los vientos políticos que corren son azules con la yunicidad, la familia se transfiguró, argumentando, digamos, que entre los García y los Yunes han amistad, cariño y afecto desde cuando los padres noviaban con dos estudiantes de la facultad de Odontología de la Universidad Veracruzana.
Significa, entonces, que cuando García Guzmán era priista, Yunes en la oposición, era su Mata Hari, su espía, en el PRI, y como diputado local y titular del ORFIS le habría pasado información
privilegiada, al mejor estilo de Daniel Ellsberg, el subdirector del FBI en tiempo de Richard Nixon que sacaba copia a los documentos secretos del Pentágono y se los llevaba a la caja fuerte de su casa por si algún día servirían y que sirvieron para el famoso Watergate.
CASCAJO: Y, bueno, así como “dinero mata carita”, también nepotismo ilustre mata monarquía.
Ni hablar, son los nuevos tiempos políticos y sociales de Veracruz y del resto del país.
Por ejemplo:
Treinta y cinco presidentes municipales en funciones heredaron el poder edilicio de sus padres, tíos y hermanos, aun cuando, claro, el ex priista y panista ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, el gran predicador democrático, impuso a su esposita de candidata panista al trono imperial y faraónico.
Pero en todo caso, dos hijos bien valen por una esposa, como el caso del cacique huasteco.
Más aún:
Aun cuando su homólogo, el cacique de Tantoyuca, Joaquín “El chapito” Guzmán Avilés, secretario de Desarrollo Agropecuario, tiene una hermana Senadora de la República y un hermano alcalde del pueblo, y otro hermano, quien entregó la estafeta al carnal, todavía le falta alcanzar y rebasar a García Guzmán.
Y más, cuando “El Porky”, su hijo, está encaramado en ascenso libre en la política, mientras otro Porky, Porky jarocho, está encarcelado en el penal de Amatlán de los Reyes, acusado del ultraje a una joven, Columba, saboreando el sazón de la ex alcaldesa de Alvarado, Sara Luz Herrera, quien le cocina, y está presa acusada del asesinato de su secretario particular y hermano de crianza.
RODAPIÉ: El nepotismo en su más alto nivel en Veracruz.
Por ejemplo, el día cuando Rodrigo García Escalante, acompañado de mami, se registró en el PAN para la reelección de diputado local, expresó la siguiente frase bíblica y que denota y connota la madurez intelectual (si la tuviera), embarrada de soberbia, petulancia y altivez:
“Nadie se avienta contra mí… sabiendo que perderá”.
Cierto, sus amigos en la LXIV Legislatura apodan a Rodrigo García “El descerebrado”, pero con todo, y si fuera verdad, la frase manifiesta el estilo personal de gobernar y ejercer el poder de los hijos del modosito cacique huasteco, dueño del día y de la noche y del destino común y de los bienes materiales en Pánuco.
Veracruz, tierra pródiga para el florecimiento de los caciques, el precursor de todos ellos, Antonio López de Santa Anna, tres veces gobernador y once veces presidente de la república, quien cuando perdiera la pata en el campo de batalla la glorificara tanto que hasta le ofrendaron honores militares.
POSTES: Signos del tiempo vivido en Veracruz.
Signo 1 de los tiempos: brincar de un partido político a otro, sin reproches de conciencia, que tal pecado es para los feligreses de la capilla católica.
Signo 2: el nepotismo…, tal cual, reelegirse en los cargos públicos, y más, porque está probado y comprobado que se trata de un legítimo reclamo popular.
Signo 3: jamás, nunca, rendir cuentas de los abusos y excesos en el ejercicio del poder.
Signo 4: traicionar a los amigos y a los jefes.
Signo 5: el cinismo, la soberbia, la petulancia y la altivez.
Signo 6: igual que Pedro Páramo en la Comala de Juan Rulfo, la facultad esotérica del derecho de pernada. Tipo los Porkies de Veracruz.
Signo 7: aliarse, de ser necesario, con los malandros, para repartirse la plaza local.
Signo 8: descarrilar a los enemigos, tipo los García en Pánuco, y hasta poner bombas molotov enfrente de sus casas, caso la diputada federal, Sagrario De León Maza.
Signo 9: “Yo soy la luz”, y que nadie se “aviente contra mí… sabiendo que perderá”.