- Un pueblo analfabeto
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. Desde Veracruz precedente educativo
La Cuarta Transformación del País con AMLO, el presidente electo, inició desde hace ratito en Veracruz.
La primera, ya se sabe, dice el tabasqueño, fue con Miguel Hidalgo, guerra de Independencia. La segunda, con Benito Juárez, guerra de Reforma. La tercera, con Francisco Ignacio Madero, la Revolución. Y la cuarta, será con él, la guerra de las Conciencias… que ni siquiera Carlos Marx, Federico Engels, Lenin y León Trostky.
En Veracruz inició con una niña. Y sin aparatosa estrategia publicitaria ni propagandística. En el más absoluto silencio. El perfil más discreto de la vida.
Ella se llama Alejandra. Ale, de cariño infinito. Tiene 6 años y cursa el segundo año de la escuela primaria.
Es decir, mientras en el siglo pasado (quizá todavía ahora), los niños ingresaban a la primaria a los 7 años de edad porque según la secretaría de Educación Pública a esa edad se vuelven racionales, Ale ingresó a los 5 años.
Y en tanto el resto de los niños solía egresar, quizá aún, a los doce años de la primaria, Ale egresará a los diez años.
He ahí, sin aspavientos, la Cuarta Transformación del País.
¡Pobre de Aurelio Niño, el ex titular de la SEP, que nunca fue informado, pues de lo contrario, con tal descubrimiento quizá pudo ganar la elección presidencial para el neopriista José Antonio Meade!
DOS. Las amiguitas
Ale tiene una amiguita, también parece, de 6 años y cursa el segundo año de primaria. Se llama Camila. Cami, de cariño le dice.
Ellas se conocieron a los 5 años en el primer año de la primaria y en el salón de clases aprendieron a quererse.
Pero cuando se fueron al recreo y a la cancha de la escuela, se quisieron más, porque a las dos les encanta jugar basquetbol y aun cuando el balón puede ser más pesado (Ale y Cami son muy delgaditas), ellas juegan.
Incluso tanto les fascina el básquet que hasta lo juegan en sus computadoras portátiles.
En la compu han formado dos equipos. Los dos, de niños. En un equipo, tres niños, y en el otro, tres niñas.
Y los niños y las niñas se dan unos agarrones en la cancha que siempre, paradojas de la vida, ganan las niñas.
Incluso, y de ser necesario y en defensa de sus derechos les dan unas golpizas a los niños abusadores que recurren a la fuerza para quedarse con el balón y encestar.
TRES. Vida disciplinada y metódica
Ale, claro, ya sabe leer y hacer cuentas, como decía orgulloso el viejito del pueblo sobre su nieta, pues del primero al segundo año fue promovida con una boleta de calificaciones llena de nueves y dieces.
Todas las tardes, luego de comer, estudia. Luego enseguida hace la tarea en vez, por ejemplo, de mirar televisión.
Después, lee un libro. Cuentos infantiles que le gustan. Y si la tarde le alcanza, entonces, se va a la cancha de básquet, mínimo, a jugar básquet con la computadora.
La vida transcurre así y los fines de semana, dice, al cine con sus padres. El sabadito a la alberca con Cami. Y el dominguito, a misa de doce del día.
Sorpresas que da la vida: Ale tiene la disciplina de leer un libro, mínimo, cada quince días. Y si el libro tiene pocas páginas, uno por semana.
Y está formando su biblioteca, los libros bien acomodaditos en su recámara.
Ella los ha guardado, por ahora, más que por autor o título, por el tamaño, todos bien formaditos en fila india como conscriptos en el servicio familiar.
CUATRO. Veracruz analfabeta
La historia de Ale brinca por el fracaso de la política educativa en Veracruz.
Luego de 75 gobernadores, la estadística fatídica es la siguiente:
600 mil habitantes de 14 años de edad en adelante analfabetas.
Un millón de paisanos con la escuela primaria incompleta.
Otro millón con la secundaria a medias.
600 mil, con el bachillerato inconcluso.
De cada cien niños egresados de la primaria únicamente diez llegan a la universidad y sólo uno se titula.
Y más allá de lo peor:
Cada generación política encumbrada en la gubernatura imperial y faraónica, el Veracruz de un solo hombre, el jefe máximo, llena de desdén y menosprecio para alfabetizar a la población, quizá alentados por el viejo principio socialista de que entre más analfabeta sea el pueblo mayor posibilidad de enriquecimiento de unos cuantos, entre ellos, los políticos.
Y mientras Veracruz ocupa el sótano en el ranking de la calidad educativa, la SEV está feliz porque la tierra jarocha ocupa el primer lugar nacional en bailable regional con “El Tilingo Lingo” y “La bamba”, y que tanto le gustaba alardear (y hasta bailaba sus pasitos de folklore) Adolfo Mota Hernández, el ex secretario del político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, Javier Duarte.
Incluso, tanta era su dicha que en su oficina tenían fotos gigantescas de Duarte y Karime Macías y cuando se refería a ellos (y a cada rato) se inclinaba reverente ante las fotos y se persignaba.
CINCO. Un montón de Alejandras
Nadie dudaría de que hay un montón de Alejandras en las escuelas primarias de Veracruz.
Ojalá.
Pero conocerla a ella significa una dicha.
Y más, porque la felicidad de la vida está en platicar con los niños y los ancianos.
Con los niños, por la chispa incandescente y deslumbrante, genial, que tienen, y con los ancianos por la mesura y la prudencia y la gran experiencia que la vida les ha dejado.
Veracruz, con Ale, puntero en la Cuarta Transformación del País.
Por fortuna, digamos, AMLO es jarocho, pues hijo de padre nacido en Veracruz, la Constitución Política de Veracruz lo bendice y cobija.
¡Hosanna, hosanna!