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“No nos deje solos”; Grito angustiante a Yunes

Staff El Piñero

Luis Velázquez / Escenarios

 

1

Veracruz está convertido en un polvorín. Volcán social, quizá, erupcionando. Igual o peor que en el duartazgo, el peor sexenio en la vida pública local y hasta del país. Lo resumieron los vecinos de Piedras Negras, municipio de Tlalixcoyan, en un desplegado al góber azul con el grito social más angustioso y desesperante:

“No nos deje solos”.

 

Lo firman campesinos, ganaderos, comerciantes y una alianza cívica. (Notiver, martes 7 de marzo, página 5).

 

Y agregan, de igual manera como al mismo tiempo exclamarían todos los pueblos del territorio jarocho de norte a sur y de este a oeste:

 

“Estamos hartos de la delincuencia y sus embates. Se ponen en riesgo la vida de nuestras familias, de nosotros y de nuestro patrimonio”.

 

Entonces, describen la vida cotidiana, el infierno día y noche:

Robos, asaltos con violencia a las personas y comercio, y secuestros, inclusive de menores de edad.

 

Claro, se les olvidó los crímenes y las fosas clandestinas que en otras latitudes geográficas florecen cada día en terreno fértil.

 

Hace una semana de que la Gendarmería entró a las regiones de Córdoba y Orizaba y de Xalapa.

 

Hace una semana que tiraron once cadáveres en Boca del Río.

 

Hace una semana que las fuerzas armadas y policíacas (soldados, marinos, Policía Federal, Fuerza Civil y policías municipales y estatales) integraron un frente común.

Pero…como los malandros tienen una insólita movilidad y viajan con sus huestes y tribus, la Gendarmería, por ejemplo, en el corredor industrial del centro de Veracruz y en la capital poco, poquito significa como esperanza para una vida mejor.

 

Nadie imaginaría que en un poblado pequeño como Piedras Negras, los vecinos padezcan la peor pesadilla de su vida y llegaran, digamos, a un despertar cívico y se cooperaran entre sí para publicar el desplegado.

 

“No nos deje solos”.

La pesadilla resulta ya, ya, ya, inaguantable. Por eso el comunicado pagado en la prensa escrita.

 

2

Ahora, el góber azul ha pedido, desea solicitar la Policía Militar.

Palabras mayores, pues.

 

¿Será posible cuando de pronto, zas, las fuerzas armadas se concentran en una región y al mismo tiempo, y por razón natural (elementos insuficiente) dejan a la deriva otro frente de batalla?

 

Y más, cuando como ha expresado la Procuraduría General de la República, PGR, y también la DEA, agencia antinarcóticos de Estados Unidos, que en Veracruz operan varios carteles.

 

Y como dijera el ex procurador Jesús Murillo Karam, carteles y cartelitos.

Peor la posibilidad, pues, cierto, cierto, cierto, hay nuevo secretario de Seguridad Pública, pero los mandos medios y los manos bajos y los policías son los mismos del duartazgo.

 

Y muchos de aquellos mandos fueron acusados de desaparición forzada que significa policías y jefes al servicio de los malandros.

 

Y lo peor, hasta compartiendo policías y carteles cementerios particulares, como el caso del terreno de 14 hectáreas paralelo al fraccionamiento “Colinas de Santa Fe”, ubicado en el puerto jarocho desgobernado por el alcalde, el junior Ramón Poo Gil.

 

3

Nada, entonces, ha cambiado del sexenio anterior rojo al bienio azul.

La vida, colgada de alfileres.

 

Veracruz, río de sangre y valle de la muerte.

“La muerte teniendo permiso”.

 

Los carteles, dueños del día y de la noche.

Cien días después, los vecinos organizados de Piedras Negras, pidiendo a nombre de la población que “no nos deje solos”.

 

Solos se sienten y miran, por ahora, a la deriva y expuestos a la delincuencia organizada en una demarcación, que como tantas otras, es paso de migrantes, centro de chupa-ductos y plaza en disputa para el secuestro, el crimen y las fosas clandestinas.

 

El grito vecinal resulta indicativo y significativo.

“No nos deje solos”, como si fuera, digamos, un padrenuestro pronunciado en voz baja en la iglesia, hincados todos, con las manos extendidas ante un Cristo, María Magdalena, la virgencita.

 

En la iglesia, el feligrés diría: “Creo en ti, Señor, pero ayúdame”.

En el desplegado, los vecinos dicen:

“Piedra Negras confía en usted”, gobernador.

 

4

Se ignora si la yunicidad será igual que el duartazgo en materia de seguridad pública.

Se ignora si así como la ha pasado el secretario de Seguridad Público diciendo que “tengan paciencia porque estamos llegando” y el góber diciendo que “no tengo una varita mágica”, serán el resto de los meses en los dos años por gobernar.

 

Se ignora cuándo y en qué momento el bienio asestará el manotazo para controlar, digamos, a los mandos y policías filtrados (Hasta las cachas dice el Yunes azul) por los malandros, de tal manera que todavía hoy siguen mandando.

 

Con todo, así han transcurrido cien días y nada indica que en el largo y extenso túnel de la desesperanza y el desencanto aparezca la lucecita de una veladora frágil que pacifique a Veracruz.

 

“No nos deje solos”. ¡Vaya grito de angustia en la noche sórdida y siniestra del Golfo de México!

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