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No solo un bultito: los otros indicios del cáncer de mama

El Piñero

 

 

Los médicos insisten en que en los estadios iniciales, cuando las probabilidades de cura superan el 90 por ciento, la enfermedad no presenta síntomas, y que, además, hay otros cambios para tener en cuenta.

Si se habla de detección del cáncer de mama, la idea de un bultito o dureza palpable e inconfundible suele ser tomada como el único y excluyente síntoma. Sin embargo, los médicos recalcan que esto no siempre sucede y que hay otros cambios que también se deben tener en cuenta.

 

“El punto fundamental es que la mujer esté familiarizada con su cuerpo, que conozca la apariencia, consistencia y forma de sus mamas y que acuda al especialista en caso de duda o cuando note alguna modificación”, explica el doctor Jorge Piccolini (h), mastólogo del Hospital Italiano de Buenos Aires.

El consejo para no pasar por alto es cumplir con la periodicidad de los controles y los estudios indicados. “En los estadios iniciales, el cáncer de mama no produce síntomas. Por eso, la mamografía, la ecografía y, en ciertos casos, la resonancia magnética son fundamentales para detectar lo que aún no se puede tocar”, completa el doctor Luciano Cassab, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología.

 

Los médicos coinciden en que el diagnóstico más frecuente se da con los hallazgos en los exámenes. Luego, con nódulos percibidos al tacto o a partir del resto de los signos.

También hay que tener en cuenta que la posibilidad de que un nódulo sea palpable también depende de las características estructurales de la mama y de la cercanía con la piel. Por ejemplo, “un nódulo de un centímetro debajo de la piel puede ser perfectamente encontrado, mientras que otro más grande en una mama voluminosa y ubicado en el plano posterior, puede quedar inadvertido al tacto”, aclara Cassab.

 

 

Chequeos conscientes

 

El autoexamen mamario, de todas maneras, sirve. “Se debe difundir, enseñar y recomendar, para que la mujer pueda conocer sus mamas y detectar la aparición de algún signo de alarma en los meses intermedios entre la última consulta y la siguiente. Pero, nunca reemplaza a los estudios por imágenes”, explica el doctor Francisco Terrier, médico cirujano y especialista en patología mamaria.

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Para que realmente el auto chequeo sea completo, además de un nódulo o bulto, se deben considerar estos indicios.

 

– Retracción o hundimiento en la piel. “Suelen estar asociados con un tumor que invagina la piel (dobla los bordes hacia adentro,” aclara Casssab.

 

– Enrojecimiento o engrosamiento de la piel.

 

– Derrames en el pezón, fuera del período de lactancia.

 

– Aumento considerable en el tamaño de una mama.

 

– Piel de naranja o con pocitos.

 

– Descamación del pezón.

 

– Bultos en las axilas.

 

Ante cualquiera de ellos, “es importante la consulta próxima al especialista”, sugiere la doctora Karina Pesce, experta universitaria en imágenes mamarias y colaboradora de Macma (Movimiento de Ayuda al Cáncer de Mama).

 

También hay que tener en cuenta que la mayoría de los nódulos detectados son benignos. “De acuerdo a la edad y al momento del ciclo menstrual, podemos encontrar quistes sólidos, como los fibroadenomas, que son los tumores benignos más frecuente de la mama,” aclara Cassab.

 

 

Sin excepciones

 

Otro punto para remarcar: la falta de casos directos de la enfermedad no implica dejar de lado estos controles. “El 80 por ciento de los diagnósticos son considerados esporádicos -es decir, la persona no tiene antecedentes familiares- y solo un mínimo porcentaje son considerados hereditarios -se dice así cuando hay un gen alterado que aumenta exponencialmente el riesgo de tener la enfermedad”, aclara Piccolini.

El género (hay registrados un 1 por ciento de casos en hombres), la edad (las probabilidades aumentan a partir de los 50), no haber tenido hijos ni amamantado o haber tenido un único parto indicen.

 

Otra condición importante y que no siempre es valorada es la presencia de mama densa, que implica la abundancia de tejido fibroglandular, en relación al tejido adiposo. “Se trata de una característica y no de una afección o síntoma y aumenta entre dos y seis veces el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Por eso, tanto los médicos como las pacientes deben estar atentos a esto”, explica Pesce.

 

 

A tiempo

 

¿Por qué seguir los controles? Fundamentalmente porque el diagnóstico precoz cambia el pronóstico de la enfermedad. El cáncer de mama no puede prevenirse, pero en las instancias iniciales las probabilidades de cura superan el 90 por ciento.

 

Por eso, “es importante que la mujer tome un rol activo en el cuidado de su cuerpo, que acuda a sus chequeos periódicos y que reporte al médico los cambios que note”, finaliza el doctor Piccolini.

 

 

Con información de clarin.com

 

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