Vicente BELLO/TREN PARLAMENTARIO
Ciudad de México.- El decreto que Donald Trump firmó el miércoles 25 de enero de 2017, a través del cual mandató la construcción de aquel muro, cayó como un relámpago sobre el territorio mexicano. Y provocaba un trueno terrible, con el que sin duda el presidente de los Estados Unidos pretendía humillar a toda una nación. Pero un milagro, al parecer, ha sucedido: más allá del enojo que ha concitado en rededor suyo el presidente Enrique Peña Nieto –por su insultante pragmatismo e ineptitud-, trazos de un México unido contra el agresor histórico del Norte fueron delineados por todas las fuerzas políticas mexicanas.
Estos fueron los ecos ayer en los territorios del Congreso de la Unión:
Miguel Barbosa Huerta, coordinador parlamentario del PRD en el Senado de la República: “La construcción del muro, el ataque a las ciudades santuario y el endurecimiento de la frontera, son actos de agresión contra México, contra Latinoamérica, contra el Mundo, contra la libertad. Quitar recursos a las ciudades santuario son actos inhumanos, son hechos salvajes, por parte del nuevo presidente estadunidense”.
Y, advertiente, el senador reiteró: “Sería un error del Presidente (Enrique Peña Nieto) asistir a una reunión bajo las condiciones y formas impuestas por el presidente estadounidense”.
Y, apostillante, remachó: “No puede negociarse bajo presión; el Presidente Peña Nieto no tiene por qué correr el riesgo de que Trump pretenda imponer sus condiciones; no debemos caer en ese juego”.
Entonces fue cuando Barbosa arengó a los poderes del estado mexicano “en concentrarse en definir el interés nacional y en desarrollar una estrategia de defensa de nuestro país”.
Desde que Trump reveló su pretensión de jugar por la candidatura presidencial del Partido Republicano, Peña Nieto puso a temblar a las instituciones y a los mexicanos por la manifiesta debilidad y cobardía que mostró. Y por su muy poco interés en confrontar a un sujeto que puso como eje de su campaña estar pateando, agrediendo, humillando a los mexicanos y a México como país.
Fue tan errático el presidente mexicano que hasta lo recibió en Los Pinos, dándole trato de Jefe de Estado, siendo incluso un candidato presidencial que parecía estar virtualmente en la lona. Y ha colocado en la titularidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores al tipo que prohijó la visita del entonces candidato y lo recibió en el hangar presidencial, el entonces secretario de Hacienda Luis Videgaray Caso, quien tampoco se ha distinguido por su patriotismo.
México a partir de que Peña Nieto echó a caminar reformas como la energética –que para juicio de muchos fueron un acto brutal de traición a la Patria-, navega en un mar turbulento, donde la discordia reina. Por eso será histórico este día por partida doble, porque el muro de Trump unió a México en contra de los Estados Unidos:
Virtualmente todos en México han planteado a Peña que no vaya a su encuentro con Trump, programado para el próximo día 31 en Washington.
Que no exponga la investidura de la Presidencia de México a una humillación peor, que sin duda pretende asestarle Donald Trump, le han sugerido no sólo priístas como Emilio Gamboa Patrón (“apoyaremos al presidente en lo que decida”, dijo), perredistas como el mismo Barbosa y panistas como Javier Bolaños Aguilar, presidente de la Cámara de Diputados, López Obrador y Margarita Zavala, sino también historiadores como Enrique Krauze, tan afín al sistema presidencialista de los Estados Unidos y tan concomitante con la sociedad norteamericana, quien –en entrevista con el diario español El País- ha aconsejado a Enrique Peña Nieto “a confrontar a Trump en vez de negociar con él”.
Krauze incluso ha traído a la memoria “la guerra entre ambos países a mediados del siglo XIX”. Una guerra –precisó el historiador- en la que “México no negoció en 1846 la venta forzada de territorios a Estados Unidos de América. México se negó a venderlos. Y nos defendimos. Así hay que actuar”.
A ese mismo diario, el también historiador Héctor Aguilar Camín hubo declarado: “No existe una coyuntura favorable para que Peña Nieto visite la Casa Blanca. (Y) no recuerdo condiciones peores para un viaje del presidente mexicano a Estados Unidos”.
Javier Bolaños Aguilar, presidente de la Cámara de Diputados, dijo, tronante, ayer: “Levantar la muralla en la zona limítrofe entre los territorios de México y Estados Unidos no propiciará ningún beneficio de tipo migratorio, y sí ocasionará daños ambientales, económicos y comerciales, en ambos lados de la frontera común”.
Y apostillaba el panista: “La orden ejecutiva firmada este día por el presidente de Estados Unidos para iniciar la construcción del muro en la frontera norte de nuestro país, es una ofensa a la dignidad de los mexicanos, a la cual debemos oponernos con firmeza y valentía”.
ESTRIBO
Por la mañana, el diputado federal aguascalentense Jorge López, quien por añadidura es del PAN, planteó cancelar permisos a los Estados Unidos para explotar yacimientoe petroleros en territorio mexicano.
En un comunicado, dijo: “Ante la embestida del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el Gobierno mexicano debe suspender los acuerdos en materia de explotación trasfronteriza de yacimientos de hidrocarburos, promulgados por el Presidente Enrique Peña Nieto el 18 de julio de 2014”.
Y apostillaba el panista: “La actitud hostil del Presidente Trump obliga a una respuesta contundente por parte de México; si piensa Estados Unidos que no necesita del exterior, entonces que deje de explotar nuestros yacimientos petroleros y busquemos nuevos socios comerciales en ese rubro”.
López Obrador planteó a Peña que no vaya. Y Cuauhtémoc Cárdenas también. Veremos qué responde el presidente de México.
–o—