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Nos están matando, nos dejaron solos ante el crimen, reclaman los médicos al Gobierno federal

El Piñero

Ivette Lira / Sinembargo

Ciudad de México, 13 de agosto (SinEmbargo).– Ella recuerda que el sujeto le gritó enfurecido: “Si se muere mi mujer o mi hijo, te mueres tú”. Eran cerca de las tres de la mañana cuando la doctora Verónica Sosapavón Pérez intentaba –sin enfermeras ni equipo suficiente– traer un bebé al mundo. Al mismo tiempo, el padre de ese niño apuntaba a su sien con una pistola.

“¡A ver, señor. Necesito su ayuda, por favor apriete aquí!”, le dijo ella, señalando al vientre de la futura madre. “Esas son cosas de viejas, hágalo usted”, le respondió el hombre armado en aquel pueblo situado a las orillas de la Ciudad de México. Ella le advirtió que necesitaba que colaborara, que si seguía amenazándola se iban a morir todos: “su esposa y su hijo porque no me ayuda, y yo porque usted me va a matar”, le dijo. A regañadientes, aceptó y la señora y el pequeño salieron sanos y salvos.

Escenas como la vivida hace algunos años por la doctora Sosapavón Pérez, quien es fundadora del Movimiento Médico 22 de Junio, se repiten a diario en todo el país. Pero no todos los médicos, enfermeras, paramédicos y, en general, los trabajadores del gremio de salud corren con la misma suerte de quien es actualmente luchadora social. Otros no viven para contarlo.

Es el caso de la médico Jessica Sevilla Pedraza, quien fue hallada recientemente degollada y con el rostro desollado, en Huixquilucan, Estado de México; o el de las dos enfermeras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Sinaloa que tenían una semana desaparecidas y finalmente fueron localizadas en una fosa a principios de agosto.

Y también el de dos enfermeras del IMSS cuyos cuerpos fueron encontrados ayer en Mazatlán, Sinaloa, luego de que fueran reportadas como desaparecidas el pasado 29 de julio.

De acuerdo con integrantes de distintos frentes organizados como Yo Soy Médico 17, Movimiento Médico Nacional 22 de Junio y la Alianza de Trabajadores de Salud, los perpetradores de esta violencia son grupos del crimen organizado que utilizan a los trabajadores del sector para resolver sus problemas de salud. Médicos, enfermeras y residentes son secuestrados para atender heridos de confrontaciones, y las autoridades de todo el país han hecho caso omiso.

Hace apenas unas semanas, una enfermera y su esposo fueron secuestrados en Puebla por un grupo criminal que los utilizó para curar a sus heridos, y después los ejecutó. Y por otro, pacientes o familiares que llegan a las instituciones de salud a reclamar, a amenazar o a matar por una deficiente atención provocada por la falta de materiales y personal.

El mes pasado circuló un video en redes sociales en el que se muestra el momento en el que familiares de una paciente que perdió la vida en el Hospital Regional 72 del IMSS en Tlalnepantla, Estado de México, agredieron a una enfermera a quien responsabilizaron del deceso.

Los hallazgos, teñidos por el rojo de la sangre, se repiten por toda la República Mexicana. La doctora Sosapavón Pérez dijo a SinEmbargoMx que al menos 10 colegas han sido asesinados en lo que va del año y de 2016 a la fecha, calculó, suman 30.

Sin embargo, innumerables veces los hechos ni siquiera ocupan las planas de los periódicos. Nadie se entera. La impunidad reina y los casos se repiten. Están solos, afirman.

“Los médicos estamos solos, nadie nos apoya”, lamentó Julio Bueno, quien funge como secretario general de “Yo Soy Médico 17”, un frente que surgió hace tres años, en apoyo a 16 profesionales de la salud del Hospital del Centro Médico de Occidente perteneciente al IMSS, en Jalisco, quienes fueron demandados por supuesta negligencia que provocó la muerte de un niño de 13 años. Actualmente, el proceso continúa contra ellos, aunque se encuentran en libertad.

En el mismo sentido, José Antonio Vital, de la Alianza de Trabajadores de Salud, recriminó al Gobierno de Enrique Peña Nieto, a los de los estados y municipios, que “esta violencia está marcada por la impunidad porque se sabe quiénes son los responsables de los grupos organizados de las zonas del país y las autoridades no hacen nada”.

“El país está mal manejado, no hay control, no hay seguridad, las bandas operan con libertad y cualquiera ya quiere hacer justicia por propia mano porque el Gobierno federal no hace nada”, añadió Julio Bueno.

EL GRAN RESPONSABLE

El recorte de recursos que se traduce en menos equipo, menos medicina y menos trabajadores provoca una atención deficiente para los usuarios de servicios de salud.

Tal como recientemente lo consignó la periodista Daniela Barragán de este portal informativo, de acuerdo con solicitudes de información, elaboradas por la organización civil Red de Acceso, de 2014 a 2016, el presupuesto del Ramo 12 “Salud” ha disminuido más de 46 mil 642 millones de pesos.

Con ello, el único incremento que se ha logrado es el de la violencia contra los empleados del sector. Ataques y asesinatos contra el gremio: médicos, enfermeras, paramédicos y hasta intendentes y recepcionistas de hospitales, clínicas y centros de salud, son el blanco. Son quienes dan la cara. Son el primer contacto con pacientes y sus familiares “encabronados” –dijo Vital–  porque no hay suficiente equipo o medicamentos o porque han esperado por horas para ser atendidos por un especialista.

A ellos se ataca, a pesar de no ser quienes deciden que el presupuesto en materia de salud debe ser trasquilado. A ellos se les criminaliza, golpea, insulta, reclama, grita o hasta se les tortura y mata. A ellos a quienes cada día, con tantas carencias trabajan para salvar vidas.

Mientras tanto, a la Secretaría de Salud, hoy a cargo de José Narro Robles, dijo, “le vale madres”. De la dependencia ni una palabra sobre los ataques. “Siempre callan sobre todos estos casos”, destacó.

Además, aseguró que en Jalisco actualmente no hay medicamentos, no hay insumos e incluso se le debe dinero a muchos proveedores, por si fuera poco, a los trabajadores se les paga la mitad de sus sueldo “porque no hay recursos”, por esta razón el anestesiólogo que desempeña su labor en el IMSS consideró que la situación busca privatizar los servicios de salud.

“El sector está rebasado. Los insumos se acaban y el paciente al primero que ve es al médico y se le va encima. El primer desfogue de su frustración es el médico, sin que las instituciones y los directivos den la cara […] Ya no es solamente matar, también es torturar. Estamos viendo una violencia que yo nunca había visto, sólo en guerras fuera del país”, dijo Bueno.

Al respecto, Vital señaló que la responsabilidad de que no haya suficientes insumos “se le carga al trabajador y no a los problemas que hay en la institución gracias a los directivos”.

Finalmente, los médicos coincidieron en las mismas exigencias para la Secretaría de Salud: poner atención en la violencia que sufre el sector e implementar medidas para mitigar la problemática. Para Hacienda y Crédito Público (SHCP), dejar de “trasquilar” el presupuesto para los servicios de salud.

 

de: http://www.sinembargo.mx/13-08-2017/3283225

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