➡️ La familia Reyes, propietaria de “La Flor de Jamaica”, se convirtió en heroína al controlar el fuego y evitar una tragedia mayor.
➡️ La calle Matamoros revive un episodio de riesgo, como el registrado en 2015 durante el trienio de Antonio Sacre.
➡️ Protección Civil Municipal, nuevamente ausente.
Redacción El Piñero | Carlos Abad
Tuxtepec, Oaxaca.— Nueve años después del incendio que marcó a la calle Matamoros en diciembre de 2015, la céntrica vía volvió a ser escenario de peligro cuando, la mañana de este sábado, estalló pirotecnia clandestina. Afortunadamente, el incidente no escaló a mayores consecuencias gracias a la intervención oportuna de civiles.
UNA EXPLOSIÓN QUE PUSO EN ALERTA A TODOS
El incidente ocurrió alrededor de las 11:40 horas, cuando un puesto con pirotecnia clandestina explotó sorpresivamente, generando pánico entre comerciantes y transeúntes.
LA FAMILIA REYES, AL RESCATE
La rápida reacción de la familia Reyes, encabezada por Don Marcos Reyes, dueño del negocio “La Flor de Jamaica”, fue clave para contener el peligro. Armados con extintores, lograron sofocar el fuego antes de que este se propagara y generara un daño mayor.
Minutos después, policías municipales arribaron al lugar para acordonar la zona, permitiendo que las labores fueran complementadas por el Heroico Cuerpo de Bomberos, quienes reforzaron la seguridad y enfriaron el área afectada.
DECOMISAN 25 KILOS DE PIROTECNIA CLANDESTINA
En medio de la emergencia, las autoridades implementaron un operativo para retirar pirotecnia clandestina de la zona, logrando incautar más de 25 kilos de material explosivo. Sin embargo, algunos comerciantes ambulantes se resistieron a ser inspeccionados y optaron por retirarse antes de que se les decomisara la mercancía.
PROTECCIÓN CIVIL, LA GRAN AUSENTE ¡OTRA VEZ!
Pese a los llamados reiterados, la Dirección de Protección Civil Municipal brilló por su ausencia, dejando nuevamente en evidencia la falta de respuesta ante situaciones de emergencia.
Este caso revive el recuerdo del incendio del 24 de diciembre de 2015, cuando un puesto ambulante con pirotecnia desató un siniestro que conmocionó a la ciudad. Nueve años después, la historia parece repetirse, con la misma calle Matamoros como testigo de la negligencia y el riesgo.