Luis Velázquez /Escenarios
03 de septiembre de 2019
UNO. 9 meses de odio
Van 9 meses del rafagueo entre el góber y los suyos con el Fiscal. 9 meses en que de plano, la población ya se hartó. Incluso, se empachó con leer la misma noticia. El góber inculpando de todo, absolutamente todo, a su pesadilla llamada Jorge Wínckler. El último bombardeo, culparlo de la masacre en un centro nocturno de Coatzacoalcos, con 29 muertos.
El bombardeo nuclear tiene eco porque se publica en la prensa tradicional. Y también en las redes sociales.
Y si el góber y el Fiscal están totalmente desacreditas con su feroz campañita de rencor y odio, entonces, a los medios también les llega una parte de los vientos huracanados.
Por eso quizá convendría el silencio de la prensa escrita, hablada y digital y los tuiters y los Facebook y anexos y conexos y dejar a los dos peleando en el ring como unos loquitos.
Allá ellos con sus intrigas y calumnias.
Y antes, mucho antes de pensar en que 9 meses después el góber y el fiscal son noticia, entonces, condenarlos al silencio mediático y dejarlos solitos a la mitad del Golfo de México.
DOS. Silencio mediático
Uno y otro ya hartaron a la población. 9 meses de estar leyendo la población el mismo pleito verdulero, barato y ramplón.
Y ni el góber ha podido tumbar al Fiscal ni el Fiscal ha convencido al góber, digamos, de sus buenas intenciones cumpliendo con la ley, según él.
Al principio, claro, a partir del primero de diciembre del año 2018, fue noticia.
El jefe del Poder Ejecutivo Estatal expresando todo su rencor y odio en la cancha pública contra el Fiscal carnal de Miguel Ángel Yunes Linares.
Pero cuando transcurrió un mes y otro y otro y otro y otro y otro y otro y otro y otro, 9 en total, entonces, igual que cuando un tragón se empacha con un guisado sabroso, el ciudadano común y sencillo que vive con sencillez y vota en las urnas ha terminado fastidiado.
Y en el caso, los dos frívolos y soberbios, nada les pega más en su vanidad, piel frágil de político, como el silencio mediático.
Simple y llanamente, a partir del respeto a la población, a los ciudadanos que todavía leen periódicos y escuchan noticieros y creen que las redes sociales son un non plus ultra de la comunicación.
TRES. Políticos diminutos
Nunca en la historia del boxeo, un par de boxeadores han estado 9 meses trepados en el ring, como el caso del góber y el fiscal.
Jamás se ha gastado tanta tinta, papel, rating y espacio cibernético como en el caso de Cuitláhuac y Wínckler.
Y la verdad, ya chocan, considerando, por ejemplo, que aun cuando todos los días se coman los mejores manjares, un día empachan.
Además, ni modo que la política en Veracruz gire alrededor de ellos dos, pobrecitos políticos limitados que nunca alcanzarán, digamos, la estatura de Guadalupe Victoria, Antonio López de Santa Anna, Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines, los 4 gobernadores que pasaron a presidentes de la república.
Ni la dimensión de Cándido Aguilar, Heriberto Jara y Fernando Gutiérrez Barrios, ministros de Estado en gabinetes federales, entre otros quizá.
Se trata, entonces, de un desgastado pleito verdulero por el poder político. El atrofiado y burdo ajuste de cuentas entre grupos políticos.
Y ni modo que los 8 millones de habitantes de Veracruz (6 millones en la pobreza, la miseria y la jodidez) estén interesados en las sacadas de lengua entre el góber y el fiscal en cada nuevo amanecer.