Chiapas, México.- Actualmente, sobre los territorios zoques de Chiapas se yergue una amenaza, lo cual pone en peligro la existencia de este pueblo indígena en el siglo XXI. Es a raíz de la aprobación de la reforma energética (2013) que el gobierno mexicano ha puesto en operación, a través de la Secretaría de Energía, los proyectos ronda 1 y 2. Las rondas se conforman de una licitación pública internacional que el Estado mexicano actualmente desarrolla en relación con los recursos naturales que son susceptibles de ser explotados en materia de energía, tanto en superficie terrestre como marina. Es así como el pasado 23 de agosto, el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, hizo pública la segunda convocatoria de la ronda 2. En específico, el proyecto se encuentra formado por tres procesos de licitación.
Es de todos sabido que desde 1901, fecha en que se descubre el primer yacimiento de petróleo en Pichucalco, Chiapas, la zona norte del estado es calificada de área petrolera y desde entonces se han puesto en operación diversos proyectos para la extracción de hidrocarburos. En la actualidad, el proyecto ronda 2 tiene el objetivo de licitar dos polígonos identificados como áreas 10 y 11 [en la zona norte de Chiapas.*] Las tierras que la ronda 2 licita comprenden tierras ejidales y pequeñas propiedades de agricultura y ganadería de los municipios de Pichucalco, Ixtacomitán, Chapultenango, Francisco León y Tecpatán. Sobre este amplio territorio se han localizado 12 pozos petroleros, los cuales acaparan el interés de las grandes compañías petroleras a escala mundial. Cabe señalar que la Secretaría de Energía dará a conocer el nombre de la compañía ganadora de estas licitaciones en abril de 2017.
[* La área 10 (5 pozos – 426 km2) y la área 11 (7 pozos – 419 km2) están ubicadas en la provincia geológica y petrolera “Cinturón Plegado de Chiapas”. Contienen 12 pozos en total. Licitación 2, ronda 2 – Mapas de las áreas contractuales de la licitación 2, ronda 2 (Centro Nacional de Hidrocarburos)]
En el caso de las tierras del norte de Chiapas, tenemos que señalar que es el espacio histórico-social donde el pueblo zoque ha vivido desde tiempos ancestrales. Muestra de ello es que se tienen registros arqueológicos desde hace aproximadamente 2 mil 500 años. En antropólogo mexicano Andrés Fábregas ha señalado que desde “épocas remotas los zoques formaban parte del complejo cultural olmeca que, con el devenir de los años, fue conformando diversos pueblos con sus respectivas culturas. El zoque es uno de esos pueblos” (Fábregas, 2008). En específico, los zoques del actual Chiapas son el único pueblo indígena de la entidad que no proviene del tronco lingüístico maya. Como bien señaló Andrés Aubry: “Por el trabajo de los lingüistas se supo después que su verdadero nombre era el de su lengua, en sus principales variantes dialectales: zoques, mixes y popolucas; todos ellos son los olmecas, tanto los de ayer como los de hoy” (Aubry, 2005).
Ante este contexto, debemos denunciar que el pueblo zoque de Chiapas no ha sido informado ni mucho menos ha sido consultado sobre los alcances negativos que el proyecto ronda 2 puede causar sobre sus territorios. Aquí vale la pena decir que, si bien en el paquete de leyes secundarias de la reforma energética –conformada por 21 legislaciones que entraron en vigor en 2014– solamente en tres de ellas (Ley de Hidrocarburos, Ley de la Industria Eléctrica y Ley de Energía Geotérmica) se hace referencia a que el Estado debe desarrollar procesos de consulta libre e informada entre los pueblos indígenas, hasta ahora y para el caso de Chiapas esto no se ha generado. También debemos recordar que el derecho a la consulta de los pueblos y comunidades indígenas se encuentra reconocido en diferentes tratados y declaraciones internacionales que el mismo Estado mexicano ha firmado, de ahí que este caso muestre los vacíos y clarososcuros por donde los proyectos de “desarrollo” y de explotación de recursos naturales se ponen en operación.
A causa de este horizonte gris que se avecina sobre las tierras y pueblos indígenas del norte de Chiapas, los zoques hemos comenzado a desarrollar diversas acciones, las cuales van desde reuniones familiares y de asamblea, donde se habla de la existencia del proyecto y de los potenciales efectos ambientales que se levantan sobre Nasakobajk (la madre tierra, en zoque); de igual forma se han generado mecanismos (videos y carteles) para informar sobre el tema en pueblos, comunidades y ciudades de México y Estados Unidos donde residen zoques en la actualidad. Hasta ahora, nuestras reflexiones como zoques indican que no sólo está en juego la implementación de un proyecto a gran escala, sino que se trata de una amenaza sobre la existencia civilizatoria de un pueblo indígena y su territorio. Ahora, como antes, los zoques debemos recurrir al colectivo y, desde diferentes geografías y calendarios, emprender la defensa del territorio ante el avance del extractivismo en América Latina.
[Artículo publicado en La Jornada por Fortino Domínguez Rueda, historiador y antropólogo, miembro del Centro de Lengua y Cultura Zoque A.C.]