Luis Velázquez / Barandal
PASAMANOS: La Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana, UV, ha lanzado su página digital de cara a la elección del nuevo rector. La caballada, como decía Rubén Figueroa Figueroa, el góber rijoso de Guerrero que fuera, está en el carril. Luego de la gubernatura, la manzana de la discordia más codiciada es la UV.
Por ahora, cuatro aspirantes:
Uno. La doctora Sara Ladrón de Guevara, quien ha anunciado que según la ley busca la reelección.
Dos. El doctor Jorge Manzo Denes, director del Centro de Investigaciones Cerebrales.
Tres. La doctora Rosío Córdova (con ese), investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas, pareja del maestro Hipólito Rodríguez, candidato de MORENA a la presidencia municipal de Xalapa.
Y cuatro. La doctora Rocío Ojeda (con ce), ex directora de la facultad de Comunicación y ex presidenta de la Comisión Estatal de Protección a Periodistas.
El 30 de junio será publicada la convocatoria de la Junta de Gobierno para el registro de los aspirantes los días tres al siete de julio.
Luego de dos rondas, en que cada aspirante presentará su proyecto académico, el 30 de agosto será lanzado el humo blanco para que el primero de septiembre (fecha también del informe presidencial) tome posesión.
De entrada, se afirma que la Junta de Gobierno es autónoma, libre, soberana e independiente para que los nueve notables que la integran decidan con la libertad absoluta del mundo el académico que más conviene al desarrollo de la máxima casa de estudios que por cierto en el ciclo a iniciarse en el mes de agosto (con un nuevo rector) dejará fuera a veinticinco mil jóvenes aspirantes de nuevo ingreso, cinco mil más que el año anterior.
Pero, bueno, ya lo decían Carlos Marx y Federico Engels, en estas cosas de la libertad una cosita es la teoría y otra la práctica…
Por lo siguiente.
BALAUSTRADAS: Hace cuatro años, cuando la doctora Sara Ladrón fuera elegida rectora, la Junta de Gobierno se arrugó por completo y cambió su decisión.
Se arrugó aquella mañana cuando en la USBI de Xalapa aparecieron un montón de jóvenes enmascarados que en su escafandra mostraban las caras de los doctores Raúl Arias Lovillo (quien ese día rendiría su último informe como rector) y del doctor José Sarukhán, ex rector de la UNAM y miembro de la Junta de Gobierno de la UV.
Según las versiones, aquellos enmascarados fueron enviados por el secretario General de Gobierno, Érick Lagos Hernández, para descarrilar al rector y enviar un mensaje claro a la Junta de Gobierno de que, entre otras cositas, el porrismo en la UV había resucitado desde, más o menos, el tiempo de Fernando Gutiérrez Barrios en que lo pulverizara, Salvador Valencia Carmona, digno rector de entonces.
Así, y cuando los nueve notables fueron informados del estado de sitio causado por aquellos porros también fueron notificados de que todos ellos estaban en contra del doctor Porfirio Carrillo como candidato a la rectoría.
Horas después, y luego de que Arias Lovillo leyó su último informe en un auditorio paralelo, la Junta de Gobierno había cambiado su voto y fue cuando, de pronto, zas, Sara Ladrón fue ungida.
Nadie, claro, puede asegurar que fue un operativo expreso a su favor, con todo y que entre los duartistas manejaron que tal era el objetivo. Pero en todo caso, ella fue la beneficiada.
Tal cual de nada sirvió que de igual manera como ahora la Junta de Gobierno estableció un mapa crítico para la elección del rector y que va desde la presentación de los aspirantes en una plataforma audiovisual para conocer sus proyectos hasta una auscultación en los campus hasta entrevistas personales con cada precandidato hasta la elección de ternas para las secretarías Académica y de Finanzas.
Aquellos porros cambiaron el sentido de la historia académica en la UV y la Junta de Gobierno mostró que tiene talones de Aquiles, haya sido mera coincidencia, mensaje subliminal o pacto superior.
ESCALERAS: Una parte de los nueve notables son otros ahora.
El gobernador es otro. Los operadores del góber azul son otros. La filosofía política y social es otra (se entiende).
Y dado que el góber sostiene una feroz campaña contra la corrupción política privilegiando la honestidad, se derivaría que es un político respetuoso de la libertad y de la soberanía de la UV para elegir a sus autoridades.
Pero, bueno, “caras vemos y corazones sabrán Dios, Alá y Buda”.
Y es que si así fuera, “los dados estarían cargados”.
Por ejemplo, si Rosío Córdoba es pareja de Hipólito Rodríguez, gente del MORENA de Andrés Manuel López Obrador, entonces, “en el sello lleva la penitencia” y tendría tache.
Si la otra Rocío (Ojeda Callado) está jugando por el camino independiente, entonces, así como lo peor en la vida es dejar de jugar y quedarse sin canicas, ella “ha tirado su espada en prenda” para medir fuerzas.
Y si el otro candidato es el doctor Jorge Manzo, la doctora Sara Ladrón llevaría la de ganar considerando que es un director bajo su égida.
Además, claro, de la relación familiar y amical con Miguel Ángel Yunes Linares, él mismito que ningún centavo de la deuda millonaria ha aportado a la UV y la rectora se achicó tanto que su llamada revolución silenciosa sólo sirvió en contra de Javier Duarte para felicidad total y absoluta del Yunes azul.
En las semanas que corren se conocerán las pichadas de cada parte, pero más aún, la inminente, mejor dicho, real alianza entre la rectora y el gobernador.