Germán Méndez Rodríguez
Hueyapan de Ocampo, Veracruz. – “Nunca hubo justicia para él, la justicia es muy vendida”, expresó la viuda de Cándido Ríos, Hilda Nieves Martínez, quien le pidió que mejor dejara su labor periodística porque lo iba a llevar al “abismo”, pero no le hizo caso.
La señora expresó que teme por su vida, que sus hijas la quieren sacar de Hueyapan, pero ella no se quiere ir todavía.
En entrevista, durante el velorio, confirmó que desde hacía muchos años atrás tenía serias diferencias con el exalcalde de Hueyapan de Ocampo, Gaspar Gómez Jiménez.
“Ya era grande eso. Él fue dos veces presidente, le metía mucha mariguana. Una vez se lo llevaron secuestrado, lo metieron en una camioneta y le ponían el pie en el pescuezo, yo les decía déjenlo, déjenlo, no sean animales”, recordó.
Cuestionada si Cándido conocía a las otras víctimas, Víctor Acrelio Antonio Alegría y Andrés Grajales Montero, dijo que sí, que se llevaba con ellos.
“Se saludaban donde quiera, no ves que fue autoridad ese hombre, pero él nunca vino aquí ni mi marido fue a su casa”, mencionó.
Ayer martes, Cándido salió de su casa porque llegaron unas personas de la sierra para solicitarle que les ayudara en unos trámites ante el Ayuntamiento.
Más tarde, envió el teléfono satelital que el mecanismo federal de protección a periodistas le había entregado, además de otro celular que ocupaba y le dijeron que estaba en una farmacia, además de que le mandó a decir que regresaría a comer, que no tardaría.
Cándido trabajaba para el Diario de Acayucan y para Notisur, indicó y confirmó que el mecanismo federal le había instalado cámaras de video vigilancia que sí estaban funcionando.