Redacción / El Piñero.
Tuxtepec, Oaxaca.- Un joven ha sido baleado y muerto por ende, en las imágenes que acompañan esta nota roja, podemos ver una foto dolorosa; su madre que llora sin par, la muerte de su vástago.
Ante la mirada fria e indiferente de los expectadores, una madre afligida, perdida entre la multitud que siente mas empatía por el morbo por la sangre por la podredumbre y maldad que ha permeado la sociedad, que por la vida misma; siente que la vida se le ha ido.
Y es que poniendose en su lugar, ella lo vió nacer, lo vio crecer y dar sus primeros pasos, ¿a que deshumanizado eso no le perturba, le conmueve hasta lo mas profundo de su ser? y ahi está.
Su hijo, sin saber si es el único, su pequeño porque a una madre sus hijos no le crecen, siguen siendo ellos, sus bebes, ese pequeño que vio pedir comida y reir travesuras, hoy, está muerto.
No importa si fue por malos pasos o porque estaba en el lugar incorrecto, no le importa si era o fue, sino lo que para ella era, la imagen, dolorosa de por si, es real e implacable prueba de que por encima de la criminalidad aparente, de la culpabilidad señalada, sin ser comprobada, hay quienes llorarán por esa persona.
Los malos actos pudieron haberse quedado grabados en otros, pero en su madre no, en su propio dolor y pérdida se fueron tambien las futuras esperanzas en Él.
Y la calle es el testigo sórdido de su llanto, acompañado de unos policias que “cumplen con su deber” dándole la mano, y alrededor soledad.
Tuxtepec hoy ha perdido, no solo una persona, sino otro poco de sensibilidad de humanidad que tras tantas ejecuciones creemos, es el resultado lógico de tal atrocidad.