- Rebasado Téllez Marié
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Un panista en el infierno
En los últimos casi dos años de gobierno en Veracruz, el secretario de Seguridad Pública, SPP, ha vivido días infernales y fatídicos. Por lo menos, unos ocho días en el sótano del infierno.
Quizá serían nueve si se considera que el domingo 28 de octubre, tan sólo en Coatzacoalcos cinco hombres fueron asesinados. Uno de ellos, en su propia casa. Un checador de autobuses más ejecutado y que ha sido una constante y por alguna razón.
El saldo es adverso para Jaime Téllez Marie.
Simple y llanamente, no pudo con la violencia encarnada por los carteles y cartelitos, barones de la droga y capos, sicarios, pistoleros y halcones.
O en todo caso, el principio de Peter lo alcanzó y rebasó y fue incapaz ante las circunstancias.
Lo peor de todo es que si Veracruz fue con Javier Duarte “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril” y “el peor paso de México para los migrantes de América Central”, ahora, la tierra jarocha mudó en el reino del feminicidio y del infanticidio.
La yunicidad dejará un Veracruz prendido con alfileres. Nadie tiene la vida comprada. En cada nuevo amanecer, el peligro constante. El riesgo de perder la vida camina de norte a sur y de este a oeste.
Y si en otro tiempo se afirmaba que los capos y sicarios se mataban entre sí, claro, en la gran disputa por la jugosa plaza local, la población civil que nada debe forma parte de los cementerios y las fosas clandestinas.
DOS. Ocho días en el infierno
Los siguientes son los ocho infiernos del titular de la SPP en el bienio azul:
A: Los 4 niños asesinados en Coatzacoalcos en una colonia popular junto a sus padres.
La versión oficial fue que se trató de un ajuste de cuentas entre capos, pues el padre de los niños andaba en malos pasos.
En su momento, fue detenido “El H”, acusado, según el boletín, del crimen de los niños, pero según versiones, el señalamiento sólo fue mediático porque en el expediente penal en manos de la Procuraduría General de la República, PGR, nunca aparece tal delito.
B: El niño y su maestra asesinados en Tantoyuca, el feudo caciquil de Joaquín Guzmán Avilés, ex secretario de Desarrollo Agropecuario y candidato a la presidencia del CDE del PAN.
C: El asesinado de dos niñas en Córdoba, una de ellas, en una plaza comercial en brazos de su madre.
Según la versión oficial, el padre era malandro.
D: El asesinato de dos niñas en Río Blanco en un fuego cruzado entre malosos y policías.
En la versión oficial dijeron que una de las niñas era amante del jefe de la narcoplaza y que las dos menores eran malandras, de igual manera, digamos, cuando Javier Duarte se lavaba las manos por el asesinato de los diecinueve reporteros y los tres desaparecidos asegurando que tenían malas amistades y hasta eran los jefes de prensa de los carteles.
E: El secuestro y desaparición y asesinato de las tres edecanes y modelos de Amatlán de los Reyes y Córdoba cuyos cadáveres aparecieron luego en una fosa clandestina en la región de Córdoba y que reproduce el secuestro y desaparición de las trece edecanes de Xalapa en el duartazgo.
F: Veracruz, en el primer lugar de feminicidios en el país, la mayor parte en la impunidad.
G: El tiradero de restos humanos frente al despacho jurídico de Téllez Marié en un abierto y franco desafío de los malandros.
H: El caso de “El Bukanas”, el jefe narco de la región de Córdoba y Orizaba, acusado de descarrilar los vagones del ferrocarril y por quien la yunicidad ofreció un millón de pesos de recompensa por su cabeza y ningún valiente se atrevió a cobrarlos.
Los anteriores ocho casos significan, entre otros, el talón de Aquiles del secretario de Seguridad Pública que llevaron al extremo la vida en Veracruz en los últimos dos años.
Lo peor es que la yunicidad terminará en cuatro semanas y Veracruz sigue como un río de sangre y el valle de la muerte.
Peor aún si se considera que los 29 diputados locales de MORENA que tomarán posesión el próximo día 5 de noviembre y el gobernador electo, Cuitláhuac García Jiménez, han advertido al Fiscal Jorge Wínckler de un juicio político porque la impunidad se asentó en el territorio jarocho.
Con todo y que Wínckler ha advertido que le quedan siete años al frente de la Fiscalía y que seguirá (seguirá, dijo) aplicando la ley y la justicia.
De ñapa, en la cuerda floja también están el Fiscal Anticorrupción, Marcos Even Torres Zamudio, y el Fiscal de los Desaparecidos, Eduardo Coronel junior, famoso en el país por su frase bíblica de “¿Cuál prisa si los desaparecidos desaparecidos están?”.
TRES. El Waterloo de Téllez Marié
Cada ocho días, el boletín dice que el índice de delitos de todo tipo va a la baja en caída libre.
Pero en la percepción ciudadana hay la sensación de que la incertidumbre y la zozobra se han multiplicado debido, primero, a la inseguridad en el diario vivir, y segundo, a la impunidad.
Y a la impunidad, por más y más que la yunicidad alardee que el penal de Pacho Viejo está repleto de políticos duartianos acusados de pillos y ladrones, y lo que significaba un pendiente social, un reclamo popular, una exigencia moral.
Cierto, pero al mismo tiempo, el bienio azul fue incapaz de frenar, disminuir, achicar, abatir, el tsunami de inseguridad, a tal grado que los carteles y cartelitos crearon un Estado Delincuencial que desdibujó por completo al llamado Estado de Derecho, cuyo postulado esencial es garantizar la vida y los bienes.
La secretaría de Seguridad Pública quizá sea el último, o el penúltimo cargo mientras haya vida, de Téllez Marié.
Pero la SSP ha sido su Waterloo, su “Día D”, su talón de Aquiles, pues lo único que en los casi dos últimos años han crecido son los panteones y los cadáveres cremados.