Luis Velázquez Escenarios
Veracruz, 29 de julio de 2017 Uno. Ocho meses después
Se cumplen ocho meses del gobierno azul de Veracruz y que terminara con la racha priista de 85 años en el trono imperial y faraónico.
Miguel Ángel Yunes Linares es el gobernador número 75 en la historia local después de que el priista Guadalupe Vitoria (1824/1825) fue el primero y después de que Antonio López de Santa Anna lo fue en tres ocasiones y luego de que Sebastián Camacho Castilla en dos y de que Antonio Juille y Moreno en dos más y de que Francisco Hernández y Hernández en dos y de que Juan F. de J. Corona y Arpide en dos más y de que Teodoro A. Dehesa Méndez en cinco ocasiones, ¡vaya hígado que tenía la población jarocha de entonces.
Y en los ocho meses de Yunilandia, el politólogo Ramón Benítez, tan quisquilloso, dice, entre otras cositas, que la mitad de la población y casi la otra mitad completa ni siquiera, vaya, conoce los nombres de los secretarios del gabinete legal y ampliado.
Y el hecho de que a estas alturas los ciudadanos estén sin aprenderse y menos conocer a los secretarios manifiesta, primero, el desencanto de las elites políticas, y segundo, la indiferencia a que hemos llegado, pues a la población está desencantada cuando de un nuevo periodo constitucional seis de cada diez habitantes siguen atrapados y sin salida en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la baja calidad educativa, de salud y de seguridad.
Bastaría pararse en una esquina cualquiera de la ciudad y preguntar a cada peatón el nombre de los secretarios de Yunilandia.
Y al mismo tiempo, si conocen o saben de alguna obra pública, social, educativa, de salud, de seguridad, etcétera, que todos y cada uno de ellos haya logrado en ocho meses de gobierno azul.
Y “veinte y las malas” que existiría un desencanto fatídico.
Dos. El gabinete azul en el limbo
Quizá la única respuesta sería la sorpresa de que la mayor parte del gabinete, mejor dicho, un noventa por ciento, digamos, andan de vacaciones cuando apenas tienen ocho meses de trabajo y ya tan pronto las necesitaron.
Más aún:
Mucho se duda de que al solicitar a todos y cada uno de los secretarios del gabinete resumiera, por ejemplo, en pocas palabras sus logros en la tarea pública tendrían graves problemas, peores, incluso, de cuando a Enrique Peña Nieto le preguntaron los nombres de tres libros leídos y ni siquiera pudo decir que su libro de cabecera era la Constitución General de la República.
Y si ellos dudarían peor la encuesta a cada ciudadano.
Será porque, en efecto, nada han logrado.
Será porque, acaso, y de acuerdo con la parábola de Blanca Nieves y los siete enanitos sólo el góber azul brilla.
Será por un deficiente servicio de comunicación social del vocero.
Será porque siguen inculpando a Javier Duarte de la parálisis en la obra pública y social.
Sabrá el chamán, el caso es que Yunilandia con su gabinete va por un lado y la población sigue caminando por otro, pues si el año anterior votó por la alianza del PAN y PRD por la gubernatura, pronto, demasiado pronto, el desencanto social se estableció.
Bastaría referir que si en Veracruz hay un millón de indígenas y dos millones de campesinos, el campo como eje motor, y al momento el ciudadano está seguro y cierto de que el titular de SEDARPA, el cacique norteño, Joaquín “El chapito” Guzmán Avilés, sólo continúa soñando con la candidatura al senado 2018.
En ocho meses, por ejemplo, ninguna acción social se conoce de la secretaría de Trabajo y Previsión Social.
Tres. El reino de Yunilandia
Sin embargo, el reino de Yunilanda está feliz y contento.
A la llamada dinastía Kennedy del Golfo de México sólo interesa el proyecto político electoral.
Por lo pronto, ya ganó la presidencia municipal de Veracruz.
Y está listo para ungir al primogénito como candidato de la alianza PAN y PRD a la gubernatura 2018/2024.
Y en la mirada del politólogo Ramón Benítez, una de las estrategias para zurcir el operativo es seguir manteniendo vivo el odio y el coraje y la indignación en contra de Javier Duarte y de los duartistas, y de paso, en contra de Fidel Herrera Beltrán.
Y por añadidura, con tanto rafagueo político, mediático y penal, hacer encabronar más, mucho más, a la población electoral.
El reino de Yunilandia ya tiene presos a siete duartistas, más 64 denuncias penales en la Fiscalía en contra de igual número de políticos.
De hecho y derecho, cada mes ha venido encarcelando a uno por uno.
Se ignora si continuar lapidando a Javier Duarte en la hoguera pública les alcanzará para ganar la gubernatura, la presidencia de la república, las senadurías y los diputados federales y locales.
En todo caso, les valdrá perder cuatro elecciones, con todo y que ganen la llamada “joya de la corona”, “la cereza del pastel”, es decir, la silla principal del palacio de Xalapa.
Por eso, si la población conoce o desconoce los nombres y las acciones en ocho meses de los secretarios del gabinete legal, vale “un soberano cacahuate”.
Lo importante son los amarres por arriba y debajo de la mesa para lograr “el orgullo de mi nepotismo” de que hablaba José López Portillo.
Y como dice el politólogo, el proyecto es mucho más ambicioso, porque están soñando con ganar 2018 para Miguel Ángel Yunes Márquez y la gubernatura del año 2024 para Fernando.
Nunca antes un hombre público con tanta ambición política como el Yunes azul.