Luis Velázquez | Expediente 2021
07 de mayo de 2021
Nada ha cambiado en el PRI. Con todo y estar arrumbados en el tercer lugar de la preferencia electoral, igual que en 1929 cuando el partido abuelito del tricolor, el PNR, fuera creado por Plutarco Elías Calles, el Dedazo, La Cargada, la Imposición.
Y por añadidura, el valemadrismo, la indiferencia, el menosprecio y el desdén.
Por ejemplo, el trío de candidaturas a diputados locales pluris para las tribus partidistas.
En primer lugar, Marlon Ramírez, presidente del CDE del PRI, yunista y duartista recalcitrante cuando, entre otras cositas, un dirigente indígena, Ramiro Guillén Tapia, harto de solicitarle una audiencia para revisar los límites de un par de pueblos en el sur de Veracruz, se roció gasolina en las escalinatas de la Catedral de Xalapa y murió.
El segundo lugar para Anilú Ingram, ex de todo con Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte, y por añadidura, cómplice de lo que pasó pues con todo y hasta la desaparición forzada y el pillaje, ahí seguía.
Y en tercero, Héctor Yunes Landa, quien de la curul federal brincará, como buen trapecista, al Congreso local, donde antes ya fuera. Incluso, y en donde ahora tiene su representante en el diputado Jorge Moreno Puga.
Igual que siempre, los cargos públicos y pluris, sin hacer campaña, sin gastar un solo centavo y sin exponerse a una derrota..
Ellos, claro, son los únicos.
“No hay más ruta que la nuestra” dirían como David Alfaro Siqueiros.
Las tribus, perpetuándose en el poder. Dueñas de las canicas y las pelotas tricolores.
En el caso de Marlon, su evidente alianza con Miguel Ángel Yunes Linares para pintar el PRI del color azul yunista.
Anilú Ingram, coqueteando también con Yunes Linares, camino hacia donde Marlon la acercó.
Héctor Yunes, con su Alianza Generacional y su otro partido.
Todos, pues, buscando opciones por si, digamos, los vientos eran huracanados en su contra.
Habría de preguntarse el beneficio social que el trío ha logrado para la población (un pueblo, una colonia popular, un distrito, el estado de Veracruz, etcétera) durante los años encaramados en el poder.
Más todavía, cuando como en el caso de Yunes Landa, una de sus hijas, brincando de la curul local a la federal.
VIDA ETERNA AL SEÑOR DON DEDO
La población electoral, pero también, la militancia partidista, está jodida con las tribus políticas.
Dedazo, por ejemplo, en el PRI. Dedazo en el PAN. Dedazo en el PRD. Dedazo en MORENA. Dedazo en el PVEM. Dedazo en el PT. Dedazo en los demás partidos, anexos y conexos.
El Dedazo es tan mágico y asombroso en política que ha sido enaltecido por las tribus y hay Dedazo para las parejas matrimoniales y para las amadas amantes y para los padres y para los hijos y para los primos y los tíos.
El famoso Dedazo de López Obrador para una prima que va por la reelección como diputada federal por un distrito de Chiapas.
El Dedazo del Edén para la prima incómoda con montón de contratos con el gobierno federal, claro, desde el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Por eso, quizá habría de otorga carta de adopción al Santo Dedo en los partidos políticos, y si es posible, legislar en el Congreso de la Unión y en los Congresos locales para incluir al Dedazo como una expresión democrática, la más intensa y volcánica, y la más pura.
Es más, el viaje legislativo podría aprovecharse para declarar a “La Tómbola” de MORENA como otro descubrimiento democrático.
Todavía más: Establecer una competencia de las tribus políticas con los gerentes generales y dueños de empresas, industrias, fábricas, comercios, negocios y hasta changarros para premiar a quienes, padres de familia, heredaran el poder al mayor número de parientes, hijos, esposas, barbies, etcétera.
El Dedazo, entonces, ha derrotado el voto en las urnas, porque una vez ungido el Santo Patrono de las Elites Políticas, toda campaña puede manipularse con el billete fácil, “aviadurías”, plazas burocráticas, concesiones de obra pública, ascensos en el trabajo, viajes en el mundo, becas para los hijos en colegios extranjeros, etcétera.
Incluso, y como al mejor estilo de Javier Duarte cuando nombrara directora de Espacios Educativos de la secretaría de Educación de Adolfo Mota (tan presto y solícito), a Dominga Xóchitl, y para su dicha y felicidad, de igual manera nombrara en otros cargos públicos a su trío de amiguitas.
UNA ESTATUA PARA EL DEDAZO
Gracias a Marlon, Anilú y el Yunes rojo, el Dedazo ha sido entronizado una vez más como el método democrático histórico, mítico y legendario en la historia de la democracia en Veracruz.
En todo caso, el trío está rindiendo tributo y admiración y honor a sus antecesores romanos.
El emperador Marco Antonio, delegando el poder a Cleopatra.
El César Adriano, dando todo el juego político del mundo a su chamaquito, Antínoo, quien a los 17 años de edad le estremeció el piso.
Gustavo Díaz Ordaz nombrando senadora de la república a Irma Serrano, La Tigresa, tan tigresa que hasta serenata le llevaba a Los Pinos el día de su cumpleaños.
El diputado local de MORENA en la LXV Legislatura, Juan Javier Gómez Cazarín, nombrando por Dedazo a su papi candidato a presidente municipal de Hueyapan de Ocampo.
El diputado local de MORENA, expriista, expanista y experredista, José Manuel Pozos Castro, imponiendo a uno de sus hijitos como subsecretario de Finanzas y Planeación, y ahora, qué caray, imponiéndose como candidato a la alcaldía de Tuxpan.
Marlon, Anilú y Héctor Yunes sólo reproducen el modelo democrático de MORENA, más, mucho más allá del relato bíblico y la epopeya romana y de que Elías Calles creara el Dedazo cuando fundó el Partido Nacional Revolucionario, PNR, en 1929.
Hora, entonces, de beatificar al Señor Don Dedo.
Y si el alcalde de Soconusco, militante del Movimiento Ciudadano, levantó una estatua de 9 metros de Cristo Redentor, entonces, priistas, panistas, perredistas, morenistas, verdes y petistas, anexos y conexos, bien pudieran lanzar convocatoria social y política para erigir una estatua, gran estatua, al Dedazo.
Un lugar digno sería, digamos, en el bulevar jarocho de cara al Golfo de México.
O en el parque Lerdo, de Xalapa, en la llamada Plaza Regina Martínez.
