47 días de tregua a Poo Gil
- Valió el bienestar social
Escenarios
Luis Velázquez
Uno. Odebrecht, en la lona
Veracruz.- En el mes de marzo del año 2016 cuando la justicia en Brasil dictó 19 años de cárcel al empresario Marcelo Odebrecht por lavado de dinero y asociación delictiva, preso desde julio de 2015, América Latina se estremeció.
Y el ramalazo también cimbró a Veracruz donde Javier Duarte y el alcalde Ramón Poo Gil le habían concesionado con el visto bueno del Congreso local el servicio del agua durante treinta años y como un monopolio.
El Grupo Metropolitano de Agua y Saneamiento (Grupo MAS) se desmoronó.
Todos los compromisos de inversión de que Odebrecht canalizaría con más de trescientos millones de pesos para mejorar el servicio se vinieron abajo.
Los más de mil trabajadores supieron, entonces, que les regatearían (hasta la fecha) su liquidación.
Y cuando, de pronto, el director general, el peruano Javier Chuman Rojas, huyó de la noche a la mañana porque su nombre había aparecía en la investigación en Brasil, el resto de los nueve brasileños y argentinos asignados aquí supieron que el día del Juicio Final se acercaba.
Paradojas de la vida:
Mientras en varias naciones de América Latina hay políticos presos porque Odebrecht financió sus campañas electorales, en México, el ex director de PEMEX, Emilio Lozoya Austin, sigue librando el lodazal que le adjudicaron de que la empresa brasileña lo favoreció y en Veracruz, aun cuando se cacarea que tiene los días contados, pareciera estar tardando demasiado.
Y más porque cada vez el servicio del agua es pésimo y brota de la llave con lodo y arena y apenas, apenitas, un chorrito en la regadera.
Dos. 47 días de tregua a Ramón Poo
Pero si Marcelo Odebrecht fue condenado a 19 años de cárcel y Javier Duarte está preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México acusado de otros delitos, menos del caso MAS, al presidente municipal de Veracruz, Ramón Poo Gil, “se le está cerrando el mundo”.
De hecho y derecho le quedan 47 días para desalojar el edificio central de MAS, antiguo SAS, en la calle Grijalva, tomado desde hace más de un año por los ex trabajadores del sindicato “José Azueta”, reclamando su legítima y justa liquidación.
Y le quedan un mes y medio, aprox., porque ni modo que herede al sucesor, el panista Fernando Yunes Márquez, esa “papa caliente”.
Y más, cuando el hijo del gobernador ha dicho que MAS tocó fondo, incumplió obligaciones y empeoró el servicio por falta de mantenimiento en las plantas, los pozos y las redes hidráulicas, no obstante que recauda un millón de pesos diarios.
Con todo y que ayer domingo publicara un desplegado de media plana en Notiver donde inculpa a los alcaldes de Veracruz, Medellín y Boca del Río por incumplir obligaciones contractuales y pagos por el suministro de agua.
Y es que si Poo Gil entrega el gobierno municipal a Fernando Yunes con el edificio del antigua SAS, Sistema de Agua y Saneamiento (ahora Grupo MAS) tomado, y de ñapa, pendiente el pago de la liquidación a los ex empleados, entonces, el ajuste de cuentas será impredecible.
Y más cuando el priista ex alcalde de Coxquihui, el tal Reveriano, ya fue desaforado y cuando hay once duartistas presos en el penal de Pacho Viejo.
Tres. Autoridades sin hacer nada
Al momento, el Ayuntamiento jarocho y la LXIV Legislatura parecieran estar parados, en la contemplación mística, sin hacer ni decir nada.
Incluso, según las versiones, el alcalde sigue consintiendo a los brasileños y hasta busca “curarse en salud” inculpando a otros del desorden administrativo y el fraude de Odebrecht.
Pero todo indica que está “con la soga en el cuello”, porque los ex trabajadores se mantienen firmes con la toma del edificio central.
Y más, cuando ha trascendido que los sueldos de los altos funcionarios eran (o son todavía) de 600 mil pesos el director y 300 mil pesos el titular del Instituto Metropolitano del Agua, IMA.
Cuatro. Les vale el bienestar social
En el tiempo del duartazgo cuando el servicio del agua fue concesionado por treinta años a Odebrecht “para ordeña la vaca” suiza a su antojo, el presidente municipal de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, se independizó del SAS y ahora lanzó la convocatoria internacional para concesionar el servicio también por 30 años.
Por lo pronto, hay cuatro empresas inscritas. La francesa Veolia Environnement, la española Acciona SA, el grupo poblano Hermes (y que también tiene capital extranjero) y la jarocha “Malibrán”, cuyo titular es el hijo del magnate Valentín Ruiz Ortiz, QEPD, quien -todo indica- será el favorecido.
Y es que como sucede en los concursos de obra pública, con todo y que sea de carácter internacional, por debajo de la mesa siempre cocinan “el tamal”, y como dice un constructor, “el que gana sabe que debe caminar por el riel”.
Y el riel significa que ha de salpicar a los políticos que lo beneficiaron con “el dedazo” para ganar la licitación.
Fue el caso de Odebrecht con Javier Duarte, aun cuando “la mano que meció la cuna” bien pudo ubicarse en el altiplano.
Por eso, una cosita es que el servicio del agua sea un monopolio (por cierto, prohibido en la Constitución General de la República), y otra cosita es que los concesionarios, en alianza con los políticos, sean demasiado pillos valiéndoles por completo el bienestar social.
Fue y ha sido el caso, a luces manifiestas, de Odebrecht, intérprete hoy de la más escandalosa corrupción en América Latina y que también lleva a la Refinería de Lázaro Cárdenas, en Minatitlán, cuando el 5 de enero de 2005 el gobierno de Vicente Fox la declaró ganadora de la modernización de la planta y cuando en el año 2009, el panista Salvador Vega Casillas, secretario de la Función Pública con Felipe Calderón, le autorizó pagos anticipados según ha documentado (Proceso 2140) la diputada federal, Rocío Nahle, especialista en materia petrolera.