Oleaje feminicida en Veracruz; una mujer calcinada por su novio

Luis Velázquez/ Escenarios
20 de agosto de 2019
UNO. Quedó irreconocible

Demasiado ha resistido la población el oleaje de inseguridad, y más allá de su capacidad de asombro, el sicólogo social aconsejaría un descanso. Pero los vientos están muy huracanados y la clase dominante sigue atrapada y sin salida en su principio de Peter.
En Cosoleacaque, en el sur de Veracruz. una mujer más fue asesinada cuando iban 155 feminicidios.
En el caso se trató de un crimen más atroz, por ejemplo, cuando la niña de 12 años fue asesinada en Santa Atzacan y la bebé de 2 años asesinada en brazos de su madre en la matanza de Minatitlán.
La mujer fue secuestrada, desaparecida y asesinada.
Después, calcinada. Luego, tirado su cadáver el jueves 15 (día de quincena) en un basurero cerca del predio Paquital.
Cabeza, tórax y parte baja del cuerpo irreconocibles. Calcinado de norte a sur y de este a oeste de su geografía humana.
En su cuerpo solo quedó un indicio. Las uñas pintadas de color rosa donde el fuego ya no pudo llegar.
Una fogata todavía chispeando fuego. Y a unos pasos una blusa con el logotipo del DIF de Minatitlán. Al momento, sin identificar.

DOS. El novio la mató

Ese mismo día trascendió el plagio y desaparición de una empleada de Petróleos Mexicanos. Nunca regresó a casa la noche del miércoles. Se llamaba Silvia Jazmín Almendares Alpuche.
La policía rastreó pistas…, luego del gran fracaso del par de Alertas de Género y de la Fuerza Civil y de la Guardia Nacional y de las policías estatales y municipales para garantizar la seguridad en la vida humana.
Y más en un Veracruz donde 6 de cada 10 habitantes son mujeres, y de las cuales, el 60 por ciento, menores de treinta años de edad.
Las mujeres viviendo y padeciendo el peor infierno en la historia local.
El dictamen fue el siguiente: el asesino de Silva Jazmín fue su novio. 

TRES. Mucha saña y barbarie

Los vientos huracanados de los feminicidios soplan cada vez con peor intensidad.
En el largo y extenso túnel estamos condenados, más las mujeres, al infierno, donde en cada nuevo amanecer las manos siniestras y sórdidas tiran más gasolina al fuego. Y ninguna autoridad puede frenar el oleaje.
Mucha, demasiada, excesiva saña y barbarie.
A, la inseguridad desbordada. B, la impunidad creciente. C, los carteles y la delincuencia común siguen adueñadas de la agenda pública. D, cada feminicidio impune genera más inseguridad. E, el gobierno de Veracruz y la Fiscalía continúan agarrados del chongo en pleito verdulero, ramplón y barato, sin asumir su obligación constitucional.
Nunca en la historia local Veracruz ha vivido el peor tiempo pues jamás los feminicidios, los infanticidios y los secuestros en el ranking nacional.
Hay quienes, por ejemplo, vaya temeridad, dicen extrañar a Miguel Ángel Yunes Linares y Javier Duarte.

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