- El Mandinga Power del DF
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. El Excélsior de Julio Scherer
Los mejores reporteros de Veracruz existieron a mediados del siglo XX. Muchos formados en la tierra jarocha alcanzaron la plenitud en la Ciudad de México, la metrópoli más grande del mundo.
Unos, contemporáneos de don Julio Scherer García. Y otros discípulos, pero todos trepados en el mismo barco de Excélsior, tiempo cuando el periódico fue convertido en el más importante, además del país, uno de los veinte mejores de América Latina. Y de postre, una referencia mundial.
Don Julio ingresó a la casa Excélsior hacia 1926 “como auxiliar, acaso el puesto más bajo en una redacción” como refiere el cronista Marco Aurelio Carballo, 1942/2015, en su libro post morten, “Crónicas súbitas” una colección de textos publicados en los diarios y revistas por donde caminara.
En el primer trimestre del año 1968, el último de Gustavo Díaz Ordaz, movimiento estudiantil, fue elegido director general y en donde permaneció hasta el 8 de julio de 1976, luego del “golpe de Estado” de Luis Echeverría Álvarez, su feroz enemigo.
Entonces, a la redacción de Excélsior le llamaban “La otra república”, porque don Julio había integrado en la planta de redacción a reporteros de todas y cada una de las entidades federativas, pues así iba de gane, con diaristas que conocían al detalle el norte y el sur y el este y el oeste de la nación.
DOS. 11 reporteros jarochos con Scherer
Pero el equipo de reporteros de Veracruz en Excélsior fue insólito. En total, once trabajadores de la información, casi casi el equipo periodístico del siglo XVIII, cuando Benito Juárez presidente en el tiempo de la Reforma.
Ellos, todos, “que parecían gigantes”, fueron los siguientes:
Ángel Trinidad Ferreira. Originario de Alvarado fue uno de los más importantes reporteros de información general y columnista, Frentes Políticos, de Excélsior. Era contemporáneo de don Julio y amigo. El reportero de las grandes exclusivas. Una de sus informaciones cambió el destino político de Veracruz. “Yo como veracruzano, declaró Jesús Reyes Heroles, no he votado por Carbonell”, fue el titular. Y Manuel Carbonell de la Hoz, elegido ya candidato a gobernador por Luis Echeverría solo duró 72 horas como tal. Rafael Hernández Ochoa le ganó la jugada. Fidel Herrera Beltrán lo destapó como diputado federal en el Congreso de la Unión. Y Miguel Ángel Yunes Linares, estudiante de la facultad de Leyes en la UV, lo destapó en una oportuna gira política de Echeverría en Xalapa.
Francisco Cárdenas Cruz. Originario de Coatzacoalcos (Mussio Cárdenas Arellano es su sobrino), escribía al alimón con Ángel T. Ferreira la columna “Frentes Políticos”. Era contemporáneo y amigo de Scherer. En 1976, también salió de Excélsior caminando en la avenida Reforma con un montón de trabajadores comandados por don Julio.
Manuel Seyde y Seyde. Originario de Paso del Macho trabajó en Excélsior durante cincuenta años, de 1935 a 1983. Era un reportero deportivo, especializado en fútbol. A él se le debe el título sagrado de los “Tiburones Rojos de Veracruz” que así les llamaba en su columna, con tanto éxito que se les quedó para la historia.
TRES. Mandinga Power del periodismo
Antonio Andrade. Originario de Córdoba fue uno de los grandes cronistas de Excélsior y del país, alternando, entre tantos otros, con Marco Aurelio Carballo, Elías Chávez, Rafael Cardona (el gran reportero que habla ocho idiomas) y Fernando Meraz. Muchos años después, dejó el periodismo y se volvió fans de su paisano Dante Delgado Rannauro, el gurú del Movimiento Ciudadano.
Ricardo Rubín. Originario del puerto de Veracruz, Rubín ingresó a Excélsior de la siguiente manera: recién desembarcado en el Distrito Federal, sin un padrino que lo cobijara, tocó las puertas de un par de figuras simbólicas del momento como eran José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet.
Y les dijo que su legítimo sueño era ser reportero de Excélsior. Y les solicitaba una entrevista para llevarla de muestra al periódico.
Y se la dieron. Y las llevó. Y pidió hablar con el Jefe de Redacción. Y se presentó. Y les dejó los textos. Y su teléfono. Y se fue a casa. Y esperó. Y esperó. Y esperó tres días cuando le hablaron para decirle que Excélsior le abría las puertas.
Un día, de pronto, Rubín quemó sus naves en Excélsior y se regresó a Veracruz y el único trabajo que encontró fue en una farmacia de dependiente. Años después caminaría en la prensa local con su columna “A cien por hora” y que vendía a 25 periódicos del país. Mil pesos mensuales le pagaba cada periódico.
Fausto Fernández Ponte. Originario de Coatzacoalcos, fue el reportero de las grandes entrevistas. Viajó por el mundo. Fue corresponsal de Excélsior en Washington. Las mujeres lo adoraban. Le llamaban el “Ernest Hemingway” mexicano.
Manuel Mejido. Originario de Tierra Blanca, es un periodista polémico y controvertido, alumno de Carlos Denegri, a quien Scherer consideraba el mejor periodista del país, pero al mismo tiempo, “el más vil”.
CUATRO. Tuxpeños en las grandes ligas
Manuel Arvizu. Originario de Tuxpan, fue cronista y que alternaba con su otra vocación, el diseño. Tuxpeño paciente, moderado y sereno.
Eduardo Deschamps. Originario de Tuxpan, fue gran cronista. Tuxpeño impetuoso. Contemporáneo y amigo de Scherer.
Miguel Melchor López Azuara. Reportero mudado a articulista, también salió de Excélsior al lado de Scherer cuando el golpe echeverrista. Fue director general de Canal Trece. Después, su amigo Patricio Chirinos Calero lo nombró su vocero en el gobierno de Veracruz, a las órdenes del secretario General de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares.
Y Gonzalo López Barradas. Originario de Alto Lucero, de donde también es “Paquita la del barrio”, y en donde merodeara Manuel Parra, el temible latifundista, cacique y pistolero de la banda “La mano negra” y que en diez años asesinó a cuarenta mil campesinos, López Barradas tuvo paso efímero en el Excélsior de Scherer.
Un día, las elites priistas lo tentaron con la presidencia municipal de Alto Lucero y dejó Excélsior para dirigir a su pueblo.
CINCO. Consagrados al mejor periodismo
Ellos fueron los once reporteros de Veracruz en el arca de Noé que significó Excélsior con don Julio Scherer.
Entonces, los tundeteclas capitalinos tenían un solo sueño como era trabajar en aquel Excélsior.
Nunca en la historia local ha existido una casta superior de reporteros como ellos.
Los Ricardo Flores Magón, los Francisco Zarco, los Ignacio Ramírez, los Ignacio Manuel Altamirano, los Guillermo Prieto, etcétera, de Benito Juárez en la Reforma.
Y más, mucho más, porque el noventa por ciento de todos ellos fueron honestos, íntegros, honrados y que vivieron única y exclusivamente consagrados al periodismo, al buen periodismo, al mejor periodismo.