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Ordena PRI vigilar a Yunes; “Pendientes de sus fallas”, sean oposición: Reza Ochoa

El Piñero

Luis Velázquez/ Escenarios

Veracruz.-1 El góber azul de Veracruz ya tiene un personero. Mejor dicho, un montón. Se le puso el presidente del CEN del PRI, el líder de los taxistas de la Ciudad de México, Enrique Ochoa Reza. Estén vigilantes, dijo, de las fallas que cometa Miguel Ángel Yunes Linares. Y actúen, precisó, como partido de oposición.

La primera vigilante será la nueva delegada del CEN en Veracruz. Lorena Martínez, fallida candidata a la gubernatura de Aguascalientes, ex presidente municipal de la capital, diputada federal en dos ocasiones, procuradora Federal del Consumidor y dirigente de las mujeres tricolores.

Ella, desde el 6 de enero, fue nombrada la delegada para conducir la elección de los 212 candidatos del tricolor a las alcaldías, sindicaturas y regidurías a votarse en el mes de junio del año que corre.

Y como ahora son partido de oposición han de seguir con lupa el trabajo diario del Yunes azul. Atrás de sus fallas, en ningún momento de los aciertos. Por aquí un resbalón a darle tupido y duro como si fuera una piñatita. “Que se sienta la presencia del PRI” ordenó a Lorena Martínez y a la cúpula dirigente en Veracruz y a la militancia.

Era de esperarse. El Yunes azul tiene un proyecto metaconstitucional. Ganar el 2017 con los presidentes municipales. Ganar el 2018 con las curules locales y federales y senadurías y Los Pinos y la gubernatura. Y de paso, enrolarse en la sucesión presidencial. Muchos panistas lo miran ya, ya, ya como el candidato del PAN a las grandes ligas, incluso, por encima de Ricardo Anaya, Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y Ernesto Ruffo, el primer gobernador panista en la república.

Yunes, sin embargo, ha de recordarse, está construido para la pelea. El fuego y el rafagueo y los madrazos reciclan su vida y fermentan sus días y noches. Es un fajador de cantina dice un priista. Es un peleador callejero dice un panista. Es un tlatoani dice un perredista, curtido en el ring de la vida política.

Ya se verá, entonces, si Lorena Martínez, la delegada, lo espía a él, y/o en todo caso, Yunes espía a Lorena. Y la embruja, seductor profesional que es para dibujar “una mancha más al tigre”.

 

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El presidente del CEN del PRI dio la orden. Señalen y denuncien y cacareen las fallas de Yunes, expresó.

Pero…, con un presidente del CDE del PRI en Veracruz, mucho se duda.

Felipe Amadeo Flores Espinoza, FAFE, y Yunes son amigos a prueba de bomba desde el sexenio de Rafael Hernández Ochoa.

En uno y otro ha cabido el respeto y el cariño y el afecto y la admiración, digamos.

Más ahora, cuando sus hijos son amigos entrañables.

Y de paso, hasta las esposas.

Bastaría recordar una circunstancia: ni antes ni en ni después de la campaña electoral, FAFE se lanzó en contra de Yunes ni Yunes en contra de FAFE.

Hay entre ambos un manual de urbanidad y buenas maneras, con todo y que Ochoa Reza ratificó a Amadreo en la dirigencia, incluso, a espaldas de las elites y la militancia.

Y más, por otra revelación mística que el dirigente taxista ha tenido: en algunas columnas políticas de la Ciudad de México destacan que ya se cree y siente candidato presidencial para el año 2018, listo para competir en el proceso interno con Miguel Ángel Osorio Chong, José Antonio Meade, Luis Videgaray Caso, Aurelio Nuño Mayer, Ivonne Ortega (quien también ya levantó la mano) y Eruviel Ávila, el góber del estado de México.

Además, la realidad es tan adversa que “El indio cara/dura” como llaman al presidente del CDE, tampoco “meterá las manos al fuego” cuando hay una derrota anunciada para el tricolor con las alcaldías:

Si bien les va ganarán unas cien, y la mayoría de entidades indígenas y rurales.

Y si peor les va el PRI sólo se impondrían, digamos, en unas 30, 40 quizá mirando la vida con un poquito más de optimismo.

Flores Espinoza es demasiado mesurado y pasiflorine para “tirarse a las patas de los caballos” desbocados en el carril.

 

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El líder nacional habla de “recuperar la confianza de la gente” en Veracruz.

La verdad… está cañón.

Y está cañón, luego del gasolinazo y el pillaje y Ayotzinapa y Nochixtlán y Tanhuato y Tlatlaya y la Casita Blanca de “La gaviota” y “la metida de pata” con Donaldo Trump en Los Pinos.

Y lo peor, después de tanta y excesiva y sospechosa tolerancia e impunidad con Javier Duarte, el prófugo de la justicia desde hace 85 días.

“Que nadie ‘tape el sol con el dedo’… porque no vamos a defender lo indefendible”, dijo Ochoa Reza.

¡Ah!, pero escupió para arriba, por una sencilla razón:

La captura de Javier Duarte es tarea de la PGR, Procuraduría General de la República, en ningún momento del Fiscal de Veracruz.

Y de la Policía Federal y del CISEN (Centro de Información y Seguridad Nacional) y de la Interpol.

Y en tanto Duarte siga prófugo y lleguemos así, por ejemplo, a la elección de alcaldes hacia la mitad del año, entonces, ninguna duda existe que la derrota del tricolor será total y absoluta.

Y nada, absolutamente nada, ni Lorena Martínez, lo salvará, y menos, porque ella misma carga con una derrota en Aguascalientes que le hace perder autoridad y respeto político.

Yunes Linares es demasiada pieza para la delegada del CEN.

Bastaría referir que le ha “comido el mandado” al mismito presidente del CEN del PAN, Ricardo Anaya, pues dada su biografía política está, digamos, a la altura de Osorio Chong y Enrique Peña Nieto.

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