- Muerte de cuatro policías
- La sangre escurre…
Barandal
Luis Velázquez
VERACRUZ.- ESCALERAS: La dimensión de la tragedia humanitaria en Veracruz con la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra en el diario vivir se calibra de la siguiente manera:
El miércoles 11 de julio, cuatro policías y dos civiles murieron en una emboscada de los malandros en Tezonapa, una tierra y región por demás conflictiva.
Y el martes 10, en San Rafael fue tirado el cadáver de un hombre, además, decapitado al parecer policía municipal y/o policía en funciones.
Y ese mismo día, en Álamo, en el norte de Veracruz, una mujer apareció asesinada en el ejido La tortuga.
Ella, además, fue asesinada en ningún momento a puñaladas como en Córdoba han sido, o tirada a una barranca en Coscomatepec como sucediera con una estudiante, sino ejecutada a pedradas, como en Medio Oriente lapidan a las mujeres infieles.
Por eso, y considerando que toda vida humana es invaluable, habría de preguntarse si para el Estado es más importante la vida de los 5 policías asesinados o de la mujer de Álamo, aun cuando el tsunami de violencia tiene como víctimas a niños, adultos y personas de la tercera edad.
PASAMANOS: En todo caso, y si ante la ley todos somos iguales, entonces, terrible y espantoso el asesinato de la mujer como de los cinco policías.
En el fondo una realidad avasallante. El Estado de Derecho sigue en Veracruz rebasado por el Estado Delincuencial.
Peor, si se recuerda que hay dos Alertas de Género y cuando están focalizadas en unos municipios, todo mundo sabe que los carteles y cartelitos suelen desplazarse para cometer barbaridades.
Así, se enfrenta el peor de los mundos, pues de acuerdo con la versión oficial hay en Veracruz 7 carteles disputando la jugosa plaza local, consistente, entre otras cositas, en la autopista de sur a norte, los tres puertos marítimos, las pistas clandestinas, la alianza con policías y jefes policiacos y el creciente consumo de droga.
Además de que los carteles han extendido su dominio en los secuestros exprés, el cobro del llamado “derecho de piso”, la prostitución y los migrantes.
CORREDORES: De acuerdo con el boletín oficial, el asesinato de la mujer en Álamo fue cometido por su pareja luego de una discusión.
El marido huyó y dejó la motocicleta en que viajaban al garete, abandonada.
De ser así, el penúltimo feminicidio se encarta en la filosofía del secretario de Seguridad Pública de que las mujeres son asesinadas por la violencia intrafamiliar.
Y aun cuando las ONG aceptaran la versión, de cualquier manera hay un delito a seguirse por oficio, por más y más se trate de un pleito conyugal donde, claro, el hombre, por lo regular más fuerte que la mujer, se convierte en el (presunto) homicida.
Y si Seguridad Pública es incapaz de asignar un policía para cada mujer en un Veracruz donde seis de cada 10 personas son mujeres, entonces, la Fiscalía tiene la más alta responsabilidad de detener al homicida prófugo.
Pero en la lógica de la Fiscalía es prioritario seguir persiguiendo a duartistas acusados de pillos y ladrones, incluida Karime Macías, cuyo aviso de orden de aprehensión fue insuficiente para que el PAN, PRD y MC ganaran la gubernatura, las diputaciones locales y federales y las Senadurías.
RODAPIÉ: Los policías muertos en Tezonapa repelieron la agresión de los malosos. Un par de civiles también fue asesinado, digamos, de rebote. Otros le llaman “daños coleterales”.
Fueron dos ataques y en los que, además, tres policías quedaron heridos. Uno, de 28 años. Otro, de 32. Y un tercero, de 35 años.
Muchos policías han muerto en la lucha con los malandros. Y desde luego, también han dejado niños huérfanos y esposas viudas y padres en el desamparo.
Se vive y padece, entonces, el peor de los mundos. Peor, incluso, del sexenio de Agustín Silvestre Acosta Lagunes con su “Sonora Matancera”, aquellos a quienes el jefe les otorgaba un día y una noche como pago de su salario para hacer y deshacer en los pueblos y carreteras de Veracruz.
Es la pesadilla. Y si Acosta Lagunes decía que “la violencia es inevitable, y ni modo”, muchos años después el dicho tiene vigencia, de tal manera que llevó al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares a jurar que en un semestre Veracruz sería pacificado y ha llevado al gobernador electo, Cuitláhuac García Jiménez, a perjurar que en dos años el territorio jarocho recuperará la paz perdida.
BALAUSTRES: El tiempo azul de Veracruz se ha ido. Veracruz sigue ensangrentado. Decenas, cientos de hogares lloran un pariente secuestrado, desaparecido y asesinado.
Y en la larga y extensa travesía del ferrocarril nocturno ninguna lucecita alumbra el túnel.
La inseguridad en la vida es el más grave pendiente. Su crudeza será exhibida hoy en el puerto jarocho en un documental sobre las fosas clandestinas de “Colinas de Santa Fe”, promovido por el
Solecito de la señora Lucía Díaz Genao, la ONG que continúa buscando a los suyos desaparecidos en el sexenio anterior, más los acumulados en la yunicidad.
Los más elementales derechos humanos iniciados y agraviados en el duartazgo y cuyos jefes policiacos y policías están presos en el penal de Pacho Viejo sujetos a un proceso penal por desaparición forzada y en donde la Fiscalía ha de apresurarse para dictar sentencia, pues el bienio azul está con el tiempo medido y sabrá la bolita de cristal la filosofía del sexenio en puerta.