- Van tres ilegales ejecutados
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Otro migrante asesinado
Aun cuando “todo esté bien”, mal, súper mal le está yendo a los migrantes de América Central (Honduras, Salvador y Guatemala) en Veracruz.
El miércoles 20, en Playa Vicente, un indocumentado más fue asesinado.
Su cuerpo, Daniel Esteban Zelaya, maniatado, con huellas de violencia y abandonado en el poblado Nueva Patria.
Era originario de Salvador.
El tercer asesinato en lo que va del sexenio de la izquierda en la tierra jarocha.
La primera, una mujer, originaria de Guatemala, emboscada en los límites de Isla y Rodríguez Clara. Asesinada, más cuatro compatriotas más heridos, entre ellos, un menor de edad.
El segundo, un hondureño, asesinado en la ciudad de Veracruz cuando en compañía de su pareja pedían limosna en la vía pública.
Y el tercero, Daniel Esteban, salvadoreño.
En el bienio azul, un solo migrante fue ejecutado. Edwin Pérez Rivera, hondureño, en Acayucan.
Hasta donde se recuerda si se recuerda bien, en el duartazgo nunca fue asesinado un migrante de forma visible como en el caso, aun cuando el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, fundador del albergue “Los hermanos en el camino”, aseguraba que Veracruz era un fosario de migrantes.
DOS. “Nunca pensé ver muerto a mi hijo”
La mañana del miércoles 20 de marzo, los vecinos del poblado Nueva Patria se toparon, de pronto, y en el monte, con el cadáver del salvadoreño.
Según el reporte oficial, fue asesinado en los límites de Veracruz y Oaxaca, una buena jugadita beisbolera pues así, Veracruz puede “lavarse las manos” diciendo que lo mataron en Oaxaca y tiraron en Playa Vicente, y viceversa.
Nadie ha reclamado el cadáver.
En Acayucan, un joven de 18 años secuestrado días anteriores, fue localizado el mismo miércoles 20 de marzo, Jaciel M. C., 18 años, campesino, originario del poblado La Cerquilla, de San Juan Evangelista.
Avisada, su señora madre exclamó en la morgue:
“No pensé que viviría para ver muerto a mi hijo”.
Nadie, sin embargo, ha llorado la muerte del migrante de San Salvador.
TRES. Antología del crimen
La numeralia de la muerte en Veracruz permite integrar una antología de los asesinatos en el siglo XXI de cara al Golfo de México.
Hacia el día número 109 del sexenio de la izquierda iban 502, es decir, rebasada la lista de los quinientos crímenes.
Rebasada también la lista negra del feminicidio. 52 en total.
Rebasado el número de crímenes de políticos y líderes sindicales. 7 en total.
Ahora, se añade la estadística de los migrantes asesinados en la tierra jarocha como nunca antes en otros sexenios, incluido el bienio azul.
Podrán los chairos defender con ardor al nuevo gobierno, pero indicativo cuando, por ejemplo, la ola de violencia ha llegado al Congreso de la Unión, donde una senadora panista logró el acuerdo para que el gobierno de Veracruz rinda cuentas.
Y cuando además, un diputado federal de MORENA, también elevó la voz diciendo que la Gendarmería Nacional ha de actuar aquí, entre nosotros, porque está visto que el Estado llegó a su principio de Peter y simple y llanamente, no puede.
CUATRO. Silencio consular
Se ignora si los cónsules de Guatemala y Honduras, y ahora, San Salvador, cabildeen para garantizar la seguridad en la vida de los migrantes.
Nadie conoce de los operativos de la delegación federal del Instituto de Migración para salvaguardar a los ilegales en su paso por Veracruz.
Pero del crimen de la guatemalteca y del asesinato del hondureño, ningún detenido, ningún indiciado, se ignora si alguna carpeta de investigación que camine.