- Promiscuidad sin límites
Malecón del Paseo
Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: Hay parejas legendarias en el mundo… Por ejemplo, Nahui Ollin y el doctor Atl, Gerardo Murillo… Jacqueline y John F. Kennedy, pero también, Marilyn Monroe y Kennedy… Aristóteles Onassis y María Callas… Elizabeth Taylor y Richard Burton… Claro, Adán y Eva… Evita y Juan Domingo Perón… Irma Serrano, ‘La tigresa’ y Gustavo Díaz Ordaz… Rosa Luz Alegría y José López Portillo… Jennifer Aniston y Brad Pitt… Pero quizá ninguna se compara a la leyenda de Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre… Los dos, filósofos… Los dos, escritores… Los dos, activistas sociales… Los dos, opositores al régimen en turno… Los dos, amantes de la libertad humana, “la primera obligación, decía Sastre, de un ser humano”… Los dos, con obra literaria publicada, y de éxito… Los dos, académicos… Los dos, referencia política y social en el planeta… Los dos, seguros, convencidos, de que Dios no existe… Y los dos, caray, precursores de una nueva cultura sexual, donde las parejas tienen la libertad para tener otras parejas, otras aventuras, otros deslices, incluso, hasta intercambiárselas, sin que nadie se encele ni nadie arme panchos ni nadie abandone al otro… “Soy promiscua” decía Simone…
ROMPEOLAS: Simone y Sartre fueron pareja durante cincuenta años… Pero nunca vivieron juntos… Cada uno en su departamento o casa en París… Los dos, con la total libertad para vivir… Uno que otro amigo de Sartre fue aventura de Simone y una que otra estudiante de Simone amiguita de Sarte… Y se confiaban sus secretos, pues una pareja, decía, jamás, nunca, ha de ocultarse nada, incluso, confiarse las cosas con detalles… Es más, un secretario particular de Sastre, joven filósofo y escritor, fue amante de Simone, y cuando Simone y Jean-Paul iban de vacaciones (y lo que era frecuente, tres meses al año), ella le escribía encendidas cartas de amor y deseo… Simone estaba consciente (y las conocía) de que alumnas de Sartre en la universidad eran sus amantes y hasta se llevaba con ellas… Más todavía: con frecuencia las artistas que Sartre dirigía en sus obras teatrales se volvían sus amantes y Simone lo permitía, segura de que ella la catedral y las otras las capillas que como en la feria del pueblo giraban como un carrusel de caballitos alrededor de Sartre, sin echar raíces…
ASTILLEROS: Simone, Sartre y Albert Camus fueron amigos… Simone andaba prendada de Camus y un día lo visitó en su oficina en la editorial y le dijo que una amiga (refiriéndose, claro, a ella misma) estaba interesada en él… Y Camus le dijo: “En ese tipo de relaciones yo decido”… Así, respetuoso del proverbio bíblico de que “la pareja del amigo se respeta”, Camus marcó la raya… La filosofía amorosa, sentimental, emocional y/o sexual y sensual de Simone y Sartre comenzó, incluso, desde la primera vez cuando sus vidas se cruzaron… Entonces, Simone era novia de un amigo de Sartre y se la presentó… Meses después, Simone aceptó el flirteo de Sartre y tenía relaciones con los dos… Una noche, Simone quedó a dormir en el departamento de su novio, quien era casado, y hacia el amanecer, ella lo había decidido dejar y quedarse por completo con Sartre y tal cual se lo comunicó a los dos… Y ningún fijón entre los amigos…
ARRECIFES: Sartre vivía en su departamento… Unas noches, Simone quedaba a dormir… Y otras, sus dos amadas amantes… Y Simone, la catedral, lo sabía, y nunca jamás los celos ni el pleito ranchero… Es más: hacia el final de sus días cuando el filósofo estaba enfermo (había perdido casi la vista y perdido movilidad en las piernas), ella le encargaba a las amantes que lo cuidaran y les daba la lista de recomendaciones… Una de las amantes, quien era estudiante, le llevaba botellitas de whisky y que Sartre tenía prohibido… Y Simone habló con ella y con toda la firmeza del mundo le pidió que lo evitara pues era por la salud de Sartre… Nunca tuvieron hijos, porque ataban, decían… Ataban, por ejemplo, para el ejercicio de la libertad total y absoluta… Yo, decía Sartre desde su juventud, tengo una misión, que es ser escritor “y un gran escritor… Y para consagrarse a la literatura necesitaba el tiempo del mundo en vez de ocuparse y preocuparse de las mamilas y los pañales…
PLAZOLETA: Simone y Sartre caminaron por todos los ismos ideológicos… Y sobrevivieron con dignidad, pero más, mucho más, ejerciendo su libertad a plenitud… Y ser libre, decía, significa ser dueño de tu vida… Un tiempo, creyó en José Stalin y todos se le fueron encima… Pero cuando fue informado de los campos de concentración y de los escritores, filósofos, politólogos, académicos, etcétera, enviados a los campos Gulag, Sartre se deslindó… Y a su lado, Simone, con un fervor religioso porque Jean-Paul le había enseñado lo más importante de su vida, como era el ejercicio de la libertad en todos sus actos tanto públicos como privados, académicos y literarios, filosóficos y sociales…
PALMERAS: Simone decía: “Vivir es un gozo”… Sartre decía: “Lo más importante en la vida es vivir”… Para Sartre, por ejemplo, lo más interesante y fascinante de la vida era reunirse con mujeres, platicar con ellas, intercambiar puntos de vista sobre la vida, hablar de literatura, escuchar música, ir al cine, pasarse las horas en el restaurante y el café… Decía: “La mayoría de los hombres no escuchan lo que dicen las mujeres”… Unas veces, Simone lo acompañaba y era una mujer más en aquellos conciliábulos… Otras permitía que Sartre se reuniera solo con ellas para dejarle en absoluta libertad… Simone era bisexual y compartió el tálamo con algunas mujeres (y estudiantes) de Sartre… Y los dos lo sabían… Sabían, por ejemplo, que una circunstancia es la seducción del cuerpo y otra la seducción del corazón y otra la seducción de la inteligencia… Y nunca permitieron una mezcolanza en un conflicto de intereses ni un tráfico de influencias… “Daba tristeza no tener un amor como el de ellos” dijo una estudiante de Harvard…