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Pasa este invierno sin gripe ni resfriados

El Piñero

Ya ha llegaod el frío y con él las típicas alteraciones de la época (resfriados, gripes, infecciones respiratorias…). Y aunque tengas un buen estado de salud, es imposible predecir si vas a poder evitarlas ya que, si entras en contacto con una gran cantidad de virus y bacterias, pueden acabar colándose en tu organismo.

Sin embargo, cuanto más difícil se lo pongas a esos microorganismos, más opciones tendrás de luchar contra las pequeñas alteraciones de la salud que suelen ocurrir en esta época.

PRIMER NIVEL DE DEFENSA: BARRERAS DE PROTECCIÓN

Tu organismo tiene diferentes formas de protegerse frente a la invasión de los microorganismos infecciosos. La más básica, la que actúa a primer nivel, consiste en un sistema de “barreras externas”. Se trata de mecanismos innatos que impiden físicamente la entrada de estos patógenos al organismo.

Debes tener claro que tu estilo de vida marca a tus defensas. Mantener una vida sana con alimentación equilibrada, actividad física y una vida social activa hará que tus defensas estén en forma.

Tu alimentación, el ejercicio o la vida social afectan a tus defensas

Cuanto más débil está una persona más fácil es que algunos “atacantes” puedan actuar sobre el organismo” afirma el doctor Manel Ramos-Casals, especialista en Enfermedades Autoinmunes Sistémicas de la Sociedad Española de Medicina Interna.

Y aunque el propio doctor Ramos-Casals asegura que evidentemente no hay una “fórmula mágica” para lograr no coger ni una infección, “si mantenemos el cuerpo sano con unos buenos hábitos de vida conseguiremos superar en menos tiempo los efectos de las infecciones propias de invierno

¿Dónde se encuentran estas defensas?

  • En los puntos del cuerpo que de alguna forma están en contacto con el mundo exterior. Por ejemplo, la boca, las vías digestivas y la nariz tienen una mucosa que sirve para atrapar a los microbios. Los pelos de la nariz y los cilios del aparato respiratorio también tienen como objetivo “capturarlos”.

Las mucosas de la boca, nariz, vías digestivas… son una primera barrera contra virus

  • Asimismo, el sudor, la lisozima que hay en la saliva, las secreciones ácidas del estómago y la vagina… son barreras químicas que destruyen los microorganismos.
  • Por último, las floras de bacterias buenas del organismo (en la vagina, en los intestinos…) son barreras biológicas que impiden la invasión de los patógenos.

Cuida tus barreras de protección contra los resfriados

Que las barreras naturales de protección estén en óptimas condiciones es tu mejor baza para mantener a raya las infecciones, pues si estas están en plena forma, los patógenos no podrán entrar a tu organismo.

  • No reprimas la tos. Muchas bacterias, virus y tóxicos llegan al cuerpo humano a través del aire que respiramos. Por ello, los pulmones disponen de una primera línea de batalla contra ellos. Tanto en la tráquea como en los bronquios hay receptores que se irritan con la entrada de sustancias en suspensión produciendo la tos y la expulsión de la mucosidad donde han quedado atrapadas.
  • Por lo anterior, no conviene automedicarse con antitusígenos al primer síntoma de tos, pues quizá reprimas así tu primer mecanismo de defensa.
  • Dale de beber a tus mucosas. El estornudo se produce cuando los pelitos de la nariz detectan la entrada de partículas en suspensión “peligrosas” y son expulsadas a través del estornudo. Para mantener esa mucosidad es necesario que te hidrates bien, bebiendo suficiente agua (1,5-2 litros al día). No olvides tampoco que la sequedad ambiental también reseca las mucosas y que el uso de calefacción en invierno (que elimina la humedad) es uno de los principales motivos que provocan que los resfriados sean más comunes durante esta época.
  • Puede ayudarte a contrarrestar este efecto colocar humidificadores en casa o disponer pequeños cuencos con un poco de agua sobre cada uno de los radiadores.

La falta de humedad seca las fosas nasales y somos más susceptibles a los virus

  • Cuidado con los antiácidos. En el estómago también dispones de una barrera protectora natural: los ácidos gástricos que ayudan a digerir los alimentos también destruyen los patógenos. Por ello, abusar de los antiácidos puede contribuir a disminuir la capacidad protectora de tu organismo.
  • La higiene obsesiva no conviene. Ducharse varias veces al día o lavarse las manos más de 8 veces puede agredir la capa antiséptica de la piel, que es otra barrera natural contra las infecciones.

SEGUNDO NIVEL DE DEFENSA: GLÓBULOS BLANCOS

Si el primer nivel de defensa de tu cuerpo (tus defensas externas) es superado y un virus o bacteria logra entrar al organismo, no está todo perdido: en ese momento tu sistema de defensas internas, un batallón de células especializadas –los glóbulos blancos o leucocitos–, actúa contra los patógenos que intentan entrar.

¿Dónde se encuentran las defensas internas?

Se producen en los huesos y, en concreto, la mayoría se fabrican en la médula ósea.

Estas células se almacenan especialmente en algunos lugares, como los ganglios linfáticos y el bazo, pero circulan a través de la sangre por todo el organismo, por lo que tu sistema inmune está presente en todo el cuerpo.

“Se activa” cuando sufres una infección y entonces se pone en marcha la respuesta inmunológica contra los patógenos.

La flora intestinal es un buen “escondite” de las defensas

Respetar los horarios al dormir, practicar algo de deporte a diario y llevar una alimentación sana es básico para reforzar el sistema inmune, sobre todo, a medida que vamos cumpliendo años.

Así lo explica el Dr. José Molero, miembro del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria“El sistema inmune no es igual de eficaz toda la vida. Va empeorando al cumplir años, por el sedentarismo, malos hábitos o por una mala alimentación. Además, las enfermedades crónicas (como la diabetes, las cardiopatías o ciertas enfermedades hepáticas) pueden debilitarlo”.

También la flora intestinal es clave para protegernos de ciertas enfermedades, pues impide la posible invasión o desarrollo de microorganismos patógenos que provocan infecciones.

Además, es un “escondite” de las células inmunitarias por lo que el buen estado de esta flora se relaciona con la respuesta inmune que se produce en todo el cuerpo.

Con información de www.sabervivirtv.com

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