Luis Velázquez | El Piñero
31 de agosto de 2021
ESCALERAS: El viejito del barrio terminó adueñándose de una memorable y citable frase hecha. “Del amor al odio hay un paso”. Ayer, lo repitió luego de leer historia sórdida y siniestra sucedida en Oklahoma, Estados Unidos.
Años anteriores, murió un hombre. Entonces, la familia dispuso que lo cremaran. Y cuando en la funeraria entregaron las cenizas a la esposa, ella las tiró, sin avisar ni consultar a nadie, a la basura.
Incluso lamentó que en ningún momento hubiera podido tirar las cenizas al infierno, quizá porque ignora su ubicación concreta, específica y maciza.
PASAMANOS: La señora tuvo razón poderosa. Dijo: “Sus hijos, su familia, ni yo, le estamos agradecidos… por el dolor que nos provocó”.
En el caso de ella, el marido se la pasaba pateándola como si fuera pelota de futbol. Y por eso, en silencio vivió anidando la venganza en el momento adecuado.
Y lo encontró cuando en el año 2017 el hombre murió.
En aquel entonces, filmó un video y trepó en las redes sociales y se viralizó. Ahora, de nuevo, arrastrando el peor rencor del mundo y que sigue fermentando en sus neuronas, el corazón y el hígado, de nuevo subió el video.
CORREDORES: Se trata de un amor, un odio, un rencor, una venganza apache. Intensa. Volcánica. Siniestra. Sórdida.
Pero…, semanas anteriores, en la ciudad jarocha un hombre falleció. El hombre tenía casa grande y casa chica. Y con hijos en las dos partes.
Entonces, las esposas llegaron a sabio, prudente, mesurado, sereno y justo acuerdo, el siguiente:
Cremaron el cadáver y se repartieron las cenizas en par de urnas, entregadas por la funeraria.
Así, cada una y sus hijos quedó con partes iguales de cenizas y cada quien les ha dado el destino correspondiente.
BALCONES: Pero, bueno, hay amores exuberantes.
Como, por ejemplo, aquella señora que llena de celos y rabia por tanta infidelidad cortó el miembro viril a su pareja cuando dormía en una borrachera avasallante.
La chica de 17 años de edad de Medellín, Veracruz, que mató a la amante de 27 años de su joven marido de la misma edad, descarrilada por los celos.
La señora del norte de Veracruz que como los zopilotes arrancó los ojos a su marido por infiel reincidente con un cuchillo cebollero cuando dormía “la mona”.
La frase bíblica y célebre de “Mío o de nadie” se empalma atrás de las pasiones truculentas.
PASILLOS: En Soledad Atzompa, los indígenas detuvieron a un sexteto de secuestradores de maestros y los lincharon bajo el axioma aquel de “muerto el perro se acabó la rabia”.
En la ciudad jarocha, los vecinos de colonias populares son más encendidos y cada vez que entre todos descubren y detienen a un ladronzuelo, primero, lo madrean, y segundo, lo desnudan, y tercero, lo amarran a un poste de luz y/o lo atan de manos y pies y lo abandonan en el centro de la calle principal.
Luego, hablan a la policía para que se lo lleven, sin que nunca más vuelva a saberse de su destino judicial.
VENTANAS: ¡Sabed, entonces, príncipes y vasallos!:
Si ustedes, hombres machitos, golpean y patean y maltratan a la esposa, el día cuando mueran y sean cremados sus cenizas bien podrían terminar en la basura en medio del fétido y pestilente olor.
Y en un descuido, cuando toda la basura esté en el basurero, quizá habrá por ahí un zopilote que se las coma y saboree y su mala entraña, pésimo karma, mala vibra, purificará a las aves carroñeras.