Por: Roberto POLO| La raya|@RobertoHdz
Oaxaca, México.- Es obvio. El reciente nombramiento de Susana Harp como comisionada especial del Gobierno Federal para atender la epidemia del COVID-19 en Oaxaca, retrata la preferencia y confianza que le tiene el presidente de la república, muy por encima de personajes como Salomón Jara y Benjamín Robles que creían estar consolidándose en su ánimo.
La misión de Susana, de entrada, es ser el brazo que fortifique los esfuerzos que realiza el Gobierno del Estado para contrarrestar la propagación del Coronavirus, máxime en un territorio donde el peor estrago se mira desde el hombre sencillo y común que obligadamente tiene que salir a las calles para llevar el pan a la casa.
Además, su labor estará centrada en consolidar ese quehacer que el Gobierno Federal realiza en franca coordinación con el Gobierno del Estado y que, de acuerdo a datos duros de la Secretaría de Salud, tienen a Oaxaca en un índice de 51 a 100 casos activos que solo hoy pueden presumir siete entidades de la nación. Esto, derivado de la estrategia establecida para enfrentar la epidemia.
Por otra parte, su nuevo cargo dibuja un repentino cambio de simpatías, toda vez que podría traducirse en un moldeable peldaño que la ubique como seria aspirante al Gobierno del Estado, algo que ya podría estar en juego ante a la avistada sucesión.
Y es algo lógico cuando en el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) hay cuadros desgastados, groseramente manchados de expresiones de corrupción como las muestran Salomón Jara y Benjamín Robles que, otra vez, pretenden gobernar la entidad ante el evidente rechazo popular que cargan a espaldas.
Con esto, Susana Harp rompería y dejaría atrás toda esa estirpe contaminada, producida y gestada en la máxima expresión del “Gabinismo” que hoy se recuerda como un sexenio gatopardista y que se sirvió de Oaxaca para fabricar nuevos ricos. Ejemplos: Netzahualcóyotl Salvatierra, Germán Tenorio Vasconcelos (hoy encarcelado por un grotesco y millonario desvío de recursos), Gerardo Cajiga Estrada, exsecretario de finanzas, preso y absuelto de los cargos que se le imputaron por desvío de recursos, Celso Enrique Arnaud Viñas, ex secretario de Finanzas, acusado de presunta malversación de cien millones de pesos, y el principal operador financiero del exgobernador Gabino Cué, Jorge Castillo Díaz, por citar algunos.
Ojalá, rezan quienes exigen a Obrador un cambio real en Morena, Susana Harp sea quien construya un nuevo modelo político que se aleje de las prácticas tóxicas que Salomón y Benjamín instituyeron como forma de ejercer el poder.