Pemex ya no es la gallina de los huevos de oro que solía ser en la década de los setenta. La 4T busca rescatar a petrolera, pero el clima internacional es adverso por la caída del precio del crudo a nivel mundial que se agravó por el COVID-19, al que se suman los problemas en casa, como lo son sus altos niveles de endeudamiento, su déficit financiero y la caída de las ventas y las exportaciones en el último año.
Ciudad de México, (SinEmbargo).- Petróleos Mexicanos (Pemex) es un factor clave para la economía nacional y sin duda es un pilar para la estrategia de desarrollo económico del Gobierno de la Cuarta Transformación, cuyo esfuerzo parece en vano, pues la petrolera llega a sus 82 años en números rojos y con un clima adverso internacional por la caída de los petroprecios derivado de la guerra de producción entre Rusia y Arabia Saudita, y ahora también por la pandemia del COVID-19.
La importancia del petróleo y de Pemex para la economía nacional es basta. Los ingresos petroleros suponen una quinta parte (o el 19 por ciento) del presupuesto del sector público de México; y la mitad de ese ingreso (nueve por ciento) proviene directamente de los impuestos y derechos que la Empresa Productiva del Estado le paga al Gobierno federal.
El resto de los ingresos petroleros proviene de fondos derivados de concesiones de exploración y extracción de hidrocarburos por parte de Pemex y de empresas privadas.
A pesar del impulso de la petrolera al erario público, su potencial productivo y su solvencia financiera han ido a la baja durante décadas, e inclusive, la caída en los últimos dos sexenios fue terrible.
Durante el mandato de Felipe Calderon Hinojosa, en 2009, la petrolera empezó a reportar números rojos. Es decir, comenzó a tener pérdidas en lugar de generar ingresos. Y durante los años de gobierno de Enrique Peña Nieto, entre 2013 y 2018, Pemex incrementó su deuda 103 por ciento real, de modo que hoy carga con un lastre financiero de más de dos billones de pesos (a precios corrientes de 2020).
Para rescatar a la petrolera, el Gobierno de AMLO ha propuesto reducir y reconvenir sus niveles de endeudamiento, recortar la carga fiscal de la empresa, impulsar su productividad —entre otras cosas— con la construcción de una séptima refinería de crudo y acabar con la corrupción en su interior.
¿Pero cómo llega Petróleos Mexicanos a 82 años de su creación y de la Expropiación Petrolera?
Pemex inició 2020 con una crisis de ciberseguridad que derivó en un intento de extorsión por parte de hackers y la publicación de archivos sensibles. Sin embargo, el inicio de año también estuvo marcado por resultados positivos.
En enero de 2020, Pemex reportó una balanza comercial positiva de 452 millones de dólares. Esto quiere decir que en el primer mes del año, la compañía exportó más petrolíferos y petroquímicos de los que tuvo que importar para alimentar la demanda interna de México.
No obstante, al cierre del año pasado, su balanza comercial fue negativa o desfavorable por 568 millones de dólares. Esto quiere decir que Pemex importó más de lo que exportó, y en consecuencia, que su capacidad productiva fue insuficiente para cubrir la demanda interna y vender los excedentes al extranjero.
Lo anterior contrasta con los datos de la balanza comercial general de petrolíferos y petroquímicos de México, que además de las importaciones y exportaciones de Pemex, considera las de las maquilas del sector energético.
El año pasado, la balanza comercial general cerró con un saldo positivo de 5 mil 821 millones de dólares. Ello implica que el sector energético mexicano vendió más de lo que compró, en gran medida por el impulso del sector privado, en un contexto productivo en que Pemex requirió, en el último sexenio, aumentar las importaciones y reducir las exportaciones.
Un cambio observable en Pemex con la llegada del Gobierno de la 4T fue la inversión de la tendencia observada en su balanza comercial entre 2013 y 2018, ya que en el primer año de mandato de AMLO, el valor de las importaciones (-23.3 por ciento) decayó más que el valor de las exportaciones (16.5 por ciento), en un primer intento de ajuste de la balanza comercial de la Empresa Productiva del Estado.
PRODUCTIVIDAD A LA BAJA
El Gobierno de AMLO ha reiterado que a pesar de la caída en las ventas y los problemas financieros que aún acarrea Pemex, la compañía ya inició la implementación de un plan de reestructuración financiera y de negocios que tomará tres años en concretarse.
Durante el año pasado, Pemex comenzó a “resolver problemas estructurales y a sentar las bases de una nueva política de gestión operativa y financiera”, dijo en conferencia el director corporativo de finanzas de la petrolera, Alberto Velázquez García.
Velázquez también refirió que a partir de este año, Pemex logrará consolidar las iniciativas que comenzarán a ser aplicadas en el año 2021, para lograr el “equilibrio financiero de Pemex”.
En lo que las medidas anunciadas por la nueva directiva de la petrolera cobran efecto, la gallina de los huevos de oro continúa secándose a paso lento.
Los datos del Sistema de Información Energética (SIE) de la Secretaría de Energía (Sener) indican que la productividad de las seis refinerías de Pemex ha ido a la baja en las últimas tres décadas. Una tendencia que se ha mantenido hasta la fecha.
Sólo entre 2018 y 2019, la capacidad de proceso anual real de petróleo crudo de las plantas de Cadereyta, Madero, Minatitlán, Salamanca, Salina Cruz y Tula decayó 3.3 puntos porcentuales.
Lo anterior implica que hasta el cierre del año pasado, las seis refinerías operaron al 38.4 por ciento de su capacidad, mientras que en 2018 lo hicieron al 39.7 por ciento.
Lo mismo ocurrió con el proceso anual real de petrolíferos a nivel nacional. Entre 2018 y 2019, la capacidad de refinación de las seis plantas de Pemex decayó 0.5 por ciento, al pasar de 40.8 a 40.6 por ciento de operación según su capacidad total.
Una de las consecuencias de la baja productividad de las plantas de Pemex fue la caída (-7.23 por ciento) de la producción nacional consolidada de petróleo crudo en el último año, que se situó en 1 millón 700 mil 698 barriles diarios al cierre de 2019.
Inclusive si comparamos los resultados de enero de 2020 con los del mismo periodo en los dos últimos años, tanto para el procesamiento de crudo como de petrolíferos, se observa que las refinerías de Pemex operaron mejor a inicios de 2020 (al 36.2 por ciento de su capacidad) que a inicios de 2019 (al 32.9 por ciento de su capacidad), pero peor que a principios de 2018 (al 38.9 por ciento de su capacidad).
CAYERON LAS VENTAS
Una investigación de SinEmbargo refiere que “la aceleración de los casos de coronavirus en el mundo ha provocado una caída en los precios del petróleo de más del 50 por ciento desde diciembre de 2019, cuando empezó el brote. Las restricciones de movimiento, vuelos y actividades productivas y empresariales, aunado a la guerra de precios de crudo iniciada por Arabia Saudí llevará a los países petroleros, entre los que aún se encuentra México, a una caída en sus ingresos de hasta el 85 por ciento, según estimaciones de la OPEP y la AIE”.
De acuerdo con cifras del Banco de México, el precio de la Mezcla Mexicana de petróleo cayó 52.55 por ciento entre el 2 de diciembre de 2019 y el 13 de marzo de 2020, al pasar de 50.98 a 24.19 dólares por barril, y se espera que en las próximas semanas su valor decaiga aún más.
Debido a que los ingresos petrolíferos del sector público de México se han visto afectados por la caída del precio del petróleo mexicano, el pasado 12 de marzo, Pemex informó haber solicitado y recibido el primer pago de la cobertura petrolera de 2020, que es un seguro que fue contratado a finales de 2019, para que la compañía pudiera sobreponerse a situaciones adversas como las actuales, a través de una inyección de capital para el periodo comprendido entre el 16 de diciembre de 2019 y el 15 de diciembre de 2020.
Las cifras oficiales indican que los ingresos de Pemex del año pasado (1.5 billones de pesos) fueron 20.6 por ciento inferiores a los de 2018 (expresados a precios corrientes de 2019).
Entre los factores que explican el declive de los ingresos de Pemex –además de la caída del precio de la Mezcla Mexicana de petróleo y la subsecuente caída de los precios de referencia de las gasolinas– están la reducción de las ventas internas de México y la exportación de crudo y sus derivados.
Por un lado, la exportación de crudo de 2019 fue 6.8 por ciento inferior a la de 2018, al pasar de 1 millón 183 mil 982 a 1 millón 103 mil 341 barriles diarios (bpd) de petróleo vendido al extranjero. Sin embargo, el grado de exportación de enero de este año (1 millón 260 mil 443 bpd) fue superior al de enero de 2019 (1 millón 71 mil 452 bpd) y al de enero de 2018 (1 millón 106 mil 424 bpd).
Con la caída del volumen de exportaciones de crudo, los ingresos de Pemex por ventas en el extranjero decayeron 15.5 por ciento, al pasar de 29 mil 333 a 24 mil 500 millones de dólares anuales, entre 2018 y 2019.
Por otra parte, las ventas internas de petrolíferos –incluidas las gasolinas– cayeron 7.8 por ciento, ya que mientras que en 2018 hubo consumo de 1 millón 479 mil 400 barriles diarios, en 2019 el consumo bajó a 1 millón 363 mil 700 barriles diarios.
Lo anterior implicó una caída de 19.2 puntos porcentuales reales de los ingresos de la Empresa Productiva del Estado, que en el último año recabó 769 mil 836 millones 600 mil pesos corrientes por ventas de petrolíferos en todo el territorio nacional.
Las cifras de enero de 2018, 2019 y 2020 indican que la tendencia a la baja continúa, ya que el consumo de petrolíferos decayó 6.6 por ciento anual en promedio, con caídas por ingresos coligados de 14 puntos porcentuales entre 2018-2019 y 2019-2020.
FINANZAS Y CORRUPCIÓN
El declive de las ventas de Petróleos Mexicanos también impactó la sanidad financiera de la compañía fundada en junio de 1938, en el marco de la Expropiación Petrolera de ese mismo año, durante el sexenio del Presidente Lázaro Cárdenas del Río.
De acuerdo con los “Estados Financieros Básicos” reportados ante la Bolsa Mexicana de Valores, Pemex registró pérdidas por 346 mil 135 millones 200 mil pesos durante 2019.
Las pérdidas financieras del año pasado fueron 91.8 por ciento superiores a las de 2018. Dichas pérdidas estuvieron auspiciadas, sobre todo, por los impuestos a la utilidad (360 mil mdp), los gastos que no incluyen los costos de operación (329.4 mil mdp) y las pérdidas registradas en “negocios conjuntos” (1.1 mil mdp).
El déficit fiscal de Pemex ha venido agravándose desde 2009 y ha venido acompañado de un aumento en el nivel de endeudamiento de la Empresa Productiva del Estado. Sin embargo, en el último año, la deuda consolidada de Pemex decayó 9.1 puntos porcentuales reales (a precios de 2019).
En la actualidad, la deuda de la petrolera es de 1 billón 983 mil 174 millones de pesos corrientes del año pasado.
Los problemas productivos y financieros de Pemex están ligados al abrupto contexto internacional y a la falta de inversión productiva. Pero también incluye corrupción y malos manejos que en las últimas semanas han sacado a relucir, de nueva cuenta, casos como el de Agro Nitrogenados y Fertinal, o el de la aplicación de medicamentos infectados con una bacteria en el Hospital de Pemex de Villahermosa, Tabasco, que ha causado la muerte de ocho pacientes, cuya defunción podría estar ligada –según la proveedora Pisa– a una adulteración o violación de la integridad de los medicamentos, o bien, a problemas de negligencia administrativa.
Precisamente, una de las mayores pérdidas económicas ligadas a la corrupción interna de Pemex es aquella relacionada con el huachicol, o el robo de combustibles a través de los ductos de la petrolera.
Pemex ha referido que el llamado “huachicoleo” sería imposible sin un “pitazo” a los delincuentes, por parte del personal de la Empresa Productiva del Estado.
Las cifras oficiales indican que el robo de combustible se quintuplicó entre 2013 y 2018, al pasar de 2 mil 216 a 14 mil 910 casos registrados.
No obstante y durante el primer año de mandato de AMLO, Pemex dio a conocer que el número de tomas clandestinas fue a la baja en casi 13 puntos porcentuales en comparación con 2018, al registrarse 13 mil 16 casos.
Según el actual titular de la compañía, Octavio Romero Oropeza, el combate al huachicol del Gobierno Federal no sólo redujo el robo de combustibles, sino que sus acciones de prevención y atención supusieron un ahorro de 56 mil millones de pesos en poliductos y mil 900 millones en gas licuado.
Sólo entre 2011 y 2016, la Auditoría Superior de la Federación reportó un total de 17 mil 535 tomas clandestinas reparadas, cuyo costo de compostura ascendió a 3 mil 70 millones 852 mil 500 pesos, sin considerar el costo derivado del robo de combustibles.
Fuente : https://www.sinembargo.mx/18-03-2020/3749794