LPO
MÉXICO.- Notable el periplo de Rosario Robles en el último año. Fue una figura excluyente en el triunfo de Alfredo Del Mazo en Edomex, gano voz y voto en las conversaciones del más alto nivel, sonó fuerte para reemplazar a Miguel Ángel Osorio Chong en Segob y se permitió por momentos rivalizar con Luis Videgaray.
Tal vez en esto último habría que encontrar la explicación para tan pronunciado declive en tan poco tiempo. En los últimos tres meses Robles no asumió en Segob, no se le permitió registrarse para el Senado por el PRI en CDMX, se le encargó quedar al frente de la reconstrucción por los sismos de septiembre en Sedatu, terminó acusada por desvió de fondos desde la ASF y, finalmente, esta semana intentó ver a Enrique Peña Nieto en dos ocasiones y la respuesta fue negativa.
A poco más de una semana del escándalo de los desvíos de recursos, ninguna figura de primer orden la ha respaldado. Ayer miércoles por la noche en el War Room de José Antonio Meade se comentaba que cuando lo confrontaran al candidato por este caso el solo diría que liberaba los recursos porque no quería desamparar a adultos mayores. El uso de los mismos corresponde al secretario del área. Fin de la discusión.
Un dato que alimenta la tesis que maneja Robles de que su caída en desgracia fue gestada por los itamitas que nunca toleraron su influencia en el círculo primario. Hay coincidencias a tener en cuenta: el jefe de voceros de Meade, el senador Javier Alarcón comentó esta semana que le llama la atención que desde Morena no se toque a Robles. Alarcón tiene la idea fija de que la secretaria forma parte de aquellos funcionarios y referentes que coquetean con el puntero en la encuestas.
La semana pasada Videgaray conversaba con un grupo de allegados que le preguntaron si estaba o no en la campaña de Meade. La respuesta fue señalar que el caso del tesorero Alejandro Gutiérrez (que golpea a Manlio Fabio Beltrones) salió del SAT, donde despacha un hombre que reporta directo al canciller. Lo mismo ocurrió con los negocios de las constructoras hidalguences (que golpean a Osorio). Y lo mismo sucede con las revelaciones sobre Ricardo Anaya y su situación patrimonial. Flota en el aire la duda de si la caída de Robles también está dentro de esa complicada zaga.
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