- Alambrera de espinas
- Plus de vientos favorables
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Pepe Yunes Zorrilla está a prueba de fuego. En menos de un año, en la jungla electoral, su partido, el PRI, sufrió 3 derrotas. La gubernatura. La mayoría en el Congreso local. Y la mayoría de alcaldías. Y si pierde el primero de julio significará, entre tantas otras cositas, que las elites y la militancia tricolor sigan desempleadas hasta el año 2024.
Y está canijo, con todo y que “ni hay enfermedad que dure cien años ni enfermo que aguante”.
El inminente candidato a la silla embrujada del palacio camina sobre una alambrera de espinas y cardos.
Antes, en el Fidelato, perdió la Senaduría. Y por añadidura, y aun cuando las derrotas son más pedagógicas en la vida, y en la política, una derrota más sería, como dicen en el rancho, “la muerte en vida”.
Por ahora, Pepe está lejos del cielo. Pero como en la religión católica la gran apuesta gira alrededor de la esperanza, la esperanza muere un segundo antes de irse al otro lado.
El estratega Ceferino Tejeda Uscanga, secretario de Acción Electoral del CEN del PRI por segunda ocasión, y quien nunca ha perdido en las urnas, tampoco en los tribunales, dice que el tricolor ganará el primero de julio siempre y cuando exista unidad.
Unidad monolítica, la mismita que ha caracterizado al partido político más viejo del país. Y del mundo, a tono con el partido vietnamita.
PASAMANOS: El cielo, claro, se puede tomar por asalto. En el año 2000, el panista Vicente Fox Quesada tomó Los Pinos por asalto. En el año 2012, el priista Enrique Peña Nieto recuperó la casa presidencial para el partido rojo.
Ahora, el desafío es para Pepe Yunes en Veracruz.
El tricolor está en la noche más oscura de su vida. Un año y miedo de orfandad política.
Pero con todo y el desgaste social y moral por culpa de Javier Duarte, Karime Macías, los duartistas abyectos, el ORFIS, la Comisión de Vigilancia de la LXIII Legislatura, los Contralores y los titulares de la secretaría de Finanzas y Planeación, muchos plus tiene Yunes Zorrilla a su favor.
Uno, su honestidad. Dos, su experiencia. Tres, el conocimiento de Veracruz. Cuatro, el equipo político del partido. Cinco, los grandes logros que alardea Enrique Peña Nieto. Seis, la biografía política de José Antonio Meade que bien explorada y manejada pudiera, digamos, levantar expectativas concretas y específicas.
En todo caso, y ante el PAN y MORENA, el proverbio popular lo dice con claridad:
“Más vale malo por conocido que bueno por conocer”.
Pero encima del pasado huracanado dejado por Duarte y compañía, la integridad de Pepe está fuera de duda en un Veracruz, y en un país, famoso en el mundo por tanta corrupción política en que ningún partido político se salva.
Y si los operadores priistas “se hacen bolas” y ninguno cacarea la honestidad de Pepe, entonces, todos están perdidos.
CASCAJO: Hay, cierto, efectos devastadores contra el nuevo priismo de Veracruz. Los políticos presos, por ejemplo, que tanto abusaron con el saqueo.
Las encuestas, según parece, vientos huracanados el día de hoy…, pero las encuestas reflejan un instante y de aquí al primero de julio hay un montón de años luces.
Y más, cuando el tablero puede cambiar.
Por ejemplo, ni modo que la población electoral acepte, así nomás, sin irritarse, sin indignarse, validando a ciegas el nepotismo azul.
Y ni modo que los ciudadanos voten por el candidato de AMLO que padece diarrea verbal y se la pasa hablando, sin que nada, absolutamente nada lo respalde en el pasado, digamos, con una biografía política con resultados concretos y específicos, y más aún, mostrada y demostrada la honestidad “a prueba de bomba” que alardea.
En menos de un año, el PRI se desplomó. Pero ni modo que la experiencia, la capacidad y la imaginación de los priistas alrededor de Pepe Yunes sean más pequeños que Javier Duarte y menos que la yunicidad y menos que AMLO.
RODAPIE: Ante los rumores de una devaluación, José López Portillo, 1976/1982, pronunció frase apocalíptica: “Defenderé el peso… como un perro”, dijo.
El articulista y legendario líder de la autonomía de la UNAM, Alejandro Gómez Arias, le reviró de la siguiente manera:
“No, señor presidente, defienda al peso como un presidente”.
Por eso, la población electoral ha de ver a un Pepe Yunes a la defensiva. Bragado como dice su padre, don Pepe Yunes Suárez, que es. Mesurado y reposado, y firme. Primero, es por su nombre y un prestigio que necesita cuidar. Segundo, por rescatar a su partido del hundimiento. Y tercero, y que acaso sería la razón superior, por Veracruz. El millón de indígenas. Los dos millones de campesinos. Los tres millones de obreros.
Lo demostró, incluso, como Senador, cuando fue el único de los 128 senadores y de los 500 diputados federales que cabildeó recursos frescos para los presidentes municipales y productores organizados de la tierra jarocha… en vez de sentarse, como gran parte, “a ordeñar la vaca”.
POSTES: Ha, entonces, el inminente candidato del PRI y PVEM a la gubernatura, defender la casta, sin que signifique “diente por diente y ojo por ojo”, pues su formación social es de conciliación.
Pero al mismo tiempo, con entereza ante el menosprecio y el desdén que ha llevado a los otros a clamar que la batalla en las urnas sólo será entre el PAN y MORENA.
Y de igual manera, exponiendo un proyecto de Estado y el cómo de que cada iniciativa, de cada enunciando, de cada programa, de cada sueño, para demostrar la claridad de su pensamiento social.
Y más, cuando los otros viven enfrentados creyendo que con el denuedo convencerán a la población.
Pepe Yunes está en medio del nepotismo y el populismo mesiánico, lejos de la perversidad panalesca.
Y con una estrategia luminosa para que la población conozca su historia en que los hechos y resultados se multiplican bastará para hacer la diferencia entre el pasado borrascoso y el presente, y entre él y los tres aspirantes al trono imperial y faraónico.
Es la hora de reinventar desde Veracruz al partido tricolor.