Por Paulo Sergio HG
La espiritualidad rige, a veces como sentimiento, como norma o tradición. De alguna forma, influencia nuestra vida, aunque sea de manera externa. En estos días, se cocinan mariscos y pescados en la mayoría de los hogares, y siendo católico o no, se vuelve parte del del menú cotidiano.
En algunos lugares, las mojarras marinadas con ajo y fritas en cazo con anafre y carbón nunca faltan, mientras que, en otros lugares, los caldos de jaiba fresca o con postas de robalo lucen sus sabores en caldos de tomate, epazote y chipotle.
Y es que lo maravilloso de esta época está en que puedes encontrar pescados y mariscos muy frescos y a un precio competible; mucho mejor que en el resto del año que son traídos desde las presas Cerro de Oro o Temazcal, las costas de Veracruz o de Oaxaca.
Cada región tiene su manera propia de cocinar, por ejemplo, en los Valles Centrales de Oaxaca nunca falta la lisa capeada con huevo que se sirve acompañada de rabanitos y frijoles blancos en mole coloradito y camarón. Desde otra perspectiva, la cuaresma veracruzana se acompaña con pescado frito y arroz con ajo.
¿Cómo es la comida de cuaresma en tu familia?