Por: Roberto POLO
Tuxtepec, Oaxaca.- Aquí están, de nueva cuenta, orquestando otra campaña para denostar a un reportero cuyo pecado en la cancha pública ha sido mostrar una mínima parte de la innegable realidad, esa que las autoridades evitan entender y atender. “Invéntate otra psicosis” le llaman.
Son trabajadores del Ayuntamiento de Tuxtepec, incluso funcionarios de primer nivel como directores, regidores y hasta el suplente del presidente municipal, Noé Ramírez, quienes de manera abierta y pública impulsan un frente en contra de un solo hombre, un reportero, un comunicador, un ciudadano común que, como todos, padece los mismos estragos del abrumado entorno social.
Pacificar una ciudad, como lo ha endilgado el alcalde Fernando Bautista, se trata de ejercer pleno respeto a una sociedad que está ávida de buenos resultados. Se trata de abonar y cultivar el amor mediante acciones honestas y saludables. Y no golpeando de manera absurda a un solo hombre que, como miles de tuxtepecanos más, tiene la libertad de expresar y documentar la injusticia, el latrocinio, los estragos de la incapacidad gubernamental.
Es incongruente que un día hablen de la paz, del respeto, de la tolerancia, de la justicia, y al otro, utilizando la maquinaria del estado, increpen la humilde labor de un reportero acusándolo de propalar psicosis. Entonces, se preguntará el ciudadano ¿Un humilde reportero es responsable de los asesinatos, los secuestros, los asaltos, el cierre masivo de cortinas comerciales y la apabullante crítica social en contra de un presidente? ¡Caramba! de serlo, entonces, deberá actuar la Ley, de lo contrario, evidencian total ausencia de gobierno.
Por ejemplo, basta observar el comportamiento mediático de Noé Ramírez quien –si por azares del destino Fernando Bautista se ausenta del gobierno– podría ser el próximo presidente municipal. De entrada, utiliza su cuenta personal de Facebook para simpatizar con la paz, la concordia. Pero también para compartir memes que denostan la labor de Carlos Abad. Se sube al barco del ataque, de la horneada pública. Incongruente.
No es extraño que el funcionario público conteste con el hígado. Es normal, a sabiendas de su escaso criterio y pobreza mental, de su orgánica falta de talento para contestar con tesón y la altura política que hoy exige la sociedad. ¿Se lo imaginan de presidente? Lo que debiera responder, aconsejan los ciudadanos, es decir cómo, en un año, alzó su nueva residencia ¿Cómo, de manera inmediata y luego de ser tesorero municipal, incrementó su nivel de vida?.