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Pinochos del siglo XXI; Festival de la sangre en Veracruz, capital mundial de la salsa

El Piñero

Luis Velázquez Barandal

20 de abril de 2019

ESCALERAS: El gobernador se ha creado un mundo color de rosa. Su palacio de arena a la orilla de la playa. Su arca de Noé. Su (su, de su propiedad) fiesta particular, su “plenitud del pinche poder”, festival de salsa, bautizado como el Salsa Fest 2019. Veracruz, cacarea, “la capital mundial de la salsa”.

¡Vaya como si fuera presidente de la sociedad de alumnos de la escuela secundaria Hernán Cortés, Quetzalcóatl o Huitzilopochtli!

 

PASAMANOS: Avisito a los incrédulos: hay festivales de salsa… en todo el mundo.

Además, ultra contra súper prestigiados desde hace muchos años.

Festivales de salsa en Cuba, Puerto Rico, Colombia, Argentina, etcétera.

114 festivales de salsa en Europa. En España, por ejemplo, en Sevilla, Valencia y Madrid.

Además, durante todo el año y cada año.

Incluso, con una programación planeada mes con mes.

Festivales de verano con grandes congresos sobre salsa, y bailongos adicionales como, por ejemplo, bachalas, funanas, kuduvos, kizombas y tango.

Festivales de salsa en México con salsa cubana. Y, claro, los mejores intérpretes de América Latina.

El festival de salsa y desde hace muchos años en el Coliseo de Yucatán. Y en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México.

Para acabar pronto, el gran festival de salsa sensual en Tlatelolco, la sede de la matanza de estudiantes en el movimiento del 68, tiempo cuando la sangre escurría en las escalinatas de los edificios de oficinas y departamentos.

Y aún así, el góber salsero festina y alardea que su Salsa Fest 2019 convertirá a Veracruz “en la capital mundial de la salsa”.

Cada político, claro, se cree sus mentiras. Pinochos del siglo XXI.

 

CORREDORES: El martes 9 de abril, el góber y la secretaria de Turismo de Rocío Nahle, presentaron el Salsa Fest, ajá, ante los medios de la Ciudad de México.

“Este festival se consolida como único a nivel internacional” dijo.

El festín del cuerpo biológico del ejecutivo. Su fama pública de góber fifí, salsero y sabadaba, “en la plenitud del pinche poder”.

40 millones de pesos del presupuesto para la pachanga en el tiempo de la pobreza franciscana de AMLO, antes llamada austeridad republicana.

 

BALCONES: Javier Duarte creó el festival de salsa con sede en Boca del Río.

Y cuando Miguel Ángel Yunes Márquez ganó la presidencia municipal, entonces, encolerizado y emberrinchado, Duarte trasladó el festival a Coatzacoalcos, donde en un dos por tres fue debut y despedida.

Entonces, Fernando Yunes Márquez ganó la alcaldía jarocha derrotando en las urnas al constructor de MORENA, Ricardo Exsome Zapata, con obra pública en el fidelato, el duartazgo y la yunicidad, y el góber cerró la llave de la secretaría de Finanzas y Planeación para el carnaval jarocho.

Y, de ñapa, jab directo al hígado político de la yunicidad, rescató el festival de salsa en Boca del Río.

El góber de AMLO, igual que Javier Duarte, gobernando con el hígado, el rencor, el odio y la venganza.

¡Veracruz, que se joda, pues las elites políticas miden fuerza en guerra despiadada y cruenta!

¡Yo soy el Estado!, gritoneaba Luis XIV cuando tenía 19 años y era dueño del poder… por herencia imperial y faraónica.

Igual que en Veracruz.

PASILLOS: La única obra pública del góber de AMLO es, por ahora, el festival de salsa. 40 millones de pesos.

El festival Tajín, 39 millones de pesos, fracaso rotundo. Los prestadores de servicio así lo enunciaron.

La Casa Veracruz, la sede oficial del gobernador, convertida en la sede de la UPAV, de igual manera, digamos, como Los Pinos fue transfigurado en museo, el más grande, cacarea el boletín oficial, del planeta.

Callecitas mamonas reencarpertadas y festinadas a todo lujo y esplendor.

Y, claro, la más alta obra pública encarnada en el nepotismo tanto del gobernador como de uno que otro secretario del gabinete legal, como aquella titular soberbia y frívola diciendo que buscó y buscó y buscó profesionales de alta calidad y solo encontró a su hijita para designarla jefe de Amparos de la secretaría de Trabajo y Previsión Social.

 

VENTANAS: Festival de salsa, ajá, que será solo por tres días.

En los festivales de salsa en el país, por ejemplo, diez, quince horas diarias continuas de música salsera…, como dice el clásico, ¡hasta que el cuerpo aguante!

Aquí, en Veracruz, hay otro gran festival.

Es el festival de la sangre, de la muerte, de los secuestros, de las ejecuciones extrajudiciales, de la desaparición forzada, de las mujeres ultrajadas y decapitadas, de los niños asesinados, de las fosas clandestinas.

Drácula sería feliz… con tanta sangre.

El festival de salsa ante o contra o enfrente del festival de la sangre.

Bacanal de música salsa… para festín del señor gobernador.

Bacanal de sangre… para llorar a los muertos de la población civil.

AMLO, predicando la austeridad republicana. El góber jarocho, en su mundo de juguete.

Ojalá y pudieran invitar a Chabelo (para recordar su pasado en Televisa) y a Tatiana.

Más a Chabelo, Javier López, ahora debutando como jefe policiaco en la película “Complot Mongol”, alternando con Damián Alcázar y la suculenta Bárbara Mori.

 

PUERTAS: Cada año, la imaginación cultural de los conductores de Telever, TV Azteca y TV Más, apenas, apenitas, alcanza para repetir, sin pudor, que el carnaval jarocho “es el mejor del mundo”.

Ahora, sin pudor, el góber gritoneando que el festival de salsa convertirá “a Veracruz en la capital mundial de la salsa”.

La política, como el arte de vivir de mentiras y rollos, fuegos pirotécnicos, demagogia pura, elementos distractores.

En la antigua Grecia la política consistía en dar “pan y circo” al pueblo. También ahora, claro, qué caray, pero solo circo, pero sin pan, en un Veracruz donde uno de cada 3 jefes de familia lleva el itacate a casa con el ingresito del changarro en la calle vendiendo picadas, gordas, tacos, tortas y refrescos de cola y en donde doscientas familias son dueñas de más del 60 por ciento de la riqueza estatal.

“Los tiempos bonitos, muy bonitos, bonitos entre los bonitos” (frase bíblica del góber de AMLO) han llegado.

¡Hosanna, hosanna!

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