Indice Político|Redacción|Francisco Rodríguez
México.- Hace cosa de un mes la tripulación que impulsaba la nave de José Narro Robles en la competencia de veletas –no veleros– por encabezar lo poco que ya queda del PRI comenzó a hacer agua.
El contramaestre Miguel Ángel El Chino Osorio Chong anunció que él dejaría de participar si el grumete Aurelio El Niño Ñoño Nuño permanecía en el equipo. Y entonces, el fallido ex titular de la SEP ahuecó el ala. Nadie, por cierto, lamentó su partida.
Luego, hace apenas unos cuantos días, conflictivo y soberbio como es, El Chino se bronqueó con el almirante Manlio Fabio Beltrones y… pleito tras pleito interno, la nave zozobró.
El médico Narro –todos sus doctorados son honoris causa— fue lanzado a la navegación por lo que se dio en llamar la nomenklatura de los restos del priísmo: Beltrones, sí, pero sobre todo por Emilio Gamboa, el mismo Osorio Chong, El Negro René Juárez y hasta por la borrachita Ruiz Massieu, la mayoría de ellos de manufactura del (torpe) bailador Enrique Peña Nieto quien recién confirmó que tiene las manos largas, pero también dos pies izquierdos.
Todos ellos, en efecto, más otros –como el duranguense (¿cómo se llama?) Hernández Deras, que regentea el cascajo de lo que fuera la CNC– embarcaron al ingenuo médico cirujano en una travesía que de antemano se sabía no llegaría a puerto.
Lo hicieron mentir al obligarlo a decir que tenía más de cuatro décadas de militancia priísta.
Lo trataron como títere o pelele.
Lo usaron para intentar defender sus parcelas de relativo poder político y, eso sí, de redituables ganancias económicas en venta de medicamentos, insumos para hospitales, en la industria de la construcción y aún en los de la renta de aeronaves, entre otros bisnes que les son propios.
Es a ellos a quien Narro debería reclamarles su fallida intentona.
Y es que hasta pena ajena daba el ver a un ex rector de mi Alma Mater ser tratado como el Titino de veteranos y muy interesados ventrílocuos.
Bien que finalmente el médico Narro Robles haya recuperado la dignidad, ¿no cree usted?
El escuálido padrón priísta
Ahora que, la última de sus declaraciones –antes de renunciar a su pretensión de resucitar al cadáver del PRI y a su ficticia militancia– dejan peor parado al médico cirujano Narro Robles.
Habló de un padrón adulterado, manipulado, rasurado, ordeñado o algo así, tratando de confundir al respetable que, seguramente, ya olvidó que a principios de este 2019 fue el INE el que inició una revisión, actualización y sistematización de los padrones de afiliados y afiliadas de ¡todos! los partidos políticos.
Y que, en un oficio del reciente 13 de mayo, dirigido al Consejo General del INE, la representante de lo que queda del PRI en ese organismo, Marcela Guerra, reconoció que el número real de afiliados del antes invencible era de apenas 1 millón 159 mil 320 y no de 6 millones y medio de militantes, como presumía desde hace dos años.
Escuálido, ya sin músculo, el PRI va rumbo al más desastroso de los naufragios.
Sus tripulantes están enfrascados en pleitos –que no son ideológicos, sino pecuniarios–, y al parecen no hay quien achique el agua que ingresa por todos lados.
¿Podrá el próximo dirigente poner orden y enderezar el rumbo del PRItánic?
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