- Y tan lejos de Dios
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Nadie conoce, parece, la relación de Cuitláhuac García, Miguel Ángel Yunes Márquez y Pepe Yunes Zorrilla con Dios. En todo caso, con un Ser Superior.
Se ignora, por ejemplo, si estarán cerca de Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, quien a los 19 años de edad cuando pronunciara el discurso como miembro de la Academia de la Lengua asegurara que “Dios no existe”.
O cerca de Fedor Dostowiesky quien advirtiera al mundo que “si Dios no existe… entonces yo soy Dios”.
O de Jean-Paul Sartre, quien luego de negar la existencia de Dios dijera que “Dios es cada hombre”.
O de José Vasconcelos, el primer candidato presidencial independiente (que enfrentara el cacicazgo de Plutarco Elías Calles) quien en su vida política renegara de Dios y hacia el final volviera a Dios como el hijo pródigo.
O en todo caso, si el trío de candidatos a gobernador de Veracruz sean iguales que Carmen Romano de López Portillo y tengan su Uri Geller.
O que Martha Sahagún y tengan su brujo de cabecera.
O que Fidel Herrera Beltrán, quien a cada rato en el avión oficial viajaba a Cuba para consultar a los santeros y seguir caminando en la vida.
O estén más cerca de los árabes y crean en Alá.
Nadie dudaría que encumbrados en la política, ellos mismos se crean dioses y hasta apuesten “a la vida loca”, vida sin un dios de cabecera.
PASAMANOS: En otros tiempos electorales, cada candidato presidencial, por ejemplo, sin duda los candidatos a gobernar Veracruz, solían reunirse “en corto” con los obispos y los sacerdotes de Veracruz.
Eran desayunitos o cenitas en privado.
Ahora, en ningún caso ha trascendido que así pudo darse, y menos ahora, cuando faltan 48 horas para cerrar las campañas electorales por la silla embrujada del palacio de Xalapa, y embrujada, como decía Eufemio Zapata, el hermano de Emiliano, porque a todos marea y enloquece, y nadie, por desgracia, se salva.
Entonces, cada candidato buscaba la cercanía con la iglesia, los líderes católicos y cristianos, también con los evangélicos, para ganar indulgencias en el otro lado del charco.
Pero, bueno, en un tiempo cuando las espinas y los cardos giran alrededor de temas controvertidos como el aborto, la pastilla del día siguiente, la diversidad sexual, las bodas gays, la adopción de niños por parejas homosexuales, el amor libre, la infidelidad, la casa grande y las casas chicas, el uso de globitos, etcétera), los resbalones pueden llevar a la excomunión como sucediera en Guerrero, donde un ex gobernador quiso legalizar el aborto y la elite eclesiástica le prohibió la entrada al cielo y dio marcha atrás, temeroso de caer en el infierno.
CORREDORES: Plutarco Elías Calles y Francisco Ignacio Madero, por ejemplo, creían en los médiums y a través de ellos se comunicaban con sus antepasados políticos y así regían y normaban sus vidas públicas.
Un médium, por ejemplo, dijo a Elías Calles, exiliado en Los Angeles, Estados Unidos, que debía regresar a México para reconquistar el poder.
Y otro médium dijo a Madero que se lanzara a la candidatura presidencial para tumbar a Porfirio Díaz.
En Estados Unidos, Donald Trump tiene a una telepredicadora que habla de Dios y con Dios como su consejera de cabecera la mayor parte de sus acciones y locuras las acomete escuchando la voz superior.
Ella, la pentecostal Paula White, líder del Centro del Nuevo Destino Cristiano, casada por tercera ocasión, y que a sí mismo se cree una estrella de rock, entra a la Casa Blanca dos semanas a la semana y aconseja a Trump en cuestiones vitales (El País, Jan Martínez Ahrens).
Y si Trump tiene su bruja, gitana de la buena suerte, entonces, caray, más, mucho más, los pobres mortales como Cui, El Chiquis y Pepe, digamos.
Nadie dudaría, como simple hipótesis, que por encima de una bruja, el trío de candidatos profesara una fe indestructible en Dios, el Dios del Papa Francisco.
BALAUSTRES: Pero por lo pronto, nadie lo sabe.
En nombre de Dios, el primer día de su sexenio, el panista Vicente Fox oyó misa, confesó y comulgó.
En nombre de Dios, Javier Duarte también escuchó misa en la catedral de Córdoba el primer día de su mandato y, bueno, ya ven la forma en que terminó el mandato constitucional.
En nombre de Dios, el ex panista Gerardo Buganza Salmerón juraba que nunca en su vida había sido infiel y por lo que fue aclamado por la Acción Católica Femenil.
En los días de campaña, nunca los candidatos fueron vistos en una misa dominical.
Habría, entonces, de parodiar la frase bíblica de Porfirio Díaz de “pobres los candidatos, tan cerca del poder y tan lejos de Dios”.
AMLO, por ejemplo, trae en su carterita estampitas de la Virgen de Guadalupe y la Virgen María que lo protegen, aun cuando se ignora si sea por fervor religioso o porque sabe que la población nacional es católica, apostólica y romana, y así puede ganar votos.
La telepredicadora de Trump dice que Dios se ha expresado a través del presidente de Estados Unidos, incluyendo, desde luego, las jaulas en que encerrara primero a los niños hijos de migrantes y ahora a los niños y a sus padres.
En campaña electoral, Trump reveló que “jamás había buscado el perdón de Dios y que tampoco pensaba hacerlo” (Ahrens).
Quizá el trío que buscaba la gubernatura de Veracruz sea igual que Trump.
En todo caso, Dios es un misterio en las vidas de Cuitláhuac, El Chiquis y Pepe.