Luis Velázquez | El Piñero
17 de agosto de 2021
Los vientos huracanados y las pasiones políticas descarriladas en el Poder Judicial de Veracruz. Casi casi, como en el Tribunal Electoral Federal.
Se ignora si se trata de la lucha del poder y por el poder entre los grupos, las tribus y las elites políticas.
Acaso una pasión descomunal para impartir justicia en un Veracruz tan demandante.
Quizá ajustes de cuentas derivados por las mieles del poder.
Acaso una venganza entre los magistrados, digamos, del pasado y el presente.
Pero el reality-show y espectáculo hacia fuera, expuesto en el palenque mediático, es desastroso.
Cero prudencia. Cero cordura. Cero mesura.
Insólito: una magistrada soñando con poner un puesto de garnachas que llamaría “La Magistrada”, y señalando a los adversarios, enemigos, críticos, disidentes, contrarios (sabrá el chamán), arribistas, improvisados, neófitos, ignorantes.
De por medio, la tardía aplicación de la austeridad republicana en el Poder Judicial con el reajuste salarial en un treinta por y ciento y hasta el presidente de la república subiendo al ring diciendo que si a los magistrados les parecen poco cien mil pesos de salario mensual entonces que renuncien y pongan despacho jurídico.
Y de pronto, ¡zas!, apareció el peine. Que hay un faltante de quinientos millones de pesos para terminar el año y por eso, el ajuste de salarios.
La magistrada de las garnachas diciendo que la jefa en turno “está enferma del cerebro” (alcalorpolitico).
Antes, la magistrada presidenta exhibida en la mesa de los sacrificios.
Y luego enseguida, una vez despedida, interponiendo demanda, conflictuada con el secretario General de Gobierno.
Un show desalentador. Primero, en el tiempo de la 4T cuando la purificación moral.
Segundo, cuando desde el poder público los grupos han de enviar una aureola de concordia a la población.
Más, con tantos pendientes sociales, los más canijos, el desempleo y la violencia recrudecida.
Tercero, porque mucho se duda que las diferencias sean en verdad para agilizar la aplicación de una justicia “pronta, rápida y expedita”.
Cuarto, más bien, la simple rebatinga por el poder público.
EL PODER, UNA DROGA
El Poder Judicial lleva mucho tiempo en el polvoso camino lleno de espinas y cardos.
Pero, bueno, desde tiempo inmemorial, hace más de cien años, Eufemio Zapata, el hermano menor de Emiliano, el Caudillo del Sur, lo dijo:
La silla del poder marea y enloquece a todos.
Más porque el poder público es peor que la droga, la cocaína, por ejemplo.
En el relato bíblico, las batallas campales dejaban hasta veinte mil muertos en un día, todo, por el poder.
En nombre de la independencia, la autonomía y la soberanía, en el Poder Judicial hacen y deshacen.
La autoridad política, moral y social del Poder Ejecutivo, quizá, frenada, acaso esperando el momento del zarpazo y que a estas alturas manotazo se impone.
Y es que el fuego volcánico entre las partes afecta y daña la aplicación de la justicia y que es, ha de ser, la prioridad número uno.
Más, y cuando por ejemplo, el cierre de juzgados, y peor, con tanto burocratismo de por medio, miles de expedientes archivados, esperando turno.
Bastaría referir que con el cierre de juzgados unos trescientos burócratas fueron despedidos.
Así, cada parte “llevando agua a su molino”, imagen demoledora para el Poder Judicial, allí, donde se entiende y deriva, el ejercicio de la mesura y la prudencia han de alcanzar niveles superiores, apostando siempre al diálogo y la razón y el bienestar social, por encima de todas las pasiones desbocadas.
Y, bueno, si hay “improvisados, neófitos, arribistas, ignorantes”, entonces, la ley ha de aplicarse, empezando por casa.
PUESTOS LOS GUANTES
Se ha llegado a la ofensa. Pero en la cima del poder, varios magistrados con los guantes puestos. Y a ras del suelo, la población, la gente, los ciudadanos de a pie, clamando justicia.
La justicia que de acuerdo con el Estado de Derecho se trata de la prioridad número uno a satisfacer.
Lo malo es que más allá de la unidad y de la concordia y de la 4T, ningún jefe máximo interviene, digamos, para conciliar, y en todo caso, cumplir la máxima bíblica de la justicia de “dar a cada uno lo que corresponde” y merece, digamos, y de acuerdo con las aptitudes, cualidades y atributos, la hoja de servicio, la biografía académica y jurídica, el resultado concreto, específico y macizo de las acciones públicas.
En tanto, se han dado casos como los abogados de Orizaba, que se ampararon para evitar el cierre de juzgados… y ganaron.
En Rinconada y Soledad de Doblado, los puestos de garnachas sirven para la convivencia y el respeto, todos, con el estómago feliz.
El puesto de garnachas de “La Magistrada” huele a sangre y ajuste de cuentas…
