Tuxtepec, Oaxaca; 22 de agosto de 2016.- Desde hace más de tres meses, los policías municipales de la “segunda ciudad más importante del estado” no cuentan con radiocomunicación. Y sus reportes de incidencias los comunican a su base mediante sus celulares.
Esto, en el bajo mundo del hampa sabe a gloria, pues la omisión del Gobierno Municipal favorece a su catálogo de delitos. Abona a sus causas y deja en blanco de vulnerabilidad a la población.
Aunque la situación es de riesgo, pues no existe comunicación rápida y precisa para atender cualquier situación de urgencia ciudadana, en el Ayuntamiento Tuxtepecano los oídos sordos son el blindaje para robustecer su negligencia en una de las áreas más importantes: la seguridad.
Elementos de esa corporación refieren que desde hace más de tres meses tienen que comunicarse con sus mandos y base a través de sus teléfonos celulares, pues los radios están inactivos. Si los portan es por mera formalidad, precisan.
Por ello el boom de robos y asaltos se empuja solo, sin que la voz de mando se traduzca en una acción inmediata para resolver el delicado problema.
Ante ese escenario, en voz del presidente, se ha informado que no existe el servicio de radiocomunicación debido a la quema de una repetidora en la Ciudad de Oaxaca, y la cual no se ha reparado. No obstante, los uniformados señalan que el Ayuntamiento no querido pagar la renta del servicio de radio. Veremos.
Así, con una policía totalmente incomunicada, Antonio Sacre Rangel, edil municipal, vive los últimos meses de su mandato. Llevará a cuestas el secuestro del hijo del excandidato y empresario Silvino Reyes, cuyo caso no se atendió con la urgencia debidaÂÂÂ y que nunca pasó por esos equipos de radiocomunicación que hoy no sirven.
¿SABÍAS QUE CON TUS IMPUESTOS, EL GOBIERNO DE SACRE RANGEL DA PROTECCIÓN A SU SOBRINO GABRIEL CUÉ?
En las elecciones pasadas, Gabriel Cué, por órdenes de su tío Antonio Sacre, fue celosamente cuidado por policías municipales.
Durante sus recorridos, comidas y descansos, “Gabrielito” siempre tuvo a disposición a dos policías. Ellos se encargaban de cuidarle la espalda y manejarle a dónde se trasladara. Por el servicio de seguridad, nunca se desembolsó un dinero extra, más que menudas propinas y alguna que otra gratificación en especie.
Sin embargo, lo que el ciudadano se pregunta es ¿por qué la policía aún sigue cuidando a Gabriel Cué? ¿Por qué se sigue distrayendo a los policías en casos personales, cuándo la inseguridad golpea duramente a esta ciudad? ¿Por qué, señor Antonio Sacre Rangel?
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