Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: De acuerdo con la Real Academia Española, el sinónimo de Miguel Ángel Yunes Linares es movimiento telúrico.
Pasó de la teoría (el aula) a la práctica, con la entrega por completo durante las 24 horas del día a la política, a diferencia de otros de sus colegas que alternaron la política con el salón de clases, como por ejemplo, Ricardo Olivares Pineda, el jefe máximo de la llamada “Corriente Crítica Democratizadora” del PRI.
En ningún momento, busca un nuevo orden social ni político ni al hombre nuevo tan soñado en la historia, sino sólo es hijo de la circunstancia política del duartazgo.
Tampoco anda atrás del llamado Estado imaginario (Enrique Krauze) y que puede entenderse como el Estado de Bienestar social, sino a tono con el relato bíblico, su obsesiva obsesión es heredar el poder a los hijos que ya lo consumó con Fernando Yunes Márquez como alcalde electo de Veracruz.
El movimiento estudiantil del 68 con todo y la sangrienta Plaza de Tlatelolco y con todo y que los jóvenes de entonces proclamaban la apertura democrática y las elecciones limpias y las libertades políticas plena le sorprendieron cuando tenía 16 años y estudiaba en el Ilustre Instituto Veracruzano.
Nunca siguió a Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo cuando se deslindaron del PRI y formaron su frente político, y en contraparte, en el Salinato entró a Los Pinos vía Patricio Chirinos.
Y se alió con la profe Elba Esther Gordillo y se distanció cuando debía y regresó a la casa presidencial con Vicente Fox y Felipe Calderón.
Nunca se metió al partido comunista ni socialista ni al maoísmo, con los que Carlos y Raúl Salinas tenían simpatías fuera de serie.
Tampoco le atrajo la generación de Lecumberri y por el contrario, se alió al partido en el gobierno, el tricolor, porque, digamos, era el partido dominante.
PASAMANOS: Nacido en 1952, pertenece a la generación “Marquista”, del subcomandante Marcos, y la miró de lejos, lejitos, y mantuvo su distancia quizá porque el Sub se enmascaró y fumaba pipa y utilizaba dos relojes, igual que Ernesto “El che” Guevara.
Pero entonces, Eduardo Valle, “El búho”, uno de los líderes del 68 (y que luego estuviera bajo sospecha), publicó la siguiente profecía:
“El gobierno deberá tener cuidado con aquellos que en 1968 tenían entre diez a 16 años”… y que pareciera a imagen y semejanza del gobernador de Veracruz.
Primero, como el coronel Kluster ganó simpatías en la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana y desde ahí, y como dice el clásico, “tomó por asalto” el gobierno de Veracruz y en el sexenio de Rafael Hernández Ochoa, su padre putativo, desempeñó seis cargos públicos, como ningún otro joven de su tiempo.
Ahora, igual que el personaje de Iván Turguénev en “Padres e hijos”, destruye el duartazgo y lo tiene totalmente descuartizado, pero al mismo tiempo, construye el yunazgo, un concepto cuyo sinónimo es simple y que define los hijos al poder.
En doce meses y veintiún días de ejercer el poder, su estilo personal se engloba en las siguientes características telúricas:
A: Un político absorbente. “Estás conmigo o estás contra mí”.
B: Un gobierno totalitario. Todo o todo.
C: El fundamentalismo. “Somos nosotros o no es nadie”.
D: Una misión apostólica ahora cuando AMLO predica la llamada “república amorosa” y cuya esencia superior es el proyecto político familiar.
E: El gobernador impetuoso. Las elites políticas, desde el PAN y PRD hasta el PRI y MORENA están avisadas por partida múltiple. Su primogénito será candidato a gobernador. Lo dijo el padre. Lo dijo la madre. Lo destapó el presidente del CDE del PAN. Todos, pues, están avisados.
Tal cual, busca, entonces, heredar la silla embrujada a la familia con el derecho electoral y la razón por delante.
CASCAJO: Político telúrico, los vientos huracanados le hacen, dicen la canción, “lo que el viento a Juárez”.
Uno. En las carreteras de la región centro de Veracruz camino a Puebla hay virtual toque de queda debido a tantos asaltos.
Dos. En muchos pueblos hay un Estado de Sitio, pues apenas pardea la gente se encierra en su casa, temerosas de la inseguridad.
Tres. De norte a sur y de este a oeste se han formado, algunas desintegradas “desde arriba”, guardias comunitarias. La primera apareció en Las Choapas, cuando secuestraran a la esposa de un ganadero y el pueblo se levantó. Incluso tan sólo en Xalapa se han formado unos trescientos comités vecinales para cuidarse entre sí.
Cuatro. El tsunami de la violencia y su hermana gemela, la impunidad, se ha traducido en una población encorajinada que ha llegado al linchamiento. Y en ningún momento se trata, digamos, en Tatahuicapan, región indígena, sino, por ejemplo, en colonias populares del puerto jarocho.
Cinco. La pesadilla galopante. Las personas que en cada familia están desparecidas y son buscadas, quizá ya muertos, y necesitan un sepelio decente.
Seis. El permanente discurso de la confrontación. El último reality-show con los alcaldes de Coatzacoalcos, Minatitlán, Xalapa y Poza Rica, los cuatro de MORENA, sobre el manejo de la policía municipal.
Siete. El mal fario y que por desgracia significa al momento la perdida de siete colaboradores, desde el subsecretario General de Gobierno y el director de Tránsito, ambos por un infarto, hasta la Fiscal de Pánuco y los tres policías federales asesinados, hasta la Fiscal de Coatzacoalcos y el amigo José Luis Lagunes que perdieran la batalla contra el cáncer.
Y no obstante, y como su misma esposa lo ha revelado, el gobernador Yunes ante nada se amedrenta.
La vida, ni modo, es así de dispareja, y más en el caso, en que el Yunes azul toda su vida ha caminado en medio de la vorágine.