Luis Velázquez | Escenarios
02 de julio de 2021
UNO. Discurso roñoso
El tema de los pobres es un discurso burdo, vano y barato, roñoso, populista y demagógico de los políticos.
En el relato bíblico, hace más de dos mil años, los pobres figuraban en el epicentro discursivo de Jesucristo.
El poeta Nezahualcóyotl, gobernante de Texcoco, también remojó su brocha política en una de sus poesías pidiendo “¡Trato mutuo aquí, para todos”.
Los poetas prehispánicos hablaban de Dios como el dador de la vida… para dignificar la vida de los pobres.
En “Memorias de Pancho Villa”, el Centauro del Norte se “corta las venas” diciendo a cada rato que luchaba por los pobres.
DOS. Los pobres siguen igual o peor…
Varios siglos después, el saldo es el siguiente:
6 de cada diez habitantes del país están en la miseria, la pobreza y la jodidez según exhibe el INEGI.
Y estar en la miseria significa en el último capítulo de la dignidad humana cuando de plano se está dispuesto a todo a cambio de llevar el itacate y la torta a casa.
Y si en el año 2018, la población electoral tumbó al PRI y PAN de la silla presidencial y la otorgó a López Obrador, dos años y medio después los pobres siguen igual de jodidos.
TRES. Ordeñando la vaca
En nombre de los pobres, los políticos escriben hasta poesías y echan cuentos y novelas.
Ofrecen una mejor calidad de vida y una vez concluido el periodo constitucional resulta que los únicos beneficiados fueron ellos y sus familias “ordeñando la vaca” y “metiendo la mano al cajón”.
Así, tal cual, es desde los orígenes de la humanidad y nada posibilita que las circunstancias pudieran cambiar, digamos, por un milagro.
CUATRO. El presidente con “la indiada”
El presidente Lázaro Cárdenas del Río fue bautizado como el presidente indigenista.
Los conservadores decían que cuando se iba de gira al interior de la república se reunía con “la indiada”, dialogando con ellos debajo de los árboles y metiéndose en la cocina donde las mujeres echaban tortillas a mano con maíz blanco para cocerse en el comal y luego agarrar una y regarla con sal y exclamar que se trataba del banquete más exquisito.
Pero cuando el Tata Cárdenas terminó el sexenio, los indios y campesinos entraron de nuevo a la historia, olvidados, relegados, como siempre.
CINCO. Tela de dónde cortar…
Lo bueno es que los jodidos sirven en cada campaña electoral a los candidatos a un cargo público “como carne de cañón”, teniendo siempre los políticos “tela de donde cortar”.
Dígase, por ejemplo, el nombre de uno solo de los doscientos doce alcaldes en funciones en Veracruz que cumplan con el par de desafíos prioritarios como son la creación de empleos y el restablecimiento de la tranquilidad y la paz pública.
SEIS. Gracias a los pobres sobreviven los políticos
En el siglo pasado, la mayor parte de las películas en blanco y negro como es la vida cotidiana, abordaban la pobreza y la miseria.
Por lo general, entre indígenas y campesinos.
Historias sombrías, siniestras y sórdidas alrededor de los jodidos y en donde incluían las historias de los migrantes intentando entrar a Estados Unidos por el desierto o por el río Bravo, uno y otro con el riesgo de perder la vida.
Y luego, si entraban, la feroz persecución de la policía migratoria, quizá tan denigrante como en la película “Mil Usos” con Héctor Suárez, o “Desierto” con Gael García Bernal.
Mientras existan los pobres y familias en la miseria, los políticos podrán echarse discursos patrioteros.