Luis Velázquez | Expediente 2021
14 de julio de 2021
En aquella cultura priista, el presidente de la república iba formando, llevando, conduciendo, proyectando a su favorito para la sucesión.
Por ejemplo, Carlos Salinas con Luis Donaldo Colosio Murrieta. Lo hizo diputado federal, senador, líder del PRI, jefe de su campaña presidencial y secretario de Estado.
Y ni modo, se lo mataron.
López Obrador, por ejemplo, tiene una favorita como candidata a gobernadora de Veracruz. Es Rocío Nahle. Diputada federal, Senadora de la República y secretaria de Energía, a cargo de una de las obras públicas más importantes del sexenio como es la Refinería de Dos Bocas.
Incluso, Nahle anda tan posicionada en el corazón del Edén que hasta la destaparon como posible candidata presidencial de MORENA en el año 2024.
Quizá habría pensado en una segunda posibilidad con Ricardo Ahued Bardahuil. Senador y director General de Aduanas.
Y allí, ni modo, los malos espíritus se atravesaron.
Entonces lo necesitaron para ganar la presidencia municipal de Xalapa ante el manifiesto fracaso de los posibles del góber de la 4T en Veracruz; fue lanzado y ganó, pero se ignora si quedó a gusto para desistir de la tentación en el 2024.
Pero en el otro lado de la cancha hay par de aspirantes y suspirantes a quienes, simplemente, les falta lo más importante, como es la amistad derecha, derechita, sin cabilderos, con el presidente de la república.
Más “en el país de un solo hombre”.
Más cuando hasta los conservadores están o parecieran estar seguros de que en ningún momento López Obrador buscará, como su héroe Benito Juárez, la reelección, sino sueña con el Maximato, tipo Plutarco Elías Calles, quien impuso a cuatro sucesores, como fueron su aliado y socio, Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas del Río.
Así, en el palenque público están los secretarios General de Gobierno, Erik Cisneros Burgos, y de Educación, Zenyazen Escobar.
Ellos, sin embargo, y considerando que a Nahle le sobra amistad con López Obrador y hasta para repartir juego, únicamente han logrado ser precandidatos mediáticos.
Sus amigos de la prensa y sus Carteles Mediáticos así van construyendo la posibilidad, pero como castillos de arena en la playa, fuego artificial efímero, el pastorcito oaxaqueño gritoneando que “ahí viene el lobo”.
CONSAGRADOS A KUITLÁHUAC
En el ánimo partidista y social, ninguno de los secretarios del gabinete legal del góber han levantado el vuelo.
Incluso, quizá pensarían en el modelo de Manuel Carbonell de la Hoz, quien para convertirse en favorito de Rafael Murillo Vidal y el presidente Luis Echeverría Alvarez para la nominación a gobernador, solo desempeñó en aquel sexenio el cargo de subsecretario de Gobierno y lo fue, aun cuando duró 72 horas en la precandidatura.
Y por eso mismo, sentirán que desde la SEGOB jarocha y la SEV remontarían la posibilidad.
Por lo pronto, el par ha consagrado su vida a Kuitláhuac García, creyendo que les alcanzará para el palomeo estelar.
Es más, desde la percepción ciudadana pareciera que es la única estrategia a la mano, con todo y que en la primera comparecencia en la LXV Legislatura con motivo del informe anual del góber, unos mil maestros declararon su amor apresurado a Zenyazen manifestándose como sus Siervos Leales y Fieles.
Pero para bailar “La bamba”… “se necesita un poquito de gracia y otras cositas”.
Y ellos parecen carecer de la irradiación suficiente… con todo y que uno fue strippero.
Más, cuando a estas alturas, casi casi mitad del sexenio, ninguno de los dos ha entrado en las neuronas y el corazón de López Obrador y se han achicado y reducido a chambear en la aldea sin mirar hacia el altiplano.
Es decir, sin tender puentes con López Obrador.
Y López Obrador necesita un candidato a gobernador fuerte que le garantice el triunfo avasallante en las urnas para en automático ganar la presidencia de la república.
Su Maximato, pues.
GUARDIAS PRETORIANOS DE NAHLE
La obsesiva obsesión del obradorismo es que nunca regresen el priismo y el panismo al poder presidencial. Tampoco en las entidades federativas.
Por eso, el festín del 6 de junio cuando de las quince gubernaturas, MORENA ganó once. Listos para quedarse con las 6 en disputa el año próximo. 2022. Un año y medio después, Veracruz.
Y como ninguna elección se gana de la noche de la mañana, digamos, por un milagro electoral, entonces, la plaza ha de trabajarse con fervor patrio de los Siervos de la Nación, alrededor de la favorita de López Obrador como es la secretaria de Energía.
Más, cuando en la cancha opositora planean repetir la alianza del PAN, PRI y PRD, y quizá uno que otro partido más para integrar un frente.
Nahle ha ganado par de elecciones como diputada federal y senadora. Tiene la experiencia de una primera derrota en el sur de Veracruz. Quedó mostrada su experiencia legislativa. Ahora y “en la plenitud del pinche poder” se expresa como una política programática para la tarea federal.
Y, bueno, si le faltara experiencia partidista, al lado de López Obrador está cursando el posgrado doctoral.
Cisneros, Zenyazen, Ahued y hasta Manuel Huerta han de transfigurarse en sus guardias pretorianos.
La preferencia, de López Obrador por Nahle es tan clara como por Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno en la Ciudad de México como favorita presidencial.
Como lo fue por Félix Salgado Macedonio como precandidato a gobernador de Guerrero, a quien luego de que la autoridad electoral lo tumbó permitió que su hija Evelyn fuera sustituta.