Luis Velázquez Escenarios
18 de marzo de 2019
UNO. Gana batallas la población
La población sigue ganando la batalla contra los malandros. Se hace justicia por mano propia, en un caso. Pero al mismo tiempo, está operando con una política previsora.
Fue el viernes 15 de marzo, en Xalapa. En la colonia Carranza, a un costado del deportivo Cristóbal Colón.
Un presunto ladrón abrió un automóvil para robarlo. Eran alrededor de las 14 horas.
Entonces, “como llovidos del cielo”, le cayeron unos vecinos y empleados de la Comisión Nacional de Areas Protegidas, Conanp, y lo sometieron. (Diario de Xalapa, Miguel Salazar)
Sometido, un vecino habló al teléfono de Emergencias de la secretaría de Seguridad Pública y lo entregaron a unos elementos.
Y el robo del automóvil fue frustrado. Y el presunto ladrón, confinado en el cuartel San José.
Ojalá, claro, y en ningún momento haya sido como en Maltrata, donde unos ciento cincuenta vecinos se amotinaron frente a la comandancia cuando luego de entregar a unos malandros que habían robado una escuela los querían liberar.
“Los liberaron y los linchamos” fue la advertencia categórica.
Por desgracia, en Otatitlán, la población nunca advirtió ni registró el hecho de cuando el tesorero municipal fue atracado y despojado de 108 mil 600 pesos, pues de lo contrario, también habrían frustrado el asalto.
La mecha social está llena de pólvora, listos para defender la vida y los bienes.
DOS. Cólera social
La ola de violencia ha llenado a la población de c
ólera social.
Imposible, por ejemplo, olvidar su más alta expresión en Soledad Atzompa, donde seis malandros fueron detenidos, linchados y quemados vivos.
O como en el caso del Valle de Uxpanapa, territorio de Minatitlán, donde unas guardias comunitarias cazaron a un hombre que baleara a su esposa por la espalda y lo lincharon.
Se trata de la resurrección ciudadana ante el manifiesto principio de Peter a que han llegado, por un lado, la secretaría de Seguridad Pública, el primer filtro para garantizar la seguridad en la vida y los bienes, y la Fiscalía, el primer filtro para procurar justicia.
En el caso de la colonia Carranza con el frustrado robo del automóvil de un particular, los vecinos detuvieron al ladrón a base del sometimiento físico.
También en Soledad Atzompa, la población echó montón al sexteto de malandros.
TRES. Población temerosa, pero harta
El gobierno de Veracruz ha de aplicarse para restablecer la seguridad y la tranquilidad, antes de que la sublevación social siga extendiéndose, como parece, pues cada vez más pueblos se están rebelando.
La población está harta, pero al mismo tiempo, temerosa de un secuestro, una desaparición, un asesinato en la familia.
Incluso, ha de significarse que en el mes de diciembre se lanzaron a las caminatas y marchas y plantones frente al palacio municipal como en el caso de Coatzacoalcos, y a procesiones de feligreses de la iglesia católica como en Córdoba.
Pero luego derivó en Soledad Atzompa, donde la población alcanzó la ira social y linchó y quemó vivos a unos malosos.
Los vecinos de la colonia Carranza, de Xalapa fueron decentes, igual que en la ciudad de Veracruz, donde detuvieron a un par de ladrones, los desnudaron, los amarraron de pies y manos, los abandonaron en una calle de la unidad habitacional Geo Los Pinos, y avisaron a la policía.
Igual que la parábola del topo de Carlos Marx, la autoridad ha de calibrar el sentir social, pues de por medio se está dando un vacío de poder y que si bien es ocupado por los carteles y cartelitos, también disputa la población organizada.