- En el limbo CDE jarocho
Luis Velázquez/ Barandal
Veracruz.- ESCALERAS: En el ADN priista corre una característica universal que puede resumirse en una frase bíblica: “El jefe es el jefe… aun estando en pelota”.
Y cuando el jefe habla, y/o mejor dicho, la tribu del jefe habla, el jefe mismo, nadie se mueve, porque quien “se mueve no sale en la foto” que decía el dueño fundador de la CTM, Fidel Velázquez Sánchez.
Y si el jefe lanza la sentencia de que todo mundo ha de esperar línea, todas la esperan, incluso, con los brazos cruzados, soñando con la señal de “la mano de Dios”.
Por eso, cuando Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto encumbraron a la senadora de la república, Claudia Ruiz-Massieu en la presidencia del CEN del PRI, en el resto del país, incluido Veracruz, los aspirantes y suspirantes por la presidencia del CDE, quedaron nietos. Inmovilizados. Esperando la bendición superior.
Fue así como los Américo Zúñiga, los Renato Alarcón, los Víctor García Trujeque, los Juan Carlos Molinas Palacio y los Héctor Yunes Landa, anexos, conexos y similares, se detuvieron a la mitad del río esperando que las aguas movedizas los respetaran sin tragárselos.
PASAMANOS: Nadie, desde entonces, se ha movido.
Bueno, uno solo.
García Trujeque, dirigente estatal de la CTM, desde Orizaba lanzó la advertencia de que fundaría un nuevo partido político en Veracruz con los cetemistas y los campesinos para, digamos, competir con la Alianza Generacional de Héctor Yunes Landa, y “Los Viagras” de Felipe Amadeo Flores Espinoza, inmovilizadas como asociaciones políticas sin dar el siguiente paso.
En contraparte, la oposición se mueve.
En el PAN habrá elección de dirigente estatal y nacional el once de noviembre y en la cancha están Joaquín Guzmán Avilés y Pepe Mancha.
En el PRD buscan una salida, incluso, hasta refundar el partido con un cambio de hombre.
Y en MORENA, más intensos que nunca para tapizar el país de comités municipales y seccionales de cara al futuro que viene el año entrante, por ejemplo, con la elección de gobernadores, y en tres años, con la elección de diputados locales y federales.
En el pobrecito PRI, tan vapuleado el primero de julio en que perdiera todo, absolutamente todo, y ninguna diputación local y federal ganara, salvo Yucatán con un diputado federal, inmovilizados porque su ADN está para obedecer a la tribu encumbrada en el poder.
CORREDORES: La pasividad tricolor total y absoluta. Mejor dicho, la disciplina partidista. La obediencia. La sumisión.
Y lo peor, cuando están en caída libre.
El politólogo Carlos Ronzón Verónica le llama autoritarismo. El jefe manda y punto. El mandamás de Odorico Cienfuegos en la telenovela de Televisa. “El país de un solo hombre” como intitulara el historiador Enrique González Pedrero su tratado sobre Antonio López de Santa Anna, tres veces gobernador y once ocasiones presidente de la república cuando aburrido de gobernar nombraba un interino y se iba de pueblo en pueblo, acompañado de sabrosa mulata, a apostar en los gallos de palenque en palenque.
El priismo, entonces, educado para continuar soñando con cargos políticos a partir de la obediencia.
Y lo peor, porque en el caso de Veracruz, ningún enviado especial hubo de parte de Claudia Ruiz-Massieu para esperar la señal.
Simplemente, bastó el discurso de la hija de José Francisco Ruiz Massieu, asesinado, siempre se dijo, por su ex cuñado Raúl Salinas de Gortari, para que todos se resignaran a una orden superior.
Y todos, al mismo tiempo, entendieron el mensaje subliminal.
Nadie, desde aquella fecha, se ha movido.
Todos unos mandilones.
BALAUSTRES: Cualquier elección, dice el maestro Carlos Ronzón, se gana con tiempo político y social y económico.
Una presidencia municipal, una diputación local y federal, una gubernatura, una presidencia de la república con mayor razón, significa tiempo político al lado de la gente que significa el nido creativo de la boleta electoral.
AMLO, por ejemplo, debió esperar doce años para ganar la presidencia de la república en la tercera contienda.
Pero los doce años se la pasó de pueblo en pueblo haciendo campaña y precampaña, repitiendo el mismo discurso de “la mafia en el poder”, los corruptos, los pillos, los ladrones, los asesinos, etcétera.
En los priistas, sin embargo, domina y predomina en su ADN la obediencia desde que en el año 1929 Plutarco Elías Calles (‘don Pluto’ le decían) fundara el partido político abuelito del PRI.
Y, bueno, 89 años después, el ADN sigue en el cuerpo biológico del tricolor y sus militantes y feligreses.
Por lo pronto, varios caciques y sus huestes ya se fueron del PRI, entre otros, las hermanas Regina y Fabiola Vázquez Saut, Renato Tronco Gómez, Ricardo García Guzmán, Basilio Picazo, Érick Lagos, Jorge Carvallo, Juan Manuel del Castillo y Vicente Benítez, todos en el PAN yunista.
Porfirio Muñoz Ledo, exlíder nacional del PRI y del PRD, morenista hoy, coordinador de la bancada de AMLO en el Congreso de la Unión, ha vaticinado la desaparición del tricolor.
Se ignora si también será profeta, pero la inmovilidad puede dejar paralizado el cuerpo completo y llevar a la muerte…