Luis Velázquez
Veracruz.- Uno. PRI, a la deriva
El PAN y PRD ya tienen candidato a gobernador para el año entrante. Es Miguel Ángel Yunes Márquez.
MORENA ya tiene su candidato a la jefatura del Poder Ejecutivo Estatal. Es Cuitláhuac García.
Pero en el PRI reparten las lealtades entre los mismos aspirantes del año anterior. Los senadores Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa.
Y cuando todas las circunstancias claman y proclaman la hora de la unidad, el tricolor naufraga en medio de un par de pasiones desaforadas.
Mal.
Mal el mensaje concreto y específico a la militancia, y ni se diga, a la población.
Y más, por lo siguiente:
Todo pareciera indicar que las partes esperan el dedazo de Enrique Peña Nieto sobre su candidato presidencial.
Por ejemplo, si el humo blanco favorece a José Antonio Meade, entonces, el candidato a gobernador de Veracruz sería Pepe Yunes.
Y si favorece a Miguel Ángel Osorio Chong, entonces, el candidato estaría entre Pepe o Héctor, según la mirada que cada quien tuviera, aun cuando hay quienes aseguran que si sale MAO (así le llaman en Veracruz), entonces, sería Pepe.
El caso es que mientras una cosita es la sucesión presidencial, otra la local, con un PRI en caída libre, luego de haber perdido la gubernatura y la mayoría en el Congreso el año anterior y la mayoría de presidencias municipales este año.
Y más, con el negativo de Javier Duarte y Karime Macías y los duartistas que tanto “metieron la mano al cajón”.
Y más, porque entre más duartistas sigan durmiendo en el penal de Pacho Viejo, más expectativas levantará la alianza PAN y PRD, incluso el Movimiento Ciudadano de Dante Delgado, con todo y que el presidente del CDE del PRI jure y perjure que recuperarán el trono imperial y faraónico por el desencanto social de la población con el gobierno azul.
Dos. Es la unidad o la derrota
Los senadores están perdiendo tiempo valioso para recuperar espacios en el corazón ciudadano.
Si Los Pinos y el CEN del PRI, digamos, nominara a Héctor Yunes, entonces, Pepe Yunes, un político decente y honesto cien por ciento, se disciplinaría… una vez más.
Pero si Yunes Zorrilla fuera elegido, entonces, veinte y las malas que Héctor irá por la libre, incluso, como independiente, sin tener la mínima posibilidad de ganar en las urnas, con todo y que los expertos aseguren que la población vota por el candidato, más, mucho más allá de que por el partido.
De ser así, entonces, el tricolor y Pepe Yunes, quedarían más fracturados que nadie, por una sencillísima razón:
Héctor, como independiente, sólo restaría sufragios a Pepe Yunes como candidato priista, pues ni modo le quite votos a su sobrino Miguel Ángel Yunes Márquez o a Cuitláhuac García.
Es la hora, entonces, de la unidad, la gran unidad total y absoluta, dejando a un lado las pasiones desaforadas atrás del poder por el poder mismo.
Y más, en un Veracruz con 6 de cada 10 habitantes en la pobreza, la miseria, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la baja calidad de vida y de vida educativa, de salud y de seguridad.
Se unen desde ahora los Yunes rojos y definen a un precandidato alrededor del cual trabajen todos, incluida la militancia, o de lo contrario, así como están y seguirán sólo un milagro lograría el triunfo en las urnas para el candidato del tricolor.
Es la unidad o la derrota.
Tres. Yunes Márquez o Cuitláhuac García
Uno y otro senador “se cortan las venas” jurando y perjurando que están unidos, que irán juntos, que a ellos ni el diablo podrá separarlos.
Pero el mensaje transmitido a la militancia tricolor y a la población es otro.
El par, digamos, haciendo su chamba, por un lado, para seguir levantando expectativas en la encuesta interna de aquí a la fecha de la elección, mejor dicho, del dedazo, y por el otro, cabildeando en el altiplano para amarrar la posibilidad.
Y aun cuando a todas luces se trata del juego y el rejuego político, el ciudadano común que vive con sencillez, y le urge un cambio en su vida diaria y sueña con una vida digna, percibe, siente, huele, olfatea, cierto, de la fractura interna, pero a mismo tiempo, de la necesidad inaplazable y estratégica de la unidad.
Pero en el carril priista las pasiones están desvalagadas.
Los senadores están seguros de que cada uno es el mesías esperado con lo que llaman el desencanto social por la yunicidad azul y la lucha fratricida alcanza su dimensión estelar.
Se unen y se definen ya, o Cuitláhuac García o Yunes Márquez gobernarán Veracruz durante los próximos seis años.
