- Érick Lagos y Franco Castán
- Carvallo y Fernando Yunes
- Adolfo Mota y Emilio Gamboa
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- Uno. Érick Lagos y Rogelio Franco
Los tres son intocables. Los tres son diputados federales. Los tres fueron duartistas. Los tres formaron parte de los guardias pretorianos de Javier Duarte, y ni siquiera, vayan, dejaban pasar el viento entre ellos. Los tres, intocados. Los tres, con sus padrinos, amigos, socios, aliados y cómplices.
Erick Alejandro Lagos Hernández. Su vaso comunicante con la yunicidad, y que significa impunidad, es Rogelio Franco Castán, secretario General de Gobierno.
Fueron condiscípulos en la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana y vivían en el mismo departamento. Compartían las mieles de Anahí.
En el fidelato y el duartazgo, Franco Castán llamaba “jefe máximo” a Erick Lagos. Fue el tiempo cuando el PRD se volvió rojo. Cien por ciento rojo, igual, digamos, que la conversión ideológica del PAN azul de Enrique Cambranis.
Ahora, Franco Castán desempeña el cargo que antes tuvo Erick Lagos. Y Rogelio le ha devuelto, amigos que son, los favores.
La Yunicidad lo perdonó por completo, cuando, caray, en la llamada “Decena Trágica de Veracruz”, la decena perdida para el bienestar social, fue diputado local y federal, subsecretario y secretario General de Gobierno, secretario particular de un gobernador, presidente del CDE del PRI y ministro sin cartera.
Dos. Jorge Carvallo y Fernando Yunes
Jorge Alejandro Carvallo Delfín, el priista que llegó a Xalapa en un volchito rojo y terminó, dice su biógrafo, como dueño de una flotilla de camiones de carga, y dueño de un helicóptero, y dueño de un par de ranchos ganaderos y dueño de residencias en complejos urbanos de lujo.
Fue secretario de Desarrollo Social (manejando todo el billete del mundo), presidente del CDE del PRI (con todo el billete por delante), secretario particular de Fidel Herrera (manejando, igual que Érick Lagos, el diezmo de los constructores) y diputado local y ahora diputado federal.
En el Congreso local trabó amistad con su homólogo del PAN, Fernando Yunes Márquez, y quien ahora en la yunicidad fuera su gran padrino ante el gobernador.
Intocado e intocable.
La fama pública registra que igual que Érick Lagos, se ha tendido al piso del “gobierno del cambio” para operar a favor del candidato del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano a gobernador de Veracruz para el sexenio 2018/2024.
Su padre describió a Jorge Alejandro Carvallo en frase apocalíptica:
“ES el hijo más ruin que he tenido”.
Tres. Adolfo Mota y Emilio Gamboa
Adolfo Mota Hernández es el tercer intocable e intocado.
Diputado federal, fue secretario de Educación en el duartazgo, la dependencia que con la secretaría de Salud (Juan Antonio Nemi Dib está preso en el penal de Pacho Viejo) desviaron el más alto presupuesto federal de acuerdo con la denuncia penal de la Auditoría Superior de la Federación, cuyo ex titular, Juan Manuel Portal, interpusiera más de cincuenta denuncias en la Procuraduría General de la República, PGR, en contra de Javier Duarte y los duartistas.
Incluso, el Contralor de Veracruz, ha revelado que 345 ex servidores públicos del sexenio anterior están acusados en la Fiscalía de Jorge Winckler de presuntos desvíos de fondos públicos.
Con todo, Adolfo Mota se ha salvado, digamos, hasta el momento.
Su padrino es el senador Emilio Gamboa Patrón, ex de todo, menos de presidente de la república, y antiguo conocido de Miguel Ángel Yunes Linares.
Tanta fuerza tiene Gamboa Patrón ante el gobernador Yunes que lo citó en un acto público en Emiliano Zapata y en el estrado le dio un apapacho y una sonrisa.
Lo dice el proverbio popular: “Unos al gozo y otros al pozo”, como por ejemplo, los duartistas presos en el penal de Pacho Viejo.
Más los que faltan, claro.
Cuatro. Vicente Benítez con Yunes
Al trío de la impunidad se agregan los diputados locales, Vicente Benítez y Juan Manuel del Castillo.
El más activo, Vicente Benítez, “El chileno”, “El señor de las maletas voladoras”, “El profe de las tangas”, “El príncipe de Costa Rica”.
Su última hazaña azul es la siguiente:
La diputada local, Miriam Judith González Sheridan, renunció a MORENA, argumentando “la mochada” de la bancada legislativa al partido de AMLO.
Entonces, en el carril político se afirmó que seguiría los pasos de su homólogo Sebastián Reyes, quien también dimitió a MORENA y de pronto, zas, cambió de ropaje ideológico afiliándose al PAN.
Pero oh sorpresas que da la vida, el zurcido político electoral fue canalizado a través de Vicente Benítez y se registró por el Partido Nueva Alianza, propiedad de la profe Elba Esther Gordillo, como candidata a gobernadora de Veracruz.
El único objetivo del ajedrez político es restar votos al diputado federal, Cuitláhuac García Jiménez, como candidato de MORENA a la silla embrujada de palacio.
Y de paso, claro, y toda vez que el Panal ha sido y es filial del PRI, quitar sufragios al candidato tricolor, Pepe Yunes Zorrilla.
Sólo aspiro, dijo la Sheridan, a mantener los doscientos mil votos del PANAL, el partido que gobierna diecisiete municipios, muchos de los cuales, y por lo pronto, tendidos a la yunicidad.
Así… se gana la impunidad en Veracruz, no obstante el pillaje y latrocinios usufructuados con cargo al erario público.
Javier Duarte sigue en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México “mordiéndose (dice) uno y el otro” sin revelar las razones (dice) de su encarcelamiento.
Pero sus cómplices se volvieron operadores electorales de la yunicidad.