- Luego, violada
- Después, estrangulada
- Un feminicidio más
Luis Velázquez/Escenarios
Veracruz.- UNO. Feminicidio en Veracruz
En Atoyac, otro feminicidio.
A: La mujer fue secuestrada.
B: Desaparecida.
C: Violada.
D: Estrangulada.
E: Asesinada.
F: Su cadáver, tirado a un arroyo en el pueblo.
G: El día cuando la hallaron, su cadáver, putrefacto.
Fue el sábado 26 de enero. La numeralia de feminicidios rebasa a cuarenta y uno.
Ese mismo día, el índice de violencia se disparó en la tierra jarocha.
Ocho asesinatos en menos de 24 horas.
En total, 261 crímenes en 60 días.
Nada, entonces, justifica que la secretaría de Seguridad Pública “se lave las manos”.
Ni menos, que el gobernador siga defendiendo a su secretario.
Ni tampoco que los políticos de la izquierda en palacio sigan apostando a la Guardia Nacional, vendiendo esperanzas.
Principio universal de Peter: no pueden.
DOS. “Lo bonito de lo bonito”
En el batazo para inaugurar temporada de béisbol, el gobernador publicó en su twitter:
¡Qué bonito lo bonito! Así vivimos el inicio de la Serie Latinoamericana 2019.
El secretario General de Gobierno le lanzó la pelota en el cuadrilátero y luego publicó en su twitter:
“Tenemos gobernador beisbolero”.
Omitió decir que un beisbolista también cabecea.
Es decir, echa el rollo.
TRES. “Ni la burla perdonan”
Las mujeres en su peor momento.
Secuestradas, desaparecidas, ultrajadas, torturadas, estranguladas, asesinadas, destazadas, tiradas en la vía pública o entre los cañaverales y quizá hasta sepultadas en fosas clandestinas.
Y aun cuando la mitad de la población ya lo sabe y también la otra mitad, Andrés Gide lo decía, “todo está dicho pero como nadie hace caso es necesario repetirse”.
La moda de la izquierda frente al Golfo de México es la vida fifí, sabadaba y salsera.
La alabanza burda y ramplona al gobernador para ver si sacan ganancia.
Y si un día y otro y otro y otro la gente alrededor tira incienso al jefe máximo y casi lo declara un dios, su dios, entonces, el gurú se la cree y termina perdiendo el piso.
Los pueblos de Veracruz huelen a pólvora. Es la pólvora del feminicidio desbordado, fuera de control.
Y andar prometiendo que harán justicia suena a burla social.